"Prometo no volver a hacerle eso a mi cuerpo. Por mí."
Su teléfono comenzó a vibrar, lo saco del bolsillo de su pantalón y contesto:
– ¿Sí?
–Hija... –Se escucho del otro lado del teléfono. Y solo esa palabra basto para romperse a llorar. Era su madre.
– ¡Mamá! –dijo entre lagrimas. –Te extraño, ¿Cuándo volverás?
–También te extraño hija, ¿cómo has estado? –le preguntó. Se podía escuchar que también ella lloraba.
–Bien, mamá estoy bien ¿Y, tú? –contesto.
–Igual, pero me haces falta. ¿Qué crees? –sonó emocionada.
– ¿Qué? –dijo Camila contagiándose de cierta emoción.
– ¡Estoy embarazada!
La chica soltó un grito de alegría y no pudo sentirse más feliz que nunca. Feliz porque su madre lo era ahora.
Llevaba dos meses y solo vivía al sur de la ciudad con su actual pareja.
Camila iría a visitar acompañada de Andy, quien estas últimas semanas había estado en todo para ella.
La llevaba a las terapias, a la escuela de repostería y a visitar a su madre frecuentemente y sin ser nada aún.
...
Juan se había despedido de ella, pues viajaría para tener una nueva vida. Esta vez junto a su familia, a las personas que más amaba en este mundo; su madre y su hermanita.
Viviría a solo algunas horas y le había prometido volver con Carolina a visitarla.
Pues esto solo sería un "hasta luego"...
Camino por las frías calles, llevaba su ipod y sus audífonos puestos.
Paró en seco al darse cuenta donde estaba.
Había un auto y unos jóvenes besándose adentro de este.
Y recordó el momento cuando vio a su mamá en la misma escena, con diferentes personajes.
Levanto su brazo y levanto la manga de su sweater.
Ese día comenzaron sus pesadillas.
Sus ojos se cristalizaron. Estaba recordando todo, y ahora todo estaba cambiando.
Solo se estaba haciendo más fuerte, esta vez sin aparentar nada.
Sintió una mano sobre su hombro derecho, rápidamente se giró a ver quién era.
Su boca se abrió en forma de "O".
– ¿Tú? –salió de su boca.
Él sonrió y agacho la cara apenado.
–Hola –dijo tímido.
– ¿Hola? –dijo incrédula.
Subió su vista de nuevo a ella, se acerco a ella y el la abrazo tan fuerte como fuera posible, evitando que la lastimara.
–Me hiciste falta, Lucas–musito.
–Y tu a mí, demasiada –le dijo.
Después de varios segundos se separaron. Ambos ya se encontraban llorando.
– ¿Cómo estás? –le pregunto él.
–Comenzando una nueva vida –le respondió. –Y, ¿tú?
–Tratando de empezarla ahora con mi madre
– ¿Tu padre?
–Estará tres años en la cárcel –dijo dolido.
– ¿Estás bien con eso?
El asintió. –Lo merece, y ahora estoy bien con mi mamá. Fue lo mejor.
–Lo es... –susurró ella.
– ¿Qué hay de ti?
–Te sorprenderías de todo lo que ha pasado –dijo ella sin poder creérselo aun.
–Vamos, tengo todo el día para ti –le sonrió.
Y así comenzaron a caminar, ella contándole todo lo que hasta ahora había pasado. Claro, hasta Lucas estaba sorprendido pero muy feliz, porque ella merecía todo esto que ahora sucedía, hasta más.
...
Andy no podría llevarla hoy a la escuela de repostería por lo que Luciano se ofreció. Después de todo nada había cambiado entre ellos, y seguían siendo buenos amigos.
– ¡Apúrate! –gritó El desde abajo.
Ella se miro una vez más al espejo, aun sabiendo que no le gustaba lo que veía, había un cambio. Lo más mínimo sin poderse notar, porque el cambio estaba adentro.
Se dio cuenta de que ella siempre fue el problema, y ahora solo ella podía solucionarlo.
–Y... ¿Qué has aprendido? –escucho la voz de Luciano.
Podía verlo desde el espejo recargado en el marco de la puerta.
Volteo a verlo y dijo: –Las últimas marcas se están yendo –Alzó su muñeca para que El lo viera.
– ¿Ya no más?
–Ya no más.
Luciano se acercó a ella y la abrazó [...]
Salió a las ocho de su escuela y Andy llegó por ella esta vez.
Miró a ambos lados antes de cruzar la calle para así llegar hasta el otro lado donde se encontraba el auto de Andy y él a un costado mirándola.
Corrió en cuanto no vio auto cerca.
–Vamos rápido, mi padre me matara –apresuró.
Pues ya era demasiado tarde, su hora de salida era a las seis y llegaba a su casa a más tardar seis y media. Pero esta vez se tomo el tiempo en hacer más pasteles y le llevo tiempo.
Andy rió. –Espera –La tomo del brazo antes de que entrara al auto.
–Por favor –le rogó.
–Tranquila, tu padre sabe que estarás bien –le dijo calmándola.
– ¿Estás seguro? Porque si estas mintiendo, Andy el nos matara a ambos –exagero agitando sus manos desesperadamente.
–Lo prometo
Ella suspiro rendida y dijo: –Entonces, está bien.
–Genial, ¿te acuerdas de la flor que te di aquel día?
"Para ti, de mí." Recordó.
–Claro, aun la conservo –respondió.
Andy regreso al auto y de la parte trasera saco un ramo de la misma flor que le había dado.
Camila llevo ambas manos a su boca realmente sorprendida. Sus ojos soltaron un brillo y su corazón comenzó a acelerarse.
–Para ti, de mí –repitió exactamente las mismas palabras que dijo cuando se la entrego.
Él le extendió el ramo y ella gustosa lo tomo.
– ¡Cielos! –exclamo. –Jamás me habían dado algo así –admitió.
–Me alegra ser el primero –Sonrió satisfecho.
Ella rió y se quedaron mirando por un minuto, quizá.
– ¿Besarías a alguien tan estúpida? –le preguntó y Andy la miró confundido. – ¿Me besarías?
El se quedo en completo shock. Y en ese instante todo se detuvo.
Solo ellos dos, pasada de las ocho enfrente de una escuela de repostería. En la calle.
Salió de su transé. –Todo el día si fuera eso posible –le dijo.
Andy se acercó a ella hasta poder sentir se respiración. Sus labios temblaban y nunca en su vida había estado tan nervioso por besar a alguien.
Después de poder controlar su nerviosismo estampo sus labios contra los de ella.
La besaba tan delicadamente. Con dulzura, con sinceridad, con cariño, con amor...
Se separaron por falta de aire y se miraron un tanto avergonzados.
– ¿Crees arrepentirte ahora? –le preguntó.
–No. Porque en algún momento desee tanto esto.
Andy sonrió. Estaba tan feliz, como también ella lo estaba.
–Eres mi peor error, ¿sabes?
– ¿En serio?
–Porque aun te quiero, a pesar de todo –admitió.
–Te quiero, Camila.
– ¿Estás seguro de eso? Porque mírame, no estoy a tu altura –se despreció.
–Estás sobre mí –aseguró.
– ¿Cómo puedo gustarte?
–Fácil, siendo tú
Ella presiono los ojos evitando soltar lágrimas.
Los volvió a abrir y esta vez estaba empapada. – ¿Puedes quererme con esto? –Alzó su muñeca.
–Con todos tus defectos que para mí son perfectos –contesto seguro de sí mismo.
– ¿Qué pasara? –le pregunto aterrada.
–Podemos empezar algo nuevo, algo donde solo tú y yo vivamos una historia –le propuso.
– ¿Novios?
– ¿Novios? –la imitó y se acerco a ella para que con el pulgar de su mano limpiara sus lagrimas.
–Novios –dijo ella.
–Novios entonces –le susurró. Bajo a sus labios para una vez más besarla, pero esta vez como novios...
No era un final aun, pues esto en realidad era un nuevo comienzo. Una nueva historia, una nueva vida.
Sí que cambio, y para bien. El dolor y las decepciones cambian a las personas.
A veces puedes sentirte tan sola, y es ahí donde caes en cuenta que no mereces seguir viviendo.
Pero te equivocas y simplemente te niegas a aceptarlo. Hay miles de personas en el mundo ¿Cuántas desean morir? ¿Cuántas desean seguir viviendo?
Hay cosas mucho peores, y nada es permanente. Todo pasará y en algún momento de tu vida mejorara.
Solo vive. Porque las cosas si cambian, te lo aseguro.Este capitulo lo dedicare a todas mis fieles lectoras♥.
♥Las amo♥
ESTÁS LEYENDO
Tᴜ ʙʀᴏᴍᴀ ᴀᴜ́ɴ ᴇs ᴅɪᴠᴇʀᴛɪᴅᴀ?(Editando)
Teen Fiction¿Quieres llorar? Llora. ¿Quieres gritar? Grita. ¿Te cortaste? Bien, cada vez que mires tus marcas sabrás que fue una guerra perdida y no ganaste nada.