"Mamá no puede saber que su hijita piensa en suicidarse y debajo de esas mangas tiene cicatrices."
–El director quiere que vayas –Dije, mientras tomaba un vaso de agua.
Ella hacia la comida.
– ¿Qué hiciste? –Me miró.
–Golpee a una chica –Dije el vaso a mitad de agua sobre la mesa.
– ¡Puros problemas! –Exageró. – ¡No sabes hacer otra cosa más que traer problemas! ¡No sirves para nada! –Echo en cara.
De mis ojos ya comenzaban a caer lágrimas. Había dolido de verdad.
–De acuerdo... –Susurré, destrozada.
Subí a mi habitación, como siempre lo que hice fue sacar la cuchilla de mi caja y el resto...
–Ya no quiero sentirme así, por favor... –Susurré. Apreté mis ojos, mientras hundía el filo en mi piel, en las mismas cicatrices que había provocado antes.
Narra Andy:
Esto enserio se estaba saliendo de control. Jamás en mi vida pensé verla así, por un momento pensé que también me golpearía.
Algunos de los alumnos restantes que se encontraban chismeando ayudaron a Holly para llevarla a la enfermería mientras el subdirector había llevado a Camila a la dirección.
Luciano estaba igual que yo, asombrado.
–Necesito ir a verla –Murmuró.
–Ella está mal, Luciano...
Me miro, sus ojos estaban llorosos y me miraba amenazante.
–Tú no entiendes, Andy–Apretó la mandíbula.
–Pues si no me dices, ¿cómo quieres que entienda? –Dije exasperado.
– ¡Es tu maldita culpa! –Me apunto con su dedo índice. –Holly se lo tenía merecido y lo sabes.
No respondí.
–Nadie tiene idea de lo que pasa en ella, en realidad –Musito, derramo una lagrima que rápidamente limpio.
–Quiero ayudarla, Luciano.
– ¡Es que no entiendes! –Gritó. –Ella no quiere, no te lo va a permitir, mucho menos a ti quien la ha hecho mierda por mucho tiempo...
–Lo sé, Luciano. Ya deja de recordármelo. Pero deja de esperar a que te diga "Luciano, ayúdame" porque ambos sabemos que eso no pasará –Dije. Pase por un lado chocando hombro con él.
Pase mi mano por mi cabello desesperado, no quería que esto me siguiera importando, pero sabía perfectamente que ella me importaba. Yo la había destruido, no podría vivir toda mi vida con esto.
–Amor –dijo, eleve mi vista para encontrarme con Ashley. –Me han dicho que la torpe ahora es una salvaje –rió burlona.
Fruncí el ceño y dije:
– ¿Amor?
–Ajá, ¿eres mi novio, no? –Se desvaneció su sonrisa.
–No, no cuando tú quieras –Lamí mis labios.
– ¿Terminamos? –Chillo incrédula.
–Desde el momento en el que me ignoraste –Aclaré. Quería a Ashley, pero no era idiota.
Después de haberme llamado "idiota" se fue de ahí dejándome solo.
Ya no seguiría.
Camine hasta el estacionamiento, hasta subir a mi auto y encenderlo.
Narra Camila:
Toda la tarde había estado durmiendo. Escuche los pasos acercarse a mi habitación, suponía que era mi mamá quien venía del instituto.
Toco la puerta un par de veces, sigilosamente me levante de la cama para ir a abrir.
Gire la perilla lentamente hasta abrir la puerta y encontrarme con mi mamá quien se veía furiosa.
Paso hasta estar dentro de mi habitación y me volteo a ver con su mirada asesina de madre.
–No entiendo, Camila–Murmuro.
La mire confundida, ¿no gritaría?
–Te juro que no te entiendo –repitió. –Dime, ¿Qué quieres? ¿Qué quieres hacer de tu vida? Ni siquiera haces algo acá en casa, la única obligación que tienes es estudiar. No te entiendo, creo que ahora necesitas un psicólogo –Fruncí el ceño al escuchar que necesitaba un psicólogo. –Acaso, ¿quieres dejar de estudiar? Si es así, puedes comenzar a trabajar.
Este no era el punto. Apenas había tenido una pelea y ya lo notaba como si el mundo se fuera a acabar. No pretendía que ella me entendiera, jamás lo haría porque ni yo me entendía.
– ¡Contesta, no te quedes callada! –Alzo la voz.
Y no dije nada, solo la miraba apretando mis labios. Mis ojos ya estaban empañados con lágrimas amenazando por salir.
–Dime, ¿ya no quieres estudiar? –Seguía con el mismo tono de voz. –Si eso es lo que quieres, mira que haces de tu vida –Salió de mi habitación dejándome sola nuevamente.
–Mamá, tú nunca lo entenderás... –Susurré.
Limpie mi nariz que escurría con la parte de atrás de mi mano. Mis lágrimas ya recorrían mis mejillas.
Tome mi teléfono que estaba en la cama, lo metí en el bolsillo de atrás de mi pantalón y salí de mi habitación.
Baje las escaleras casi corriendo, abrí la puerta de mi casa y antes de salir escuche a mi mamá gritar:
– ¡No vas a salir!
La ignore por completo y cerré de un portazo.
Camine hacia el Central Park, donde había estado antes junto a Lucas. Donde me había besado con Lucas.
Sonreí con nostalgia al recordar ese momento. No es que estuviera enamorada de él. Pero cuando sientes que nadie gusta de ti y miras a algún chico atractivo que intenta hacer una amistad rápido piensas en que le gustas y que él te gusta.
– ¡Oye! –Escuche a alguien gritar.
Me giré a ver quien había gritado.
–Lucas–Mencione.
Corrió hasta donde me encontraba, hace días no sabía de él y justo estaba pensando en él.
–Ho...la –Dijo con voz entre cortada, estaba agitado por correr.
–Hola –Apenas pude sonreír.
–Hey, ¿Qué pasa? –Normalizo su voz.
Negué, no quería hablar de ello.
–Me alegra verte, no he podido ir a tu casa porque estoy asistiendo a un psicólogo –Explico. Enarque una ceja, ¿a un psicólogo? –Verás, pues he tenido traumas al ver como mi papá maltrataba a mi mamá y pues creo que es muy pesado cargar con eso –Continuo.
– ¿Cómo va todo con tu papá? –Me anime a preguntar.
–Lo extraño –Dijo triste. –Pero lo voy a visitar, mi mamá no me ha prohibido eso.
–Me alegra, de verdad Lucas
–No te noto bien, ¿pasa algo?
–Realmente todo va mal –respondí, un sollozo se me escapo. En cualquier momento rompería a llorar de nuevo.
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Tᴜ ʙʀᴏᴍᴀ ᴀᴜ́ɴ ᴇs ᴅɪᴠᴇʀᴛɪᴅᴀ?(Editando)
Teen Fiction¿Quieres llorar? Llora. ¿Quieres gritar? Grita. ¿Te cortaste? Bien, cada vez que mires tus marcas sabrás que fue una guerra perdida y no ganaste nada.