Capítulo 3.

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Mini maratón, 1/3 (para compensar más o menos el tiempo que os he hecho esperar)

—No puedo creer que después de todo pueda verte aquí, sana y salva —gritó abrazándome. Sonreí débilmente y respondí a su abrazo.

—Yo también me alegro de verte.

—Maldita sea —levantó mi cuello y me observó. —Estás muy delgada y pálida, pero aún así estás preciosa.

—Gracias —sonreí mirando hacia mis manos. —Necesito que me hagas un favor.

—Claro, lo que tú digas —cogió mis manos y sonrió.

—Necesito que de momento, no le digas ni a mi tía ni a Harry que estás viniendo a verme, ni a Clara, a ella realmente le daría algo.

—No te preocupes —se apoyó sobre su silla. —Lo imaginé cuando me llamó esa mujer.

—También necesito que me cuentes qué pasó, Gemma —su rostro palideció de golpe.

—No sé Rachel, todo esto es muy repentino —la miré con súplica. —No creo que deba ser yo quién te lo cuente.

—¡¿Por qué me decís eso todo el tiempo?! ¡Qué pasó Gemma! —mordió su labio inferior antes de mirarme fijamente.

—Han pasado muchas cosas, Rachel. Yo simplemente no puedo venir aquí a espaldas de todos los que te quieren y contarte algo que no puedo.

—¡¿Entonces quién?!

Se quedó en silencio durante unos segundos. Cogió aire y cruzó los brazos sobre su pecho. —Si quieres saberlo de verdad, deberías llamar a Anabez y Zayn.

Me quedé estática en mi sitio, intenté hablar pero las palabras se estancaron en mi garganta. —O a Clara, pero no estoy segura que sea capaz de contarlo.

—¿Anabez y Zayn se liaron? ¿Zayn engañó a Clara? Por favor Gemma.

Me miró con sus cejas fruncidas y suspiró. —No puedo, Rachel...

—Y yo no estoy lista ni para llamar a Clara, ni a nadie más. No sabes cuanto me ha costado acceder a que Cristal te llamara, no puedo avanzar si no me explicas qué pasó —rogué cogiendo sus manos.

La suave brisa del jardín la hizo ver igual que su hermano, una punzada de dolor me recorrió por dentro. Mordí mi labio inferior. —Quiero de verdad dejar de hacer daño a la gente que me rodea, quiero salir de aquí y empezar de nuevo la vida que tenía antes.

—Y te entiendo, todos queremos eso. Pero no creo que decirte lo que provocó tu coma sea de ayuda, creeme que cuando estés lista, te lo diré —una lágrima cayó por mi mejilla al sentir sus brazos a mi alrededor.

—¿Cómo está Harry?

Sé que mi pregunta la tomó muy por sorpresa, me separó de su pecho y acuno mi rostro entre sus manos, limpiando mis lágrimas. —Está esperando por ti.

—Lo amo tanto, Gemma —los sollozos salieron a la luz y no pude contener las miles de lágrimas recorriendo y humedeciendo mi rostro.

—Y él te ama a ti, y si crees que hacerlo esperar lo va a hacer irse con otra es que de verdad no lo conoces, Rachel —la miré fijamente deseando creer sus palabras.

—No quiero hacerle esperar más, pero sé que si lo vuelvo a ver, o sólo a escuchar su voz por ahora, mi cabeza explotaría —asintió enlazando sus dedos con los míos.

—Él estará aquí en cuanto tú se lo pidas.

—Lo sé —bajé mi mirada y me acurruqué de nuevo en su pecho.

—¿Qué tal van todos?

—Van tirando, la verdad es que tú eras un pilar fundamental en la vida de muchos —sonreí y un largo suspiro salió de mis labios.

—Necesito salir adelante, pero tienes que entenderme —rápidamente asintió y sonrió.

—Y te entiendo, debe ser un shock continúo por lo que estás pasando.

—No sé por qué de todas las personas que conozco eres tú a la que he necesitado ver —susurré mirando hacia mis manos. —¿Sabes? Sé que no debería decirte esto, pero cuando estaba en coma e imaginé toda esa mierda, fuiste tú quién estuvo ahí, quiero decir, todo el mundo estuvo, pero no sé por qué, fuiste tú a quién vi en todo momento y creo que a pesar de haberlo imaginado todo, eso creó un vínculo entre tú y yo.

Me miró sorprendida, sonrió y una débil lágrima cayó por su mejilla. Asintió y cogió mi rostro obligándome a mirarla. —Eres una chica fuerte, Rachel. Eres increíble, y tanto María, Clara, Harry, yo misma, confiamos en ti, y esperaremos lo que haga falta.

—¿Y Anne? No has pronunciado nada de ella en todo el rato que llevas aquí.

Su sonrisa se borró de golpe, tragó duramente y negó antes de suspirar. —Ella está bien, supongo.

—¿Supones? ¿Qué ha pasado? —los nervios llegaron a mí de nuevo. —¿Qué me he perdido?

—Rachel tranquila...

—¡No! —empujé sus manos lejos y tapé mi rostro. —No puedo con más secretos.

—No es mi misión contarte todo lo que está pasando, Reich.

—¿Ah no? ¿No tiene nada que ver contigo Anne? —mi voz salió grave, sus ojos se tiñeron de un oscuro color antes de levantarse.

—Desgraciadamente, ya no.

—¿Cómo? —cogió su bolso y lo colgó en su hombro.

—Mira, yo te quiero. Eres como una hermana para mí y todo lo que has hecho desde que nos conocimos lo tendré en cuenta siempre, pero quiero que sepas que tal y como tú no estás lista para afrontar tu antigua vida, yo he superado mis traumas y no quiero, de hecho, me niego, a recordar una sola puta razón por la cuál llamé a Anne, mamá.

Acabó gritando, retrocedí en mi lugar y vi como se iba. Mis labios se abrieron un poco sintiendo una abrumante sensación invadir mi cuerpo.

¿Qué mierda había pasado? ¿Tanto me había perdido por lo que fuera que pasó? Pero sobretodo, había una pregunta que me provocaba dolor de cabeza. ¿Estaría bien Harry?



Holmes Chapel 1&2 » ¡En proceso!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora