Capítulo 22 -Los recuerdos que renacen-

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Han pasado dos días desde que liberamos al extraño ser en la cavidad, dos días desde que fuimos derrotados por Vhareis y casi morimos sepultados, dos días en los que la traición no ha parado de atormentarme, dos días en los que he mantenido mi mente lejos de las ansías de venganza.

Aunque me ha costado, aunque me ha llevado mucho aprender a mantener el control desde que mis emociones y sentimientos fueron sacudidos por la eternidad que estuve atrapado en piedra, ahora siento que ya consigo dominar los impulsos que antes me empujaban a actuar sin pensar.

Puede que el no estar atado al pasado, a las vidas que no recuerdo, sea lo que origina este control sobre mi ser. Puede incluso que el origen provenga porque una parte oscura de mi alma se ha alejado hasta casi volverse independiente. Puede que sean ambas cosas y algunas más, como la destrucción del Silencio y de la realidad. No lo sé. Lo que sí sé es que la seguridad sobre mí mismo me da la fuerza necesaria para tener la certeza de que venceremos.

Aunque en muchas circunstancias sigo siendo vulnerable a los envites de las emociones, gracias a la fe en mí mismo, a la confianza, al recuerdo del maestro y a sus enseñanzas cada vez soy más capaz de contenerme y de planificar antes de actuar.

No me gusta esperar, no me gusta no devolver los golpes, pero nos jugamos mucho en este mundo y hemos de actuar anticipándonos a nuestros enemigos. No podemos permitir que Vhareis vuelva a sorprendernos ni podemos dejar que nuestros errores le den la victoria a Los Ancestros. Hemos de ganar cueste lo que cueste.

—Esperaremos hasta tener la seguridad de que nuestro ataque destruya sus defensas... —se me escapa un pensamiento en forma de susurro.

Valdhuitrg, que se halla sentado cerca de la chimenea, me mira de reojo durante unos instantes antes de volver a centrar la mirada en el fuego que engulle con fuerza la madera.

Después de observarlo unos segundos, me levanto, poso la mano en una mesa de piedra que se extiende por casi toda la sala, camino dejando que las yemas acaricien la fría superficie y contemplo algunos de los espejos que cuelgan de las paredes. Mientras veo cómo cada uno refleja imágenes de los distintos planos de este mundo, me aproximo a mi aliado y le digo:

—Sé que esperas el momento tanto como yo. Sé que lo ansías.

El demonio no se gira, permanece observando el baile de las llamas.

—Cuanto más tiempo pasa, Vagalat, cuanto más descubrimos de las imperfecciones, de las otras amenazas que nos acechan y de la debilidad de lo poco que queda en pie, cuanto más sé sobre mi pueblo y sobre la realidad de la destrucción, más me doy cuenta de que nuestro papel parece que nunca termina de cambiar. —Mueve el brazo y mete la mano en las llamas—. Todo lo que creía se tambalea, todo por lo que he luchado cambia con rapidez. —Hace que el fuego se torne rojo—. He estado esperando toda mi vida al momento en que pudiera vengarme. Al momento en que pudiera vengar a mi familia, a mi abuelo y a mi pueblo. —Cierra la mano y las llamas dejan de consumir la madera y se concentran alrededor de su puño—. Nunca pensé que cuando se acercara el momento todo se volvería confuso. Guiado por el impulso de la venganza, no dediqué ni un segundo a qué pasaría una vez que lograra alcanzarla. —Saca la mano de la chimenea y el fuego vuelve a devorar la madera con llamas anaranjadas—. Pero ahora me pregunto si vale la pena la victoria. Si es justo destruir este mundo para evitar que Los Ancestros se adueñen de los últimos reductos de la creación. —Gira un poco la cabeza y me mira a los ojos—. Mi corazón no duda, pero mi cabeza sí. Y eso es lo que me preocupa. Nunca antes me había sentido así y no sé qué pasará cuando llegue el momento. Por eso, aunque me gustaría estar luchando ya contra Vhareis, arrancándole la garganta, me permito disfrutar de este tiempo previo a la última batalla. —Despacio, vuelve a centrar la mirada en el fuego—. Lo hago porque sé que una vez que dejemos este lugar ya no habrá vuelta atrás y no dispondré de más momentos para recordar y honrar la memoria de mis seres queridos.

Los Ancestros del Silencio [La Saga del Silencio parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora