Capítulo 32.

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MAYA

Entro por completo a la habitación hasta que Adam se ha ido del todo. Quería más que nada en el mundo quedarme con él de una vez, pero ya que rompimos casi por completo todo nuestro trato, pensé que al menos, podríamos no vivir juntos algunos días.

Me llevo las manos a la boca cuando miro por completo la escena que se está desarrollando en la habitación. Julia está aquí, metida debajo de sus sábanas y hay un tipo que se está terminando de vestir más rápido que un rayo. Quiero reírme y al mismo tiempo quiero asombrarme.

Franco White parece ser bastante rápido. Pensé que Julia estaría muy preocupada por mí y todo indica que en lo último que estaba pensando era en el hecho de que mi teléfono sigue tirado en el suelo y yo había desaparecido por arte de magia

—Hola, cuñadita —me saluda Franco e incluso me da un beso en la mejilla.

—Tu hermano acaba de irse.

—¿Han resuelto sus asuntos? —pregunta Julia como si no estuviera desnuda.

—Siempre lo hacen, no te sorprendas —se burla Franco.

Me dejo caer en mi cama y me río al fin, realmente me alegra que esto haya sucedido, el problema es que puede que solo haya sido sexo casual y eso, tarde o temprano, termina saliendo mal.

Se trata de mi amiga y el hermano de mi novio, no quiero más preocupaciones con las cuales lidiar, con las que tengo son suficientes. Continúo riéndome incluso cuando Franco se despide, se marcha y han pasado cinco minutos. Soy un mar incontenible de carcajadas. Julia termina tirándome todas las almohadas.

—¿Qué pasó con eso de, no creo que le guste? —la enfrento.

—Bueno, sí le gusto y él a mí.

—Y lo que acaban de hacer en estas sagradas instalaciones ¿qué significa?

—Nos estamos conociendo —responde.

—¿Teniendo sexo? —me burlo.

—Lo dice la chica que casi quiebra su cama después de una intensa sesión de sexo con quien se suponía odiaba hasta morir y jamás perdonaría. ¿Si te acuerdas de eso?

—Tendría que estar loca para olvidar tal hecho. De acuerdo, tú ganas. ¿Qué tal ha estado? —Me río nerviosa al hacer esa pregunta. La curiosidad es demasiada, es el hermano de Adam y mi chico gruñón realmente me deja sin aliento cada vez que tenemos sexo.

—¿Quieres que hagamos comparaciones entre los hermanos White?

—¡Claro que no! Mejor no me cuentes.

Le tiro nuevamente sus almohadas y me pongo un pijama. Me quedo dormida pensando en Adam, en Andrew y en mamá, debería llamarla y decirle que no estoy enfadada con ella, que necesitamos hablar y yo necesito saber absolutamente toda la verdad. Al hombre que dice ser mi padre no quiero volver a verlo.

Sé que, en otras circunstancias le hubiera dado la oportunidad de explicarse y seguramente ahora mismo estaría pensando que en un principio sus intenciones no eran buenas y al conocerme realmente, algo dentro de él cambió. Es lo que comúnmente pienso de las personas, que tienen algo bueno, incluso en aquellos que creemos que están hechos de maldad.

Pero, después de todo lo que ha pasado en los últimos meses, no me queda duda de cuáles son las verdaderas intenciones de Andrew. Ya era demasiado raro que apareciera diecinueve años después, y que me contara aquella triste historia que creí por completo, porque, aunque no quiera aceptarlo, a veces peco de tonta y como si eso fuese poco, se las ha ingeniado para sacarme dinero.

¿Cómo volver a ti? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora