Capítulo 2 (parte 1)

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A veces, cuando te sientes tan sola es fácil romperse, mi mente imagina escenas que jamás antes había podido llegar a pensar. Desde lo más irreal hasta lo más extraño. Quiero salir de aquí, de verdad que quiero, quiero superar este malestar que está en mi pecho desde que entré aquí.

Pero, no me lo ponen fácil. Es imposible haber vivido la muerte de mi novio, y el nacimiento de una hija cuando ni siquiera estuve embarazada. Nadie me llegó a explicar lo que pasó, todos me miraban con confusión, y eso me confundía aún más a mí.

¿Qué podía hacer? En estas cuatro paredes me estaba volviendo más loca de lo que me consideraban, pero seguía dispuesta y predispuesta a que no quería ver a Harry, no estaba lista.

—¿Rachel? —me giré rápidamente, un par de ojos me observaba desde un rincón. —¿Estás bien?

Me quedé callada, Cristal estaba en la puerta, apoyada y con una débil sonrisa. Miré hacia mis pies, empezando a rascar suavemente la piel de mis piernas.

—Hacía ya tiempo que no venía —dijo acercándose a mí.

—No lo sé, no tengo noción del tiempo aquí dentro —se sentó con cuidado en la incómoda cama que dormía y suspiró.

—Quería hablar contigo después de lo que pasó aquella vez —elevé mis cejas, mirándola.

—Yo también.

—Bueno, al menos hemos avanzado un poco —pellizcó sus labios.

Encogí mis hombros, apoyando mi cabeza en la pared. —No creo que esto vaya a funcionar.

—¿Qué? ¿Por qué dices eso? —susurró dejando su libreta en una esquina de la cama.

—Mi cabeza no es capaz de asimilar lo que dices, no puedo ni pensar con claridad cuando me hablas de todo lo que sucede fuera de aquí, no creo que pueda escucharte sin volverme aún más loca —sus ojos me miraron con incredulidad.

—Mira Rachel, estoy aquí porque sé que no estás loca. Porque sé que aquí dentro lo estás pasando muy mal, y quiero que eso deje de ser así.

—¿No entiendes que no quiero? Me da pánico volver a mi antigua vida.

—Por eso quiero ayudarte. Vamos; sé que tú no quieres acabar así, no quieres pasar tus últimos días perdiendo la cabeza en esta mierda de lugar —arrugué mis cejas a medida que hablaba.

Rodé mis ojos, un extraño calor abundó mi pecho cuando recordé lo enamorada que estaba de Harry. Que estaba, y que estoy. Miré hacia la pequeña ventana que yacía en la esquina de una de las cuatro paredes.

—Eres una chica fuerte, Rachel.

—Eso lo dices tú, ni siquiera me conoces bien para decirlo —musité sintiendo mi labio inferior temblar.

—Si ahora te digo que puedes ver a Harry, ¿cómo reaccionarías?

—¡Es que no quiero verlo! ¡No puedo hacerlo! —llevé las manos a mi rostro exasperada, mi cabeza estaba empezando a doler.

La cálida sensación de mi pecho no desaparecía. Quería verlo, pero sabía que no estaba lista, que si él volvía a mi vida todo se iría al traste.

—¿Qué me pasó? —mi pregunta la tomó desprevenida, suspiró y me miró una vez más, con cara de pena.

—Eso no es cosa mía decírtelo. Creo que tendrías que trabajar un poco tu paciencia y autocontrol, y entonces, hablar con alguien de tu vida pasada.

—¿Alguien como quién?

—No estoy hablando de Harry, tienes a muchas personas a las que recurrir. Sólo di con quién te sentirías cómoda y yo me molestaré en traerla —dijo mientras peinaba alguna arruga de su pantalón.

—Estoy muy confusa, ¿cómo vamos a trabajar mi autocontrol?

—Eso es fácil, pero lo irás viendo poco a poco, dentro de nada podrás empezar a sentirte un poco más cómoda —sonreí cuando esas palabras salieron se sus labios.

—Definitivamente quiero eso.

—Me alegro de eso Rachel, pero no puedo hacerlo todo yo —explicó en un tono comprensivo y dulce.

Bajé mi mirada avergonzada, me estaba comportando como quién lo era, y eso lo sabía. El pánico se mezcló con la dulce sensación de salir de aquí. No sabía cuánto llevaba aquí, ni cuánto más iba a estar, pero lo que sí sabía era que intentaría poner con todas mis fuerzas algo de mi parte.

Siento la espera :( no me conecto casi y ahora ya no tengo tiempo. Juro que intentaré estar más activa y subiré la segunda parte la semana que viene. Gracias por seguir ahí, vuestro apoyo es lo único que me hace seguir adelante.

Os quiere, Laura.

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