Capitulo 32 "Aprendiendo de mis errores"

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Katniss Pov

El cuerpo me pesaba. Y era esa pesadez la que me impedía abrir los ojos.

"Katniss" escuche que una voz masculina me llamo una y otra vez. Pronto, la reconocí como la de mi esposo.

Agradecí que me cubriera con algunas colchas, porque a pesar de que horas antes había padecido el calor de la noche, ahora mismo me sentía fría, fría y apagada.

Sentía en lo más profundo de mi, mi corazón latir débilmente, como si ese fuera el origen de mi cansancio, como si el hecho de que el no funcionara demasiado bien afectara al resto de mi cuerpo.

Y lo hacía, porque a pesar de que era consciente de lo que sucedía a mí alrededor, mi esencia física se había desconectado de la mental. Mi cuerpo ya no me obedecía, no me respondía, pero eso no evitaba que dejara de sentir dolor.

Me resigne a soportar todo lo que me aquejaba al creer que era normal, aunque mis otros partos no había sido tan difíciles y el martirio había cedido luego de que mis hijos llegaran al mundo...

"Katniss" sentí que me llamaban nuevamente, a la vez que unas manos que conocía muy bien me acariciaban la cabeza y el rostro "despierta por favor" me rogo.

"no puedo" quería decirle "no sé cómo hacerlo" porque no reconocía que fuerza podría ser capaz de levantarme.

Hasta que...

Un llanto agudo pareció despertar una alarma en mí, señal que desencadeno una energía que no sabía tenía reservada.

Abrí los ojos ligeramente en medio de la oscuridad y pronto divise una gran sombra cerca.

-Katniