Guerra

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Edward pov. 

Hace unas horas que Bella se había quedado dormida, Anthony se había acostado a un lado de ella, estaba por llegar la media noche y aún me encontraba despierto viendo por la ventana que se encontraba en el salón. 

Escuche unos paso acercarse a mí por el reflejo de la ventana vi que era Alice. 

-Hola. 

-Hola, ¿no deberías estar dormida? -preguntó. 

-Lo mismo te podía preguntar yo a ti sabes. 

-Tienes razón -suspiro-. No puedo dormir -digo. 

-Somos dos, todo lo que esta pasando me tiene preocupada nunca había visto a Bella en ese estado. 

-Créeme que yo tampoco, siempre ha mostrado ser una mujer fuerte que no le teme a nada que enfrenta a todo el mundo con la cara en alto puede que por dentro este destrozada pero nunca lo dejaría ver a los demás -hice una pausa-, cuando estaba molesta o triste por alguna razón siempre veía sus ojos ellos nunca me mentían. 

Sonrió. 

-¿Puedo preguntarte algo? 

-Dime. 

-¿Por qué engañaste a Bella? 

Suspire, vi el mini bar y me acerque por un trago. 

-Aguarda... -dijo. 

La mire. 

-Se lo que te hará mejor que un simple trago. 

Asentí. 

Alice desapareció por la cocina, cuando pasaron diez minutos regreso con dos tazas humeantes, me entrego una. 

-¿Chocolate caliente? -pregunte incrédulo. 

-Mi mamá siempre nos preparaba una taza de chocolate cuando no podíamos dormir además creo que te hará mejor que hogar tus penas en copas y copas. 

Nos sentamos en el sofá. 

-¿Y bien? 

-Alice, la verdad es que no tengo una respuesta para eso. Amo a Bella. Cuando conocí a Leah... no sé todo se salió de las manos mi excusa era de las más patéticas. 

-¿Cuál?

-Que soy hombre y tenías mis necesidades y que apareciera Leah me resulto fascinante. Simplemente me deje ser. 

-La verdad es que sí es una excusa patética. 

-Lo sé -solté una risita pero sin humor. 

-¿Sabes? Siempre pensé que eras un hombre de lo peor por lo que le hiciste a Bella pero hoy solo veo un hombre que esta arrepentido por lo que hizo en su pasado que cometió un error pero que aprendió de él. Te imaginaba como esos señores gordos prepotentes que piensan que todo el mundo estará a sus pies con tan solo un chasquido de sus dedos, que piensan que por tener dinero pueden comprar a todos. 

Reí. 

-Bueno la verdad es que si era prepotente y si me gustaba tener el mundo a mis pies pero me arrepentí en el mismo momento en que me di cuenta que me hacía falta Bella ¿sabes, que quería castigarle por lo que me había hecho?

-¿QUÉ? -grito pero luego se calló-. ¿Qué?

-Es verdad por mucho tiempo quise encontrarla para hacerle pagar por haberme abandonado, por no haber luchado por mi. 

Alice río pero bajito. 

-Eres un idiota. 

-Lo sé. 

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