NOTA: Escuchen la canción en multimedia.Hay quienes dicen que durante toda la vida sólo se tienen tres grandes amores y que cada uno te marca de diferente manera, Joy creía en eso.
El primero es aquel que comienza durante la adolescencia, el que te enseña lo que es el amor y a como querer, en donde cada momento se siente como una escena de película romántica... ese era Trevor. Tan mágico, tan especial, tan dulce y casi perfecto.
El segundo es ese que te enseña lo que es el dolor, al que te aferras con todas tus fuerzas aún cuando sabes que no es para ti, es ese con el que hubieras deseado estar para siempre pero no fue así, aunque sin embargo te enseña también a madurar y a ser fuerte en el futuro. Ese sin duda alguna era Daniel y describirlo a él o al tipo de romance que tuvo con Joy está de más.
Y por último, el tercer gran amor es el que apareció sin planearlo y pasó sin que ninguno se diera cuenta. Es el que cura las heridas, revive las mariposas y las esperanzas, el que te hace sentir plena y feliz, ese es el verdadero amor de tu vida... y todo indicaba que esa persona era Isaac Brenner.
Joy se alistó a si misma y trató de arreglar un poco la casa antes de que el hombre llegara. Colocó la mesa y en el centro dejó una de las tantas botellas de vino que tenían para ocaciones especiales, y esta la ameritaba.
Esperó pacientemente sentada en uno de los sofás de la sala de estar hasta que el rubio entró por la puerta principal.
—¿Qué pasó? Rachel me dijo que regresara, que era urgente. —entró diciendo preocupado.
—Si, —se levantó y caminó hasta quedar frente a frente con él— es urgente. Necesitaba decirte que... lo siento —suspiró y luego lo miró fijamente a los ojos lista para decirle todo lo que sentía por él—. Te amo Isaac Brenner. Siempre fuiste tú y no lo pude ver... quizá porque primero tenía que pasar por otras cosas antes de llegar a ti, pero ahora finalmente sé que tú y nadie más es el correcto. De ninguna manera podría destruir los años que llevamos juntos, hemos recorrido un largo camino desde que éramos mejores amigos en secundaria hasta que hicimos el amor por primera vez hasta ahora que... que te pido que te cases conmigo. Nunca estoy segura de lo que quiero, y siempre tengo miedo de tomar desiciones pero esta vez estoy completamente segura de que quiero pasar el resto de mi vida a tu lado.
Isaac estaba sin palabras, anonadado con la sorpresa.
Era lo que había querido escuchar desde que era un joven enamorado de su mejor amiga y por fin lo había logrado...
—Yo...
—Por favor, dime que si.—pidió por última vez.
—¡Si! —dijo entre lágrimas tomándola en sus brazos— Si Joy, sabes que nada me haría más feliz que estar contigo y nuestros hijos. Te amo, eres mi reina, siempre lo serás.
Ambos se abrazaron y lloraron juntos de felicidad, ya nada podía separarlos.
Daniel despertó luego de una noche de alcoholizarse hasta quedar inconsciente, un viernes cualquiera, en realidad, ya era rutina que cada fin de semana hiciera lo mismo, llevaba así durante cinco meses... desde que ella se fue y nunca más regresó.
Miró el reloj de su celular, se le hacía tarde para ir al gimnasio a tratar de sudar todo el alcohol que había ingerido la noche anterior. Era un "alcoholico responsable" sabía que ella nunca regresaría y trataba de hundirse con sus mejores amigos el Whisky y el Vodka, pero a su vez también sabía que tenía que continuar hasta morir así que por el resto de la semana se comportaba como un adulto normal que debía trabajar de lunes a viernes.
La nueva chica con la que se estaba acostando seguía dormida. Era muchos años menor que él, incluso menor que su ex novia... pero obviamente sólo tenía sexo con Daniel por su dinero, y porque seguro le haría un descuento en su nueva cirugía de nariz.
Él la agitó un poco para que ella despertara, pero sólo se quejó y se movió un poco entre las sabanas dejando su rostro blanco al descubierto. Su piel era casi tan blanca, sus labios tan rojos, su cabello tan negro como el de ella...
—Despierta. —le ordenó.
—No quiero.—se quejó somnolienta.
—Jo...
Tenían rasgos tan similares que aveces casi se le escapaba decir su nombre.
—Yo—alcanzó a corregir—tengo que salir, por favor vístete y vete.
—Que grosero eres.—dijo abriendo los ojos por fin.
—Vístete y vete. —repitió.
Un día era ella, en un mes podía ser otra chica pálida con rostro similar y después otra y después otra... así hasta el día de su muerte.
Esa era la vida que Daniel había elegido tener.
Quizá algún día me llames y me digas que lo sientes también.
Mientras tanto, ese mismo sábado en Evanston Joy O'Donell e Isaac Brenner estaban apunto casarse.
La familia de Isaac y amigos de ambos se reunieron en un precioso jardín cubierto de hojas otoñales, todos hablaban de lo linda que era la decoración y de como luego de tantos años al fin la pareja modelo del pueblo iban a casarse oficialmente.
La orquesta comenzó a tocar la marcha nupcial y Joy hizo su gran entrada usando un vestido entallado color blanco con un largo velo detrás.
Al verla, los ojos azules del novio se aguadaron; no podía aguantar la felicidad que le causaba ver a esa mujer caminar directo hacia él en el altar. Lo había soñado durante muchos años, lo había deseado desde aquella vez que tuvo que llevarla al baile en preparatoria porque su novio actual no podía ir.
Isaac Brenner debía haber hecho algo muy bueno en su vida pasada como para que ahora se le recompensara con el sueño de su vida.
Tanto la pequeña Danielle como su hermano mayor, Erick, llevaban en una almohada pequeña las sortijas que sus padres usarían para la eternidad. Y haciendo entrega de ellas, los adultos dijeron sus votos en voz alta:
—Joy, prometo amarte, cuidarte y respetarte hasta que la muerte nos... —suspiró— bueno, realmente no creo que ni la muerte logré separarme de ti, aún siendo un fantasma iré a donde tu vayas —los invitados rieron—. Te amo, y juro siempre estar a tu lado. Gracias por los años tan maravillosos que ya hemos pasado, vayamos por más. —colocó la brillante sortija en el dedo de su esposa.
—Isaac —dijo mirándolo a los ojos—, 17 años atrás si me lo hubieran preguntado jamás hubiera pensado que iba a terminar casándome con mi mejor amigo. Hoy más que nunca estoy segura de que tú eres mi destino, siempre fuiste tú, y aunque hubo dificultades en el camino hoy por fin nos uniremos en sagrado matrimonio. Prometo hacerte feliz todos los días, estar siempre a tu lado, en las buenas y en las malas, y amarte con todo mi corazón. No hay fecha de caducidad, lo haré por siempre.
Los invitados estaban realmente conmovidos con las palabras tan románticas de ambos, los dos parecían salidos de un cuento de hadas.
Luego de que Joy colocara la sortija en el dedo de Isaac, el padre los declaró marido y mujer, y la promesa se selló con un magnifico beso. Los invitados aplaudieron, los padres de Isaac lloraban, Danielle y Erick se abrazaban y sus padres sonreían más felices que nunca...
Así termina la historia, o más bien, así comenzaba la vida de Joy O'Donell... una vida feliz, casada, con hijos, con un esposo perfecto, con una vida perfecta, sin peleas, sin rencores, sin padres falsos, sin engaños, sin contratos... sin magia, sin viajes en el tiempo y sin Daniel Lee.Yo... no sé que decir ja, ja. Nunca había llegado tan lejos.
En fin, si llegaron hasta acá son todos unos guerreros.
Subiré después otra parte con mis agradecimientos de forma extensa, GRACIAS. ✨
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El mismo cielo en una época diferente.
RomansaJoy O'Donell estaba viviendo un cuento de hadas con el hombre perfecto, Trevor Black, con quien llevaba tres años de romance. Estaban a sólo unos días de casarse y vivir felizmente juntos; pero la noche de ensayo para su futura boda... Joy desaparec...