Capitulo 48

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  "Somos demasiado jóvenes para ser tan infelices"

El chico acomodo su cabello desordenado para luego llevar su dedo índice al timbre de la casa de Camila. Toco dos veces consecutivas y después de unos minutos su padre salió.

–Buenas noches –saludo Luciano. – ¿Se encuentra Camila? –pregunto tímido. Pues el padre de Camila, lo asustaba.

–Buenas noches. Sí, adelante –le dijo, y se hizo a un lado para que de tal forma Luciano se adentrara.

Ella entró al baño y se detuvo enfrente del espejo observando la peor mierda; su reflejo.
Detenidamente se observo, y pensó una vez más "¿Andy quería besarme?"
Odiaba el simple hecho de que le afectara.
Odiaba no poder controlar sus sentimientos hacia él.
Tenía los ojos cristalizados y estaba a punto de llorar.

«Tenias la oportunidad de besarlo, ¿Qué mierda pensabas? »

–Lo odio –Susurró y lagrimas comenzaron a caer resbalando por sus mejillas.
Su mente le decía "ya no te hagas más daño" pero su autoestima insistía "nunca le gustaste y nunca le gustaras".

Por el rabillo del ojo pudo divisar una de sus navajas que estaba junto a su pasta dental.
La angustia comenzó a invadirla y su respiración se comenzaba a acelerar.
Necesitaba hacerlo, lo necesitaba ahora.

Con un ágil movimiento tomo la navaja en sus manos y rápidamente la puso sobre su muñeca descubierta llena de cicatrices.
Estaba asustada, yacía días no lo hacía.
Maldito Andy.
Malditos sus sentimientos.

Presionó sus ojos, lista para hundir el filo de la navaja en su piel.
–Me odio.

Y justo cuando iba a hundir el filo, entró él. Sin pensarlo dos veces corrió a ella y la abrazo, quito la navaja de sus manos y la aventó lejos de ella.


–Estoy aquí –Le susurró.

–Pensé que era lo suficientemente fuerte. Lo siento, lo siento, lo siento –repetía en sollozos.

Se volteo y hundió su cara en el pecho de Luciano. Se sentía tan mal.

–No te preocupes, todo estará bien –dijo creyéndoselo más para sí mismo

 [...]

Después de que ella se tranquilizara regresaron a la habitación. Luciano la ayudo a sentarse en su cama y él jalo una silla para sentarse justo enfrente de ella.


Luciano después de insistir preguntando qué había pasado ella comenzó a contarle lo de Andy. El chico  no pudo evitar sentirse un poco celoso, pero claro no demostraría nada ante ella, más que solo asentía a todo lo que decía.

–Tienes miedo –le dijo. –Miedo porque lo quieres, y solo con verlo retrocedes el tiempo y recuerdas todo el daño que te causo –explico.

–Lo odio

–Lo quieres –contradijo.

– ¿Alguna vez te ha gustado una persona a la que no le gustas?

Media sonrisa se formo en la cara del chico haciendo notar uno de sus hoyuelos. –Sí, tú me gustas.


La chica comenzó a sentirse nerviosa y ya no sabía que decir.
Recordó cuando se había besado con Luciano, lo quería. Pero no de la forma a la que él le hubiera gustado, no podía.

–No te preocupes, luego pasara y será como la cosa más normal del mundo –dijo para evitar la pequeña incomodidad que sentía.

–No sabes lo mal que me siento –Agacho la cara.

–Ni yo al saber lo que sientes por Andy, Camila. Pero eso no cambiara que te quiera como lo hago ¿entiendes?


Lucianose acercó a ella y la abrazó, no la quería presionar. Estaba consciente que ella no lo veía como algo más que amigos, por lo que no debía insistir con el tema.


–Si lo quieres no huyas –Aconsejo.

{...}

El viento pegaba con la acera, las hojas de los arboles eran arrancadas y volaban entre sí. Sentada en la banqueta de la entrada de su casa abrazándose a sí misma.

"– ¿Me besarías?" No podía sacarse de la cabeza a Andy, y se sentía estúpida por no hacer lo que tanto anhelaba.


A lo lejos diviso a una persona con campera acercándose a su dirección, cuando pudo estar más cerca se dio cuenta de que era Andy

[...] 

el chico se dejo caer a su lado, ambos se miraron y un brillo se formo en los ojos de la chica.

–Hola –le dijo Andy.

Ella simplemente sonrió en forma de respuesta.

–Hace frió y estas afuera, ¿pasa algo? –le preguntó y ella solo se limito a negar. – ¿Acaso no hablas?

Rió. –Pensé que no vendrías.

–Bueno, –pauso. –Creí haber hecho mal las cosas y solo decidí alejarme de ti, claro, por un día. No soportaría el hecho de dejarte sola –le sonrió.

–Igual y no te extrañe –le dijo ella en tono orgulloso. ¿Pero a quien engañaba? Sola ella se engañaba, porque sí que lo había extrañado... y demasiado para no verlo solo 24 horas.

–Lo sé –rió por lo bajo. –Pero yo a ti sí, Camila.

–Yo solo extraño cuando no son sábados –le dijo. –Y los días como hoy, me siento aterrada sabiendo que mañana será lunes y tendré que verle la cara a Greg y a Holly.

–Yo solo extraño los días cuando no te veo, como ayer.

– ¿Quieres callarte? –pidió.

– ¿Quieres besar... –Calló antes de terminar la oración arrepintiéndose.

– ¿Besarte? Si, si quiero. ¿Y sabes que más quiero? Que...

Andy la tomo de las mejillas y la acerco a ella para besar su nariz. ¿Gracioso no? Su nariz.

–Tranquila, no te voy a besar si no quieres –le susurró al ver su expresión. Se había asustado y sonrojado a la vez.
Maldito Andy, la ilusiono pensando en que si la iba a besar.

Ambos chicos se quedaron el silencio por un buen rato. Solo ellos dos, acompañados del frió viento. Queriendo encajar.

–Andy... –Llamó y volteo a verla mientras ella desviaba la mirada. –También te extrañe...

El moreno sonrió en forma satisfactoria, justo eso quería oír.  

Tᴜ ʙʀᴏᴍᴀ ᴀᴜ́ɴ ᴇs ᴅɪᴠᴇʀᴛɪᴅᴀ?(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora