"Soy de las que sufren en silencio".
Los días transcurrían rápido. Andy no me menciono nada, pero seguía molestando, ya saben lo normal "burlas". Creo que solo había sido un día de gloria para mí.
Por fin era sábado, estaba en mi habitación con mi laptop revisando mis redes sociales, como de costumbre.
Empezaron a tocar la puerta de mi habitación, eran golpes rápidos y desesperados.
Me levante de donde estaba y fui a abrir; era mi padre.
Se miraba realmente enojado. Sus ojos los tenía rojos y muy abiertos como si de alguna forma fueran a salirse. Su respiración era rápida. Me asustaba.
-¿Qué pasa? –Pregunte
- ¡¿QUE PASA?! ¡¿QUIERES SABER QUE PASA?! –Me gritaba.- ¡¿SABIAS ESTO, NO?! ¡¿SABIAS QUE TU MADRE ME ENGAÑABA?!
Quede atónita. Mis ojos se abrieron de par en par y no sabía que responder.
Dios, estaba en completo shock, no sabía que responder.
¡Vamos di algo! Decía esa voz en mi cabeza.
-¿Qué? –Fue lo único que dije.
Mi padre salió hecho una furia de ahí. Después de unos breves minutos mis piernas reaccionaron y salí en busca de él.
¡Mierda! Sabía que cometería una locura.
Baje corriendo, la puerta principal estaba abierta. Alcance a escuchar como las llantas del auto rechinaban. Mi padre había salido de ahí.
Subí de nuevo corriendo por mi teléfono. Con mis manos temblorosas busque en mi agenda el numero de mi mamá, marque. Sonó una... dos... tres... ¡Maldita sea!
No contestaba, intente como tres veces más mientras buscaba en mi ropero algo que ponerme y salir de mi casa.
-¿Hija? –Dijo una voz del otro lado del teléfono.
¡Al fin! Dije para mis adentros.
Su voz era temblorosa, estaba segura que estaba huyendo.
-Mamá, ¿Dónde estás? Papá ya sabe –Dije en un hilo.
Estaba por quebrarme en llanto, me sentía realmente culpable.
Se escuchaba como sollozaba.
-Saca una de mis maletas, mete un poco de mi ropa. Ahora paso por ella para irme –Sollozo.
- ¿Qué? ¿Te irás? ¿Estás loca? –Dije alzando la voz.
Mis lágrimas yacían recorriendo por mis mejillas.
-Por favor, haz lo que te digo –Dicho eso colgó.
¡Oh, mierda! Se iba ir. Me iba a dejar.
Aventé mi teléfono hacia mi cama y salí en busca de una maleta para hacer lo que ella dijo.
Saque ropa rápido y la metí a la maleta para luego cerrar esta.
Escuche como una puerta se cerraba. Rezaba porque no fuera mi padre. Torpemente puse una cobija arriba de la maleta.
Vi entrar a mi padre por la puerta de la habitación.
-¿Qué haces?
- Na-da –Dije tartamudeando.
- ¿Lo sabías? –Pregunto.
Sentía mi vista nublada, era por las lágrimas que se estaban acumulando en mis ojos.
-Lo siento –Solté de una vez.
Vi como se acerco rápido a mí y me daba un fuerte golpe en la mejilla; una bofetada me había dado.
-¡¿POR QUE NO ME DIJISTE?!TU Y TU MADRE SON UNAS PUTAS –Gritaba mientras llevaba sus manos a su cabeza.
Jamás lo había visto así, estaba rojo del coraje y podía ver que también lloraba.
Salió rápidamente de ahí, dio una patada a la puerta antes de salir...
Estaba llorando desconsoladamente en el rincón del cuarto. Tal vez habían pasado ya unos 20 minutos de que mi papá se había vuelto a ir.
Mi mano la tenía sobre mi mejilla que aun ardía, demasiado. Podía jurar que estaba realmente roja, pero no tenía tiempo para estar viéndola.
Mi teléfono comenzó a vibrar en la cama, me levante rápido para ver si era mi mamá. Y sí, era ella. Un mensaje que decía "Estoy afuera"
Rápidamente salí en busca de la maleta al cuarto y baje con ella.
-¿Qué te ha pasado? –Pregunto mientras le daba la maleta y miraba mi mejilla.
- ¿Tu qué crees? –Dije irónica.
- Perdóname... –Sollozo.
No dije nada, el auto arranco y se fue dejándome parada ahí...
Sollozaba en silencio mientras lagrimas salían.
Regrese adentro dejando la puerta abierta, subí rápido las escaleras hasta llegar a mi habitación.
Había una navaja en mi pequeño buro que se encontraba del lado izquierdo de mi cama. Seguro se me había olvidado meterlo en la caja.
La tome rápido y fui directo al baño. Esto puede ayudar.
Presione mis ojos con fuerza, pensando en que todo lo que estaba pasando solo era una pesadilla y pronto despertaría... Pase esa cosa sobre una de mis muñecas, soltando sollozos.
Me pegue a la pared recargando todo mi peso en este y deslizándome hacia abajo hasta quedar sentada en el piso frió. Seguía pasando esa navaja, se sentía bien. Sangre recorría...
-¿Camila? –Escuche una voz preguntar por mi nombre.
No respondí, deje la navaja a un lado, no tenia las fuerzas suficientes para levantarme y aun seguía sangrando.
-¿Camila, estas ahí? –Seguía esa voz.
Seguían hablando, cada vez más cerca hasta lograr escucharla dentro de mi cuarto. La puerta del baño estaba entre abierta y poco a poco se abrió. Apenas lograba divisar a la persona. Cerré mis ojos, mientras sentía una manos cargarme.
Abrí los ojos lentamente, los cerraba y los abría hasta poder volver a mi vista bien.
Miré mis muñecas estaban vendadas, giré mi vista al otro lado y ahí estaba Luciano, recostado en la pared de mi habitación mirando a un punto fijo.
-¿Qué ha pasado? –Pregunte en un susurro.
- hasta que despiertas –Se acerco a mí.- No sé qué paso, solo vine a verte y estaba abierta tu casa... No había nadie y se me hizo raro. Luego te vi tirada sangrando, realmente me asuste –Explico rápido.
Y ahí recordé, que no fue una pesadilla. Más bien aun pasaba el día.
-Mis padres –Solloce
- ¿Qué pasa? ¿Están bien? –Pregunto preocupado. Al menos eso demostraba, preocupación.
- No
Apreté los labios para no dejar escapar otro sollozo, mis ojos de nuevo comenzaron a humedecerse.
-mi papa ya sabe que mi mama lo engaño –Le dije.
- Oh.... Lo siento...
Hubo un pequeño silencio, yo lloraba intentando no dejar salir sollozos que me fue completamente imposible.
Cerré mis ojos, intentando ya no volver a despertar.
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Tᴜ ʙʀᴏᴍᴀ ᴀᴜ́ɴ ᴇs ᴅɪᴠᴇʀᴛɪᴅᴀ?(Editando)
Teen Fiction¿Quieres llorar? Llora. ¿Quieres gritar? Grita. ¿Te cortaste? Bien, cada vez que mires tus marcas sabrás que fue una guerra perdida y no ganaste nada.