Capítulo 2 (parte 2)

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Narra Harry.

Sabía que este día llegaría, que la justicia tomaría sus cartas y por fin todo empezaría a cobrar sentido. Sabía, por muy poca esperanza que quedara en mí ya, que Rachel sería la mujer de mi vida hasta el día de mi muerte, estuviera donde estuviera.

Sonreí confuso cuando Cristal dejó su carpeta sobre su mesa. Todo parecía ir correctamente, tal y como soñé desde la última noche que la tuve entre mis brazos. Tragué fuertemente esperando paciente a que María le diera el vaso de agua que prometió.

—Bien —le dio un corto trago al vaso y asintió. —Cuando un paciente despierta de un coma su recuperación es muy complicada, y cuanto más tiempo más larga será. Como mínimo son de seis meses a posiblemente años.

—Pero entonces, ¿qué haremos?

—Rachel está sufriendo psicosis de la UCI —abrí mis ojos al máximo.

—Yo he escuchado eso —Cristal sonrió tensa y suspiró.

—He hablado con ella un par de veces y al parecer no le gusta admitir que tú estás vivo —algo en mí se rompió una vez más. —La cosa es, hablé con ella para que en unas cuantas sesiones, pudiera hablar con usted.

Señaló a Maria y ella llevó sus manos a su boca. Sonreí apenado mirándola.

—No puedo creerlo —una lágrima cayó por su mejilla y respiró. —Pero, ¿qué pasa con Harry?

Cogió mi mano y enlazó sus dedos a los míos. —Aún no está lista para siquiera proponerle una cita. Lo siento señor Styles, estoy haciendo todo lo posible, pero realmente la cabeza puede jugarte muy malas pasadas.

—Lo sé —musité agarrando con fuerza la mano de María. —Ves, habla con ella y hazle saber que por muchas cosas que pasen, jamás estará sola.

Mi voz se rompió con el paso de los segundos, lágrimas empezaron a caer por mis mejillas y pronto Maria las secó. —Y Cristal, sé que te estoy pidiendo una cosa imposible ahora mismo, pero quiero que le diga, al menos cuando esté lista, que es la mujer de mi vida, que la amaré hasta que mi corazón deje de latir, y que cuando ella me lo pida, iré a verla.

Los ojos grises de la terapeuta de Rachel me examinaron fijamente, sequé mis lágrimas con rabia y me levanté de la silla. —Necesito un poco de espacio, disculpad.

Salí de la gran sala y entré en la que solía ser la habitación de Rachel. Me tumbe sobre la cama abrazando la almohada e intentando captar el poco olor que quedaba.

Mi corazón se estaba rompiendo cada vez más, pero muy en el fondo sabía que Rachel despertaría del mundo en el que se encontraba, que se daría cuenta de cuánto la quería.

Sonreí abriendo su primer cajón, saqué la caja de terciopelo roja, la cuál perteneció a mi madre y la abrí encontrándome con un anillo de diamantes. Lo cogí con delicadeza y lo apreté en el interior de mi mano.

—Juro por dios, Rachel Aranda, que no me daré por vencido.

¡Vale vale! Os doy permiso para matarme. :( lo siento, en verano desconecto de todo y de verdad me sabe mal ver como me pedís que actualice, juro que cada vez que me viene la inspiración vengo a escribir. Pero ahora estoy distraída en otras cosas, y no es que me lleve mucho con las redes sociales.

Perdón de nuevo

Holmes Chapel 1&2 » ¡En proceso!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora