Separación

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Edward pov. 

Entre al departamento lo primero que vi fue a Bella sentada en el enorme sofá que estaba en la sala y a un lado de las escaleras estaban unas maletas... 

-Ya estoy aquí -dije sin preocupación alguna. 

-Vaya que fuiste rápido pensé que tardarías más -dijo. 

-De nada sirve que siga alargando las cosas -me senté en la mesa frente a ella. 

-Bien, solo tengo dos cosas que decirte -susurro. 

No la veía para nada mal pensé que estaría llorando, no es que quisiera verla de tal manera pero digo dos años de matrimonio... al menos pensé que le afectarían. 

-De acuerdo, ¿cuáles son? 

-En primera... ¿desde hace cuánto? -dijo firmemente. 

Fruncí el ceño, se estaba haciendo la fuerte. 

-Bella... 

-Te hice una pregunta. 

Suspire. 

-Cinco meses. 

Asintió. 

-¿Quiero el divorcio Edward? -dijo con voz rara, parecía querer llorar. 

-No me pienso negar a ello. 

-Bien. 

Se puso de pie y tomo las maletas que estaban cerca de la escalera. 

-Espera Bella quédate... yo.. 

-No, prefiero irme no podría estar en estas cuatro paredes llenas de mentiras, engaños y te amo falsos. 

-Bella yo si te ame. 

-No importa, eso ya no importa -una lágrima escapo de su ojo izquierdo-. Adiós. 

Salió por la puerta. 

Me quede ahí parado viendo como se iba... una parte de mi estaba alegre porque podría tener una vida junto a Leah pero la otra estaba triste como si hubiera perdido algo, un vació... negué con la cabeza de seguro solo es la costumbre de tenerla a mí lado siempre. 

Tome mi celular y marque el numero de Leah. 

-¿Diga? -contesto con voz agitada. 

Fruncí el ceño. 

-Leah, cielo Bella me acaba de pedir el divorcio ya podremos estar juntos los dos. 

-¿De verdad? 

-Sí, así que quiero que vengas a vivir conmigo. 

-Por supuesto mañana mismo me mudo a tu casa. 

Sonreí. 

-Bien, te quiero -no deje que contestara y colgué. 

Leah pov. 

Esa llamada si que no me la esperaba, al fin Edward y toda su fortuna sería mía... fue fácil haberme metido en su cama, en su mente... reí. 

-Leah ¿quén era? -pregunto Sam a mí lado.

-Nadie amor, era mi jefe al parecer nuestra vida ya esta asegurada. 

-¿En serio? No me digas que ya se separo de su esposa.

Asentí. 

-Perfecto, ya sabes lo que tienes que hacer -dijo viendo directamente a los ojos.

-Sí -dije-. Porque no festejamos -afirme. 

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