Capitulo 44

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"Noche tras noche, lágrima tras lágrima."

Narrador omnisciente:

Ella siguió caminando mientras lagrimas resbalaban por sus mejillas. Ambas manos sostenían su nariz ensangrentada.

Sentía ser una persona a la que todo le duele, sentía dar pena, sentía ser una inútil, sentía no ser fuerte, sentía dejar que ellos ganaran una vez más.

Había tenido un día triste, como los anteriores. Sus pesadillas estaban regresando, estaba cometiendo los mismos errores, su vida era tan enredada que siempre se repetía lo mismo.
Estaba cansada, cansada de todo esto llamado "vida".
Estaba teniendo pensamientos suicidas, no lograba comprender en lo que se había convertido después de todo.

Quería dejar de llorar, dejar de hacer las cosas mal, quería no decepcionar a nadie... Ella solo quería aceptarse a sí misma.

No aguantó más, esos días en los que había dejado de autolesionarse se fueron a la mierda, la ansiedad la volvía a invadir, esas ganas de sentir recorrer sangre, solo así sintiéndose satisfecha.

Ya no tenía ganas de seguir aguantando todo esto, quería morirse. Pero no podía suicidarse, ganas no le faltaban, pero por cobarde no lo hacía.

Era duro luchar con sus propios miedos, las voces que la atacaban y aun así la incitaban a hacer lo que hacía.



Limpio su nariz con un trapo húmedo, se quejaba del dolor, era tan intenso que ya no quería seguir limpiándola.

Se miró al espejo con cierto asco, lo único que encontraba eran imperfecciones.

Estiro su brazo dejando a la vista sus cicatrices, eran horribles.
Le dolía tanto, porque cada una traía recuerdos.

Camino con paso sigiloso a su buro y de la gaveta saco una pequeña navaja que estaba sin usar yacía días.

Ella decidida volvió a abrir las heridas de su piel como las de su corazón.

La depresión era como una guerra, y ella tenía dos opciones; intentaba ganarla o moría intentándolo.

Se sentía tan enojada consigo misma, lo estaba volviendo a hacer, se repetía la misma historia, la misma rutina de siempre.

Siendo insultada, nuevos cortes, nuevas heridas.

Y de un momento a otro se hundió, cayo y ya no pudo levantarse. Se largaba a llorar mientras sangre volvía a caer de sus muñecas y el dolor en su pecho que se oprimía.

¿Por qué nadie estaba para detenerla? ¿Nadie notaba lo que estaba pasando?

Palidecía, su respiración se estaba acabando, tomaba con fuerza el cuchillo sin estar consciente de lo que estaba haciendo.
Poco a poco fue cayendo y nadie –Como siempre– estaba para detenerla.
Ella sabía que estaba mal lo que estaba haciendo, pero se sentía bien haciéndolo.

Fue absurdo, no volvió al instituto, no volvió a esas estúpidas terapias con Jazmin, mando al demonio a su mamá, su papá trabajaba, no volvió a ver a Lucas, no volvió a saber de Juanni de su pequeña hermana, Luciano no la busco más, Juan era otro más del montón y con Andy... Él estaba hecho un desastre. La buscaba y ella lo ignoraba, no quería ver a nadie.

Andy se sentía la peor persona del universo, se sentía culpable de todo lo que le estaba pasando a esa chica, aunque no fuera de la toda su culpa. Él no sabía los problemas que tenía en su casa.


Camila llego al punto donde llorar ya no era nada, ya no era suficiente.
Su mente se estaba cerrando a que la mejor opción era su suicidarse... Y es que uno se empieza a cansar de la vida y es ahí cuando uno se deja ir y ya no espera nada.

[Andy]

–Andy–repitió mi nombre una vez más. –Andy, ¿Qué pasa? Me estas preocupando.

Solté un suspiro de cansancio. –Vete mamá, por favor –supliqué.

–Eres mi hijo, dios Andy estas hecho un desastre ¿Qué está pasando en la vida de mi hijo? –Dijo, mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse.

Me levante de la orilla de la cama, donde estaba sentado y la abraze. No podía decirle, amaba tanto a mi mama y lo menos que quería ahora era preocuparla.

–No te preocupes –Bese su hombro. –Solo quiero que tu estés bien –Me separé de él y la miré. –Saldré, vuelvo a la cena.

Tome mi abrigo y salí de la habitación.

*

–Te lo repetiré de nuevo, no sé nada de ella –Dijo fastidiado.

– ¿No la has buscado, Luciano?

Negó. –Me odia, no quiere verme... Si intentas no ganaras nada porque es terca, muy terca.

El ruido de un auto estacionarse al frente nos llamo la atención que ambos volteamos a ver.

Miré a la señora que se encontraba adentro.

Flash Back.
– ¿De verdad observas mucho a las personas? –pregunte.

–Ella es mi mamá –Musito.
Fin del flash back.

–Mierda –susurró Luciano.

–Es su mamá –Dije en tono de pregunta.

–Andy–Llamó y me giré a verlo. Su expresión había cambiado, su rostro era de preocupación y esto seguro no era nada bueno. –Ella está mal y a estas alturas no sé si siga viva –Murmuró.

Mis ojos se abrieron como platos, en segundos me abalance a él y lo tome por el cuello.

– ¡¿Qué tipo de amigo eres idiota?! –Le grité.

–El tipo de amigo que se enamoro de ella intentado ayudarla

Lo solté bruscamente. Lleve mis manos a mi cabello desesperado.

Comencé a caminar a mi auto y sentí los pasos de Luciano detrás de mí.

*

–Me sentía enfermo, inútil por no saber qué hacer.... Andy ella comenzó a gustarme y me sentía enfermo por eso, solo quería alejarla porque no quería que conmigo se sintiera protegida, tenía miedo, miedo de que le comenzara a gustar, miedo de lo que pudiera pasar –Comenzó a hablar ya en el auto.

–Necesitaba de ti y tu solo la dejaste –Le dije.

*

Corrimos adentro y comenzamos a gritar su nombre, no recibíamos respuesta y comenzaba a preocuparme más de lo que estaba.

Me quede paralizado al verla sosteniendo un cuchillo en la mano, caía demasiada sangre. No vi la expresión de Luciano ya que ni siquiera podía moverme.

No podía creer lo que estaba presenciando, creo que esto era más de lo que ya había visto en el baño del instituto.


Y entonces ella cayó al suelo, para mí todo fue en cámara lenta y la misma imagen se repitió en mi cabeza. Cayó al suelo llevándose con ella el cuchillo.

Tᴜ ʙʀᴏᴍᴀ ᴀᴜ́ɴ ᴇs ᴅɪᴠᴇʀᴛɪᴅᴀ?(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora