Capítulo 14.

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Maya.

Dejo a un lado toda la confusión que me rodea ahora mismo y la posible interferencia de Adam en mi entrada a Yale y me pongo de pie junto a Katherine y Ernesto. Caminamos hasta la habitación con evidente apuro. ¡Ha despertado! Antes mi corazón palpitaba acelerado por el miedo y ahora lo hace aún más rápido por la emoción.

Camino un poco más lento que el resto cuando estamos cerca y me quedo completamente atrás, supongo que Ernesto muere por verlo, igual que el resto de su familia, y yo, honestamente, no soy nadie.

Me recuesto en la pared y no logro escuchar nada de lo que se está hablando dentro de la habitación. Solo murmuros y algunas risas. Me toco constantemente los dedos porque estoy nerviosa. En realidad, Adam siempre me pone nerviosa.

Miro por el cristal que Miranda y Alba también han entrado. Miranda se abalanza encima de Adam y no puedo más con la escena. Entro sin autorización, aunque me quedo inerte cuando todos me miran. Somos demasiadas personas en un cuarto de hospital, es un milagro que no nos hayan sacado a todos, sobre todo a mí que no tengo un apellido lleno de poder y dinero.

Adam mira justo al lugar en el que estoy. No dice nada, solo se dedica a observarme, como si estuviera confundido, como si no lograra verme del todo. Ve a sus padres y luego nuevamente a mí. Quiero pensar que el golpe en su cabeza le ha afectado la vista porque no hay una sonrisa en su cara, ni alegría en sus ojos. No hay absolutamente nada. Dejo de respirar.

—Mira quién ha venido a verte —dice con mucho entusiasmo Katherine. Adam me ve unos segundos y sigue muy serio. Todos, incluida yo, no entendemos qué le pasa. ¿Por qué no se mira contento? —. Es Maya —agrega katherine un tanto asustada. Todos los presentes sabemos cuál sería la reacción de Adam al verme y lo que está haciendo contradice ese pensamiento.

—¿Quién? —pregunta con voz ronca y dejo de respirar. ¿Quién? ¿Qué significa? ¿Cómo es que ha preguntado "quién"?

—Adam —le habla su padre.

—¿Quién es ella? —Mi mundo se hace pedazos. ¿Qué quién soy? ¡Dios! No me reconoce.

—¿Estás completamente seguro de que no la conoces? —Samantha se le acerca con cautela y estoy cien por ciento segura de que hay más alegría que preocupación en su pregunta. Adam no responde, sigue mirándome—. Llama al doctor, Katherine —le ordena a su sobrina ocultando una maldita sonrisa. Yo estoy estática y solo deseo que el techo me caiga encima porque sigo sin creerme que Adam no me reconozca. Prefiero su desprecio a esto.

—No, no llames a nadie —sonríe un poco al hablar—. Tendría que estar loco para olvidar a Maya, es más probable que me olvide de todos ustedes que de ella. Lo siento, era una broma —afirma Adam y estoy tan furiosa que creo que me he puesto roja.

—¡Eres un maldito imbécil! —le grito aunque esté su familia aquí. Él se intenta reír a carcajadas y termina quejándose del dolor—. ¡No es chistoso, Adam! Tienes que madurar, tus chistes y bromas estaban bien el año pasado, no ahora, no en medio de una situación como ésta. ¿Quieres matarme?

Aún recuerdo que Adam hacía chistes todo el tiempo cuando nos conocimos y cuando vivíamos juntos, pero esto es demasiado. He sentido que el alma abandonaba mi cuerpo. ¡Cómo se atreve a fingir que no me recuerda!

—Lo siento, hobbit. Ven —me pide.

—No me llames así. ¿Cómo has podido hacerme eso?

—Lo siento, lo siento de verdad. Fue una mala broma. Ven, por favor.

Es un tonto. Me acerco a él con cara de pocos amigos y escucho los murmuros de Miranda y Alba mientras salen de la habitación.

Samantha sale después y poco a poco todos nos abandonan para darnos un poco de privacidad. Llego hasta la orilla de la cama y tomo su mano con mucho cuidado. Al menos no es la mano en donde tiene tres dedos fracturados. Él le da un ligero apretón y nos miramos lo que me parece años. Olvidándome de los últimos acontecimientos, lo abrazo, se queja por el peso de mi cuerpo sobre el suyo.

¿Cómo volver a ti? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora