"La depresión es esa sensación que entra en tu cuerpo y te dice que debes hacerte daño".
Narra Andy:
Llegue a la escuela apresurado ya que era un poco tarde y aun buscaría a Ashley para preguntar donde estuvo anoche.
Justo la vi a lo lejos caminando por el pasillo y la alcance para hacerle compañía y preguntarle.
-Ash –Le hablé.
- Amor –Dijo, al tenerme ya enfrente y me dio un beso en los labios.
- ¿Dónde estuviste anoche? –Pregunte caminando al lado de ella.
- En mi casa –respondió. Me estaba mintiendo.
- Fui a buscarte y tu padre me dijo que estabas en casa de Camila–Dije.
- Bueno, si, fui a verla –Pude notar su nerviosismo ante su voz.
- Fui a verte ahí también –Divise a Camila a lo lejos, pero no le di importancia en lo más mínimo.
- ¡Andy! –Chillo.- Deja de buscarme por todas partes, ¿piensas que te engaño? –Negué.
- No, pero ¿Por qué mientes? –pregunte.
- No miento –contesto.
- Sí, a tu padre, a mi –Dije, realmente enojado.
- ¿Sabes? No creo que siga funcionando lo nuestro, me estas hartando y todo lo estas mandando al caño –Gritó, obteniendo la mirada de los que pasaban.
- ¿Ósea yo? –Dije irónico.- No sabes que, haz lo que quieras ¿vale?
Camine más rápido alejándome de ahí e ir a mis clases, ¡no se qué mierda le pasaba!
Recordé que aun le debía dinero a Camila,así que cuando termino la primera clase fui en busca de ella para darle su dinero.
La continuación de las clases pasaron aburridas y esta vez no me quede hasta tarde porque estaba enojado con Ashley.
Narra Camila:
-¡Luciano! ¡Luciano! ¡Luciano! –Le grité al verlo a la salida.
Corrí hasta donde él estaba, se dio la vuelta y me miro confundido.
-¿Qué pasa? –Pregunto, cuando ya estaba cerca de él.
- Necesito un gato –Le dije, conteniendo la respiración ya que había corrido.
- ¿Un gato? –Asentí.- ¿De dónde quieres que saque un gato?
- Enserio, lo necesito a-ho-ra –respondí.
- Podrías pedirle uno a Juan–Se encogió de hombros, se dio la media vuelta y siguió su camino dejándome parada sin esperar a que dijera algo.
¿Qué carajo le pasaba?
*
Llegue a casa abrumada de tanto pensar de donde traería a un gato. Debía darme por vencida, Juan podría venir en cualquier momento y no me daría tiempo.
Avente mi bolso por un lado y me tire en el sofá.
Me quede viendo un rato televisión. El timbre comenzó a sonar y ahí comenzó mi nerviosismo, era Juan. No podía ser otra persona, me refiero ¿Quién vendría a buscarme? Luciano, tal vez. Pero al parecer estaba enojado conmigo.
Me levante y me dirigí a la puerta, pensé unos segundos antes de abrir y encontrarme con él. Tenía sus manos en sus bolsillos y se mecía en puntitas hacia adelante y atrás.
-Hola –Saludo en cuanto me miro.
- ... Hola –conteste.
- ¿Cómo te va? –Pregunto sonriendo.
- Ahm, bien... ¿A ti? –Pregunte.
- Igual... ¿Puedo ver a tu gato? Duke, ¿cierto? –Pregunto, justo lo que menos quería que preguntara.
¿Qué le diría ahora? ¿La verdad? Pues, no me quedaba de otra.
-Ah, eso... murió –Solté sin saber lo que decía.
- ¿Ah? –Dijo confundido.
- Si, murió Juan
Se incorporo un silencio incomodo, para mí. Después de unos minutos hablo.
-Vaya que gusta mentir –rió irónico.
- ¿Ah? –Fruncí el seño.
