Adam.
Dos balazos retumban en todas las paredes, como ecos.
Todo ha pasado tan rápido, que no he tenido tiempo. ¡Maldita sea! No he podido detenerla.
—¡No! —un grito que me parte el alma sale de mi interior. El cuerpo de Maya cae en el suelo y tiemblo de pies a cabeza. Me dejo caer a su lado y la tomo entre mis brazos.
Uno de los balazos le ha dado en el estómago y otro en la cabeza, no sé si solo es un roce o la bala ha entrado, las heridas son graves y la sangre sale con rapidez. Sus ojos ni siquiera están cerrados, se encuentran fijos en un solo punto y abiertos. Totalmente sin vida.
No puede estar muerta, ella no, mi hobbit no. No puedo respirar, no puedo pensar. No sé qué hacer. Cuando miro hacia el frente Evan ha desaparecido, la puerta del apartamento está abierta y supongo que ha escapado.
—Maya, por favor, no, no, no, tú no... por favor.... no te mueras... no te mueras... —lloro como un condenado.
Con las manos ensangrentadas logro tomar mi teléfono y llamo a emergencias, soy consciente de que no estoy hablando razonablemente, incluso he amenazado de muerte a la operadora. Tomo a Maya en mi regazo y me balanceo hacia adelante y hacia atrás como si estuviera durmiendo a un recién nacido. Cierro sus ojos y le susurro que resista, que no me deje, que la necesito, que es mi vida entera.
No puedo perderla, no así, la prefiero con otro que esto. Beso sus labios como si eso fuera a despertarla, la trajera de vuelta. Toco su muñeca intentando sentir su pulso, tratando con todas mis fuerzas de sentir algo, una maldita palpitación, algo que me diga que aún respira. Pego mi rostro en su pecho y no hay nada, solo este silencio que es peor que el jodido infierno.
—¡No me hagas esto! ¡Tú no me dejes! ¡Maya, no me dejes! —le grito y beso todo su rostro—. Por favor, una sola palpitación, por favor, una sola.
El sonido de la ambulancia, me trae de nuevo a la realidad y la dejo sobre el sillón mientras corro y salgo para indicarles dónde tienen que dirigirse. Tres paramédicos bajan de la ambulancia y me hacen muchas preguntas que no puedo contestar con claridad.
Entramos al apartamento y su rostro tiene menos color, el sillón está llenándose de sangre. Uno de los paramédicos me mira como si temiera lo peor.
Cubren sus heridas y la pasan a la camilla, se aseguran de sus signos vitales y mi corazón se detiene.
—Está viva —afirma uno de ellos y el alma me regresa al cuerpo, es posible que por los nervios no escuchaba sus palpitaciones—. Seré sincero con usted, sería un milagro que llegue viva al hospital. ¿Sabe quién le ha hecho esto, señor? Tiene que llamar a la policía —el tipo sigue hablando y yo me concentro en una cosa.
"Sería un milagro que llegue viva al hospital."
La oración se repite en mi mente y me quedo estático. Termino asintiendo y veo todo lo que le hacen para intentar salvarla o al menos lograr que llegue con vida al hospital. Salgo detrás de ellos cuando la sacan del edificio y entran a la ambulancia, me subo enseguida y tomo su mano. La aprieto con fuerza.
No sé si sienta algo, pero quiero que sepa que estoy junto a ella. Que no está sola. Presiono mis dientes con fuerza. Esto es mi culpa, si Maya muere será mi maldita culpa y yo no podré vivir sin ella.
—Maya, no sé si me escuchas, tienes que ser fuerte. Aférrate a la vida, te lo suplico. Yo no puedo imaginar mi vida sin ti. No puedes irte, no puedes dejarme, por favor lucha. —Beso su mano sin parar. La tiene completamente fría.
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¿Cómo volver a ti?
Teen Fiction*Segunda parte de ¿Cómo estar sin ti?* Adam sabe que su vida cobró sentido cuando Maya apareció en su camino, Adam sabe que no volverá a amar a nadie como a Maya, Adam sabe que desde que Maya no está todo es oscuro y turbio, Adam sabe que está dest...