La hermana de Mathias|Federico Vigevani y tu|

Maldito.

El día que Fede subió esa foto que nos habíamos sacado ese mismo día cuando nos vimos, todo se había ido al... ¿cómo decirlo?

Se fue todo al carajo.

Mathias estaba más molesto y triste que nunca. ¿Por qué? Las personitas a las que más amaba estaban puteando a su hermana por el simple echo de que su mejor amigo subió una foto con ella.

Fede: Si querés la borro, Mathias.

Estábamos sentados en el sillón mientras Mathias daba vueltas por el pasillo intentando calmar su enojo, cosa que no funcionaba.

Mathias: Dejalo, ustedes no hicieron nada malo simplemente...

Nos miró apenado y salió de allí. Subió las escaleras y se escuchó como una puerta de cerraba con fuerza.

Sinceramente a mi no me molestaba mucho, pero a Mathias que lo conozco desde que es un niño, se enojada por casi todo. Y esto, no podría superarlo rápido.

Agustina: Chicos...

Nos llamó y la miramos.

Agustina: ¿No prefieren dar una vuelta? Yo intentaré calmarlo. ¿si?

Ambos asentimos y nos paramos. Fuimos hasta la puerta y nos fuinos sin antes saludar a Agus.

Caminábamos en silencio. Incómodo la verdad. Fede mirando el suelo con las manos en sus bolsillos, parecía triste. Yo en cambio iba con mi cara neutra, mirándolo de reojo. Llegó un punto donde teníamos que cruzar pero el semáforo estaba en rojo, pero Fede siguió caminando.

- ¡Fede!

Tomé su mano y se sobresalto cuando lo empuje para atrás.

- ¡Casi te atropellan!

Fede: ¡Bueno no me grites!

- Me asustaste...

Dije bajo.

Fede: Bueno, perdón.

Dijo frío y rodeo los ojos para, esta vez con el semaforo de nuestro lado, cruzar dejándome ahí parada. Corrí a él y me miró serio.

- ¿Qué te pasa?

Fruncí el ceño y desvió la vista mirando al suelo siguiendo caminando.

Fede: Nada.

Otra vez corrí a él y comencé a caminar a su lado. Bajaré de peso corriendolo.

- Decime que te pasa Fede.

Lo tomé del brazo y se soltó bruscamente.

Fede: ¿Qué te importa?

¿A este que bicho le pico?

- Me importa Fede, me estas tratando re mal cuando no te hice nada.

Lo mire esta vez muy enojada.

Fede: Bueno, si no te gusta como te trato andate.

Me dedicó una sonrisa forzada y se fue caminando de lo más tranquilo dejándome sola.

Maldito.

¿Qué bicho le picó a este eh? No le hice nada y me trata re mal.

Maldito, maldito, maldito.

Sin darme cuenta estaba caminando sin rumbo alguno enojada. Tenía ganas de pegarle a alguien. ¿Y si le pegó al niño que está allí jugando feliz?

No mentira. Sólo bromeaba.

Esta vez conocí al Federico que no pensé conocer nunca, al que se enoja sin sentido con una persona que sólo quiere que este bien. Pero que más da.