- Sí. Ya sé que no tienes un gato –Afirmo.
- ¿De qué hablas? Si tengo uno –Trate de insistir.
Rió por lo bajo.- Creí que había muerto.
-¿Por qué haces esto? –pregunte.
- Quería saber hasta dónde podías llegar a mentir –contesto.
- Ahora que ya sabes puedes largarte, no quiero tu lastima –Dije entre dientes impidiendo romper en llanto.
- Solo quiero ayudarte –Dijo en forma de suplica.
- Pero yo no quiero que me ayudes, solo no lo intentes, no la quiero. Y si lo haces juro dejar de hablarte –Dije, dejando escapar una lagrima.
- ¿Valdrá la pena? –pregunto.
- ¿Qué?
- El intentar ayudarte y que me dejes de hablar –Explico.
- No... –Interrumpió.
- Lo intentaré, creo que si no lo intento, nunca lo sabré –Dijo mientras se encogía de hombros.- No se qué vivas, no sé qué sientas, pero si tú me permites saberlo prometo no lastimarte
- No me prometas nada –Musite audible.
- Mírate –Tomo una de mis manos.- Por favor, mírate un instante y analiza todo lo que estas haciendo.
- Me odio... –Susurré.
- No digas eso –Sentí sus brazos rodearme.
- Por favor vete –Me separé de él.
- Pero... –Lo interrumpí.
- Vete –Musite.
- De acuerdo, me iré. Pero no voy a dejarte en paz, por más que me lo pidas –Aseguro.
No dije nada, ni él. Se dio la vuelta y se fue de ahí. Entre a mi casa y cerré la puerta para luego romper en llanto.
Él ya lo sabía. Solo me estaba probando.
*
-Vete de la casa –Gritó.
Escuche gritos provenientes de abajo, me había despertado.
Baje sin hacer ruido y vi a mis papás, peleando... De nuevo.
Mi madre estaba llorando y rogaba porque se fuera y el solo le gritaba lo cuan puta era.
-¡Ya cállate, la vas a despertar! –Gritaba mi mamá.
- Ustedes no sirven para nada –gritó mi papá.- Ambas son unas completas putas
Esto era horrible. Subí de nuevo a mi habitación y tome la navaja que estaba debajo de mi cama, me introduje al baño.
Me mire al espejo, mis ojos abundándose de lágrimas.
-¡Te odio! –Grité.- ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! –Gritaba mientras golpeaba al espejo haciendo que este se rompiera y me sangraran las manos.
Me tire al suelo llena de sangre. Lloraba no del dolor que sentía afuera, sino toda la carga que llevaba adentro.
Y solo me preguntaba porque me había tocado vivir esta vida.
Me odiaba tanto, me odiaba hasta morir.
*
Después de un buen rato lave mis manos y busque en el botiquín del baño vendas y enrollar mis manos en estas.
Me recosté en la cama y cerré mis ojos para intentar dormir.
*
Me levante y cambie mis vendas por unas limpias, enseguida me vestí para ir al instituto.
Baje y mis padres ya no estaban. Solo tome un vaso de leche y salí para al instituto.
Hoy me iba a costar escribir por como llevaba las manos. Todas vendadas, sí que me había lastimado.
Justo cuando llegue al instituto fui directo al baño. Necesitaba aflojar las vendas para poder escribir.
Las acomode y salí para ir a mi casillero y sacar mis libros.
-Torpe –Pronunciaron.
Me giré y era Greg quien había dicho eso. Solo lo miré por unos instantes e iba a seguir caminando pero lo impidió tomando una de mis manos, ¡Oh mierda, si que dolía!
-Suéltame –Musite.
- ¿Qué carajo te paso? –rió.
- Nada que te importe –Dije entre dientes.
- Seguro te paso por idiota –Dijo.
- Suéltame –repetí.
- No quiero –Aseguro.
- Me lastimas, suéltame –Presione mis ojos.
- Suéltala Greg –Dijo, esa voz que podría reconocer siempre. Solo era de una persona, por la cual suspiraba y moría lentamente, Andy. Abrí mis ojos, si era él, pero ni siquiera me miraba a mí.
- ¿Ahora vas actuar como Juan? –Pregunto burlón Greg.
- No, me da igual Juan, tenemos clases –Aclaró.
Greg me soltó y me dio una mirada matadora para luego irse con Andy.
Llegue a mi casillero y comencé a sacar lo que necesitaría rápido, ya estaba comenzando la primer clase. Lo hacía con dificultad, realmente dolían mis manos.
Llegue al salón y el profesor ya estaba dando su clase.
-Buenos días profesor, ¿me permite pasar? –pregunte desde la puerta.
- Es tarde, así que no –respondió.
Por impulso vi a Holly quien se reía de mí. Asentí y regrese a mi casillero a meter el libro de esta clase perdida.
Me senté en una de las bancas que daba hacia el campo de beisbol.
-¿No entraste a clases? –Pregunto, mientras sentía que se sentaba al lado de mí.
Giré mi vista hacia la persona que había dicho eso.
Era Luciano.
-La perdí –Bufe.
- ¿Viniste tarde? –Negué.
- Greg –Musite.
- Mierda, me las pagara a la hora de salida –Gruño.
- No –Dije rápido.- Déjalo así... –Pause.- ¿Por qué no me hablabas? –Pregunte.
- Si te hablaba, solo andaba de mal humor –contesto.
- Ah –Alargue.
- ¿Te presto el gato Juan? –Pregunto.
- Necesitaba impresionar a él con el gato –Bromeé.
No vi rastro de alguna risa de él. Estaba completamente serio.
-¿Te gusta? –Pregunte.
Me eché a reír ante su pregunta, ¿Por qué hacía esa pregunta?
-Estás loco –Dije entre risas.
- ¿No? –Pregunto confundido.
- Era broma –respondí parando mi risa.
- Entonces, ¿no te gusta?
- No –Aseguré.- Tú sabes realmente quien me gusta
- Si, Andy, el imbécil que no te da ni la más mínima atención, quien solo te ignora –Se levanto de golpe.- Estas estúpida –Dijo, y se fue de ahí.
Al menos un día, solo un día en el que mi día pueda comenzar bien ¿es mucho pedir?
Mi vista se volvió nublada tan rápido como pude me levante y salí corriendo al baño.
Ni siquiera había preguntado como estaba, o por las vendas que traía.
No llores, no llores, no llores; repetía en mi mente.
Narra Andy:
Llegue a la escuela, era tarde camine rápido por los pasillos, divise a Greg quien tenía agarrada a Camila ¿Qué mierda hacia?
Me acerque a ellos.
- Me lastimas, suéltame –Dijo ella, tenia cerrado los ojos.
- Suéltala Greg –Dije, llegando cerca de ellos. Se notaba que le dolía, además tenía vendadas las manos.
- ¿Ahora vas actuar como Juan? –Pregunto burlón Greg.
- No, me da igual Juan, tenemos clases –Aclaré siendo pasivo. No específicamente era por las clases, me daba igual si Greg entraba o no, pero pobre chica.
Greg la soltó y nos fuimos de ahí para ir a clases.
Me sacaron de la clase por estar platicando con Greg. Me aproxime al pasillo de los baños, necesitaba ir a poner agua en mi cabello.
La vi correr hacia el baño y encerrarse, camine más rápido y me acerque a la puerta, coloque mi oreja y podía escucharla sollozar.
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Tᴜ ʙʀᴏᴍᴀ ᴀᴜ́ɴ ᴇs ᴅɪᴠᴇʀᴛɪᴅᴀ?(Editando)
Teen Fiction¿Quieres llorar? Llora. ¿Quieres gritar? Grita. ¿Te cortaste? Bien, cada vez que mires tus marcas sabrás que fue una guerra perdida y no ganaste nada.