Capitulo 9 "León"

509 57 7
                                    

Katniss Pov

Escape lo más lejos que pude de mi presente, solo camine hacia adelante con intenciones de alejarme de cualquier ser humano a la vista.

Quería estar sola, y era la primera vez que experimentaba aquel sentimiento.

Desde que Peeta Mellark llego a mi vida, había vivido un montón de sentimientos por primera vez.

Nunca pensé que la lujuria y el deseo fueran emociones tan poderosas, pero cada día junto a el podía cerciorarme de ello.

Tristeza. ¿La había sentido antes? Claro que sí, aunque nunca de esta forma, estaba segura que debería ponerle otro nombre, esto se sentía mil veces peor.

¿Soledad? nunca había sabido lo que era, mi familia era enorme y mi padre parecía comprar esclavos por deporte, así que mi hogar de la infancia nunca estuvo poco habitado.

Amor incondicional. Nunca, nunca había amado a nadie como lo amo a él, con el tiempo se convirtió en una parte más de mí, resultándome doloroso tan solo imaginar la idea de no tenerlo a mi lado.

FLASHBACK

Los últimos días habían sido horribles, solía levantarme solo para comer y deambular por la que se suponía era mi casa.

En realidad no lo era, todo el mundo parecía tener su lugar, tener una vida, mientras que yo vagaba como un espíritu atormentado, buscando a aquel hombre que tenía la capacidad de hacerme feliz... él no estaba aquí.

Entonces una tarde decidí acercarme a aquel espartano que no era el que necesitaba, pero si se parecía bastante.

-usted...- murmure y levanto la vista de un libro para verme- ¿sabe dónde está Peeta?- pregunte a Ron, quien frunció el ceño.

-¿no te lo dijo?- pregunto incrédulo, suspiro cansado cuando negué- los espartanos deben permanecer en el cuartel con los otros guerreros por las noches, Peeta aún no tiene la edad para regresar a casa- me conto.

-¿debe permanecer todo el tiempo ahí?- pregunte no creyéndolo.

-solo por las noches está obligado- me aseguro.

-eso quiere decir que en el día se ha quedado por voluntad propia- entendí, él solo me miro sin saber que decir, el último tiempo había querido ignorar el suceso, él y todos en la casa.

Tan solo la noche anterior había echado de la mesa a Deyanira por preguntar maliciosamente donde estaba su primo.

-debe tener una razón- dijo tratando de defender a su hijo.

-se ha arrepentido- acepte- no quiere casarse conmigo.

-no creo que esa sea la razón- me contradijo- eres una excelente mujer, estoy seguro que no se arrepiente de haberte escogido.

-debería ir a buscarlo- pensé en voz alta.

-no creo que sea buena idea, una mujer como tú no debería frecuentar esos lugares.

-¿una mujer como yo?- moví la cabeza confundida.

-una joven bonita e indefensa- me describió- si Peeta te viera ahí, seguramente se agarraría a golpes con el primero que osara mirarte.

-puedo protegerme sola- me defendí, no pudiendo creer lo que pensaba de mi- atravesaría el cráneo de cualquiera que me faltara al respeto.

-¿con que lo harías?- me pregunto divertido, como si estuviera en frente de una niña.

-con cualquier cosa, se usar cuchillos y flechas, y mis manos- levanto sus cejas impresionado.

-Peeta no me lo dijo- reconoció pensativo.

Mio, y para siempre (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora