Capítulo 24 -El despertar-

619 74 32
                                    

Envueltos por un potente brillo, Valdhuitrg, Athwolyort y yo nos materializamos en el cráter donde el ser musculoso de las anillas en los brazos, Yhasnet, el primero con el que me topé cuando llegué al mundo de ceniza, se halla inmerso en su descanso.

En el momento en que la luz que nos rodea termina de apagarse, Valdhuitrg, sin prestar atención a la energía que irradia una parte del lugar, me mira y me pregunta:

—¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué hemos venido al cráter en el que me materialicé?

Athwolyort enarca una ceja, recorre el entorno con la mirada, se da cuenta de que el lugar está impregnado con la esencia de alguien y dice:

—Valdhuitrg, fíjate. —Señala un punto del cráter donde una neblina casi transparente crea el efecto de una fina capa de cristal flotante—. Hay alguien atrapado entre dimensiones. Entre los distintos planos de este mundo.

Centro la vista en el demonio y le explico:

—Antes de que tomaras forma, canalicé mi energía para despertar a Yhasnet, alguien que fue desterrado hace mucho a este mundo. —Valdhuitrg me observa con ganas de saber más—. Es muy poderoso, con él tendríamos más posibilidades de vencer. —Camino hacia la neblina casi transparente—. Sería un gran aliado que podría inclinar la balanza a nuestro favor. —Recordando cómo Yhasnet hace mucho que renunció a combatir, les digo a mis compañeros—: Esperemos que podamos convencerlo de que se una a nuestra lucha, de que deje atrás el impulso de no volver a combatir que se apoderó de él cuando pisó este mundo. —Me detengo, giro la cabeza y miro a mis amigos—. No sé si podremos convencerlo, si se unirá a nuestra causa, pero tenemos que intentarlo. Al igual que yo, odia a Los Asfiuhs. Y eso puede que lo haga dejar atrás su descanso.

Athwolyort asiente, hunde el filo del hacha en el suelo agrietado, se cruza de brazos y me dice:

—Invócalo para que podamos hablar con él. Seguro que entre todos podemos hacerlo entrar en razón.

Valdhuitrg observa a Athwolyort, me mira y asegura:

—Si es tan poderoso como dices, puede ser de gran ayuda en la guerra.

Afirmo con la cabeza, centro la mirada en la neblina casi transparente y continúo caminando hasta quedar a poco menos de dos metros. Cierros los ojos, extiendo la mano, manifiesto el aura carmesí y empiezo a canalizar la energía de mi alma para volver a despertarlo.

Cuando noto cómo la consciencia de Yhasnet empieza a emerger de la dimensión que lo mantenía adormecido, me comunico mentalmente con él:

«Siento volver a traerte de vuelta, pero necesitamos tu ayuda. La creación necesita tu ayuda...».

Poco a poco, la neblina casi transparente se va tornado verde y va dando forma a Yhasnet. Mientras veo cómo el rostro emerge de la bruma, retrocedo unos pasos y espero a que el cuerpo acabe de materializarse.

—Tú otra vez... —pronuncia con la voz carrasposa—. ¿Por qué me vuelves a despertar? —Traga saliva, se humedece la garganta y dirige la mirada hacia mis compañeros—. ¿No entendiste que lo único que quiero es descansar?

—Lo siento... —Me acerco un poco más a él—. Siento interrumpir tu sueño... —Lo observo sin ocultar lo que está en juego, sin esconder tras mi rostro cómo la esperanza ha empezado a quebrarse—. No te habría vuelto a molestar si no fuera por la naturaleza de la amenaza que está a punto de destruir este mundo...

—¡Basta! —brama interrumpiéndome—. No me importa, no quiero saber nada. —Me mira fijamente a los ojos—. Te lo expliqué, te dije por qué quería alejarme, pero te da igual. No has respetado mi deseo de mantenerme al margen.

Los Ancestros del Silencio [La Saga del Silencio parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora