Capítulo 6 -Los senderos del tiempo-

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El sudor me recorre la piel y me empapa la ropa. El sol, que se halla en lo más alto del cielo, proyecta su luz contra la montaña de mineral verde que estamos escalando y la superficie del material casi transparente acumula e incrementa el calor que recibe.

Tengo las palmas y los dedos llenos de quemaduras. Cada vez que me aferro a un saliente, siento cómo las burbujas de la piel explotan y cómo la carne viva roza la áspera y cortante cara de la montaña.

Ya no me curo tan rápido, el que la parte oscura de mi alma me esté arrebatando la esencia de mi ser ha hecho que el poder regenerativo cada vez actúe con menos fuerza. Si no logro invertir el proceso que me despoja de mi naturaleza, no tardaré en perder cualquier vestigio de mis habilidades.

Escuchando el sonido que producen los eslabones que me une a Valdhuitrg al golpear el material que compone la montaña, elevo la cabeza y observo a mi aliado escalar. Aún nos cuesta sincronizarnos, todavía no nos hemos habituado a estar encadenados, pero poco a poco empezamos a acostumbrarnos y comenzamos a movernos sin que al hacerlo sintamos los tirones de los eslabones frenándonos.

—Valdhuitrg, ¿qué pasó entre Babarghet y tú? —pregunto mientras me aferro con las manos a dos pequeños picos y busco con el pie un punto desde donde apoyarme y seguir subiendo—. ¿Fue contigo a las ruinas de la ciudad?

El demonio escala un poco más, se detiene y contesta:

—Antes de la incursión, Babarghet y yo teníamos diferencias. No aprobaba mi estrategia. —Asciende un par de metros antes de continuar hablando—: Ella es probablemente la más antigua de nosotros. Cuando yo aún no existía, ella ya había sufrido en sus carnes el poder de Los Ancestros. —Hace una breve pausa—. Fui un necio. Debía haberla escuchado, haberle hecho caso. —Niega ligeramente con la cabeza—. Era demasiado impulsivo, demasiado ansioso. —Trepo un poco y casi llego a su altura—. Ella quería que atacáramos de otra forma, la idea del núcleo del tiempo no le disgustaba, pero pensaba que al mismo tiempo debíamos adentrarnos en la esencia del silencio.

Reemprende la escalada.

—¿La esencia del silencio? —pregunto sin detenerme—. ¿Qué significa?

Valdhuitrg guarda silencio durante unos instantes mientras sigue ascendiendo.

—La esencia del silencio es el lugar de donde Los Ancestros extraen su poder... —Se calla un segundo—. Si es que existe.

—¿No sabéis si existe?

—No... Seguramente solo sea un mito.

Sus palabras trasmiten cierta tristeza y muchas dudas.

—¿Babarghet quería que dividierais fuerzas y atacarais en dos frentes?

—Sí...

Aunque le incomoda hablar de ello, siento que Valdhuitrg tiene la necesidad de exteriorizar la culpa. Tanto tiempo guardando el dolor ha hecho que la carga sea demasiado pesada.

—¿Cuál era el plan de Babarghet? ¿Qué te propuso?

El demonio inspira con fuerza.

—Quería que esperara, que la dejara buscar la ubicación de la esencia del silencio. Me lo pidió, me pidió que retrasara la incursión a las ruinas, pero no le hice caso y los encadenados me siguieron. —Deja de escalar y apoya la frente en el material cristalino de la montaña—. Ellos me siguieron, me siguieron y fueron masacrados. Incluso los que sobrevivieron volvieron a seguirme mientras reclutaba más encadenados. —Aprieta las manos y se parte una porción del mineral al que se aferra—. ¿De quién es la culpa de ellos o de mí? —Aun sin verle la cara, llego a escuchar el tenue sonido que producen los dientes al ser presionados los unos contra los otros—. Tras la derrota en el núcleo, aunque algunos me pidieron que les dejara seguir combatiendo a mi lado, me negué y empecé una lucha en solitario. —Separa la frente de la montaña y vuelve a escalar—. Era mi lucha, mi guerra personal, y no podía permitir que murieran más en ella.

Los Ancestros del Silencio [La Saga del Silencio parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora