Capitulo 34

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"- ¿Y esas cicatrices? - Son marcas de guerra. - ¿Guerra? ¿Contra quién? - Contra mí misma."

Mi mirada posada a los que jugaban béisbol. Aun no era mi turno para entrar a jugar, el profesor de deportes había juntado tres grupos para dar la clase ya que se iría antes.

Divise a Juan quien le tocaba batear. Me miro y sonrió, por lo que le devolví la sonrisa.

Después de unos minutos sentí la presencia de alguien enfrente de mí, pues tenía la mirada perdida en el suelo.
Levante mi vista y me encontré con Juan, quien sonreía.

–Hola –Dijo, mientras se sentaba al lado.
– Hey –Dije, mientras lo miraba acomodarse. – ¿No estabas jugando?
Rió por lo bajo.
–Tres strikes –Contesto.
–Ah... –Alargue.
Puse los codos sobre mis piernas y seguí mirando hacia los que ahora jugaban.

Sentí la mano de Juan subir la manga de mi sudadera. Comencé a tensarme.

– ¿Qué haces? –Dije, rápidamente mientras me giraba a verlo y acomodaba mi sudadera.
– ¿Qué tienes ahí? –Pregunto mirando mi antebrazo.
–Nada –Titubee.
–Quiero ver –Insistió.
–No –Puse mi brazo atrás.
Su mirada se encontró con la mía.
–Déjame ver –pidió.

Después de seguir insistiendo, él tomo mi brazo con delicadeza e hizo de nuevo lo que estaba haciendo.
Levanto la manga hasta dejar al descubierto mis cicatrices.
Trago duro y volvió a mirarme.
–Tengo un gato –respondí. Baje rápido la manga y quite mi brazo de ahí.
–Eso no creo que lo haya hecho un gato –Frunció el ceño.
– ¡Camila tu turno! –Gritó el entrenador.
Me había salvado.
De un impulso me puse de pie y corrí hasta mi posición.


Narra Andy:

Observaba hacia la pizarra, la profesora escribía la tarea para la siguiente clase.
No había copiado nada aun. El timbre comenzó a sonar y todos comenzaron a apresurarse para terminar de copiar y así mismo salir como rayo del salón.

Acomode mi mochila y salí del salón, a lo lejos divise a Juan quien venía todo sudado hacia mi dirección.

–Hey –Dije, al tenerlo más cerca.
Me miro y solo levanto la cabeza en forma de saludo.
Con la palma de su mano limpio su sudor de la frente.
–Andy, ¿a qué te referías ayer que preguntaste por Camila?
– ¿Por qué?
– ¿Es sobre esos cortes que tiene? –Volvió a preguntar.
Me le quede mirando por unos segundos sin responder.

–Contesta Andy–Apresuró.
Asentí.
–Me di cuenta cuando estábamos en el campo de beisbol.
–Tenemos culpa, Juan–Musite.
– ¿De qué estás hablando?
–Hable con Jazmin, es psicóloga. Posiblemente sea por las humillaciones que hicimos anteriormente –Explique.
Juan comenzó a negar, él de alguna forma no quería que eso fuera cierto, tanto como lo quería yo.

– ¿Me estas jodiendo?
Negué.
–Por eso te pregunte, quiero ayudarla. La encontré en el baño sangrando, y vi sus marcas –Dije exasperado.

Se dio la media vuelta y regreso por donde venia antes.

– ¡Hey Juan! –Llamé, pero no se giro a verme.

Narra Camila:

Fui de regreso a las bancas.
Me senté y comencé a sobar mi tobillo. Al correr se había doblado y tuve una caída.

– ¿Como está? –Menciono alguien, alcé mi vista y era Juan.
–No es nada grave –Respondí. – ¿Ya jugaste?
Asintió.
–Fui uno de los primeros, luego fui a ducharme –Contesto, mientras tomaba asiento a mi lado. –Por cierto, buena caída –Rió.
–Cállate –Lo fulmine.

- Camila ¿podemos hablar? –Dijo esa vos que yo ya conocía. Quite mi vista de Juan y la volví a Luciano.

–Dime
–A solas –Miro a Juan. Este entendió y se puso de pie para luego alejarse.

–Quiero que me expliques esas cicatrices –Escupió.
Lo observe analizándolo, ¿Qué se suponía que diría ahora?
Es tu maldita culpa.
Tu;Greg;Andy;Holly;Kate;el resto del instituto.
Mis padres.
Las voces de mi cabeza.

–No te voy a explicar porque sería perder mi tiempo... –Musite, después de un momento de no responder.
– ¿Quién tiene la culpa de todo esto?

Me levante aun sintiendo un poco de dolor en mi tobillo. Sentí mis ojos comenzar a humedecerse, pero no quería llorar. Reprimía mis lágrimas para que no salieran a flote.

Intente irme de ahí, pero me detuvo. Agarro mi brazo y no permitió que saliera corriendo, aunque eso sería casi imposible ya que tenía el tobillo lastimado.

–Quiero irme, por favor –Susurré. Lo mire suplicante, mis lagrimas no demorarían en salir.

– ¿Qué pasa contigo?

Se me caían las lágrimas, quería salir corriendo.

–Es mi culpa –Murmuró.
Poco a poco fue soltando su agarré, él fue el primero en irse ahí.
Después de observar cómo se alejaba, me fui yo del campo.
Limpie mis lágrimas.
Camine hacia la enfermería, justo lo que había recomendado el entrenador antes de ir a sentarme. Luego iría a ducharme.

*


Termine de acomodar mis libros en el casillero, ya habían terminado las clases, no quería cargar todos los libros y preferí dejarlos acá.

Sentí la presencia de alguien atrás de mí.

–Lo siento –Musito, esa vos ronca que ya conocía, Luciano.

Voltee a verlo después de haber terminado. Tenía sus manos en sus bolsillos y su vista en mí.

Apreté mis labios y dije:
–Basta. Basta de decir "lo siento" después de haberme hecho sentir una mierda, Luciano.

Guardo silencio y solo me miraba, esto me hartaba.

– ¿Como estas? –Dijo, ignorando completamente lo que había dicho.

¿Esto era enserio? Solo un, "¿cómo estás?" Este chico me estaba jodiendo más ¿Quién mierda se creía?
No podía solo venir y decirme eso, cuando había dicho que parara de hacerme sentir más mierda de lo que ya era, o bueno eso daba a entenderle de alguna manera.


–Estoy bien –respondí lo más fría posible.
–Ya deja de mentirte a ti misma. No estás bien y lo sabes –Exclamo.
– ¿A ti que mierda te importa?
–Tú me importas.

Tᴜ ʙʀᴏᴍᴀ ᴀᴜ́ɴ ᴇs ᴅɪᴠᴇʀᴛɪᴅᴀ?(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora