Capítulo 35 -La corrupción invencible-

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Zhahyustetth, inmóvil, sin decir nada, espera que actuemos. Inmutable, sin mostrar ninguna emoción en el rostro, aguarda a que hagamos lo que quiere, a que cumplamos el papel que nos asignó hace eones en la resurrección de la entidad que personifica la corrupción.

Aunque un fuerte impulso se apodera de mí, aunque deseo lanzarme contra el Ancestro, meneo un poco la cabeza, me domino, miro de reojo a Valdhuitrg y le digo:

—No tenemos el poder suficiente para vencerle... Aún no.

El demonio contesta sin apartar la mirada del Ancestro:

—¿Qué propones? La única forma de evitar la muerte de la creación y la resurrección de esa entidad corrupta es acabando con él.

Blindando mis pensamientos, usando todo el poder que me otorga La Nada, le digo telepáticamente:

«Debemos hacer algo que no espere, debemos crear una distracción, tenemos que ganar tiempo».

Valdhuitrg me mira de reojo, usa su poder para que el Ancestro no pueda escucharlo y contesta:

«Me gusta el plan... —Se calla al ver el brillo de las armaduras de Los Ancestros incrustados en las paredes—. Sí... Eso podría funcionar...».

Al entender qué quiere hacer, asiento y respondo:

«Hagámoslo».

Mientras el Ancestro nos observa sin comprender qué hacemos, Valdhuitrg y yo salimos corriendo cada uno en una dirección, dirigiéndonos hacia los muros, hacia los cadáveres consumidos de antiguos Ancestros.

Cuando estoy lo bastante cerca de la pared, elevo el mandoble, concentro la energía de La Nada e incrusto la hoja en una armadura que cubre un esqueleto de huesos azulados. Proyectando la fuerza con la que he sido imbuido, trasmitiéndola a través de la marca que me surca el brazo, notando cómo me abrasa la carne mientras se canaliza, digo:

—Que empiece nuestro papel en la resurrección de tu señora.

Al terminar de hablar, cierro los ojos, cubro mi cuerpo con una gruesa aura energética y siento cómo la explosión de la armadura y del Ancestro muerto crea una onda que empuja con fuerza el aire a mi alrededor. Sin abrir los párpados, noto cómo miles de fragmentos del cadáver y la pared salen disparados en todas direcciones.

Apenas se atenúa el ruido de la explosión, escucho cómo estalla otro de los cadáveres incrustados en las paredes; Valdhuitrg lo ha sobrecargado de energía.

—Sí... —susurro, oyendo los pasos que da Zhahyustetth—. Hemos llamado tu atención, hemos hecho algo que escapaba a tus predicciones... —Sin perder la guardia, viro el cuerpo y lanzo el mandoble de forma lateral contra otro de los Ancestros consumidos—. Sigamos jugando, veamos qué es lo que escondes.

Cuando la onda expansiva de la explosión pierde fuerza, cuando los miles de fragmentos de la armadura, del Ancestro muerto y de la pared se alejan a gran velocidad, siento la presencia de Zhahyustetth, giro la cabeza y lo veo apenas un metro y medio de mí.

—No sé qué creías que conseguirías destruyendo los cadáveres de mis hermanos, pero no ha cambiado nada. La resurrección sigue en marcha. —Sin moverse, proyecta una fuerza que me empuja y me desequilibra—. Interpretareis vuestros papeles tal como se predijo. —Otra sacudida me arroja contra la pared y hace que tenga que soltar el mandoble—. No podéis hacer nada para evitarlo.

Usando parte de su esencia, da vida a dos cadáveres de sus hermanos y maneja sus brazos para que me aprisionen. Mientras se da la vuelta, mientras centra la atención en Valdhuitrg y se prepara para transportarse cerca de él, forcejeando con los Ancestros consumidos, aseguro:

Los Ancestros del Silencio [La Saga del Silencio parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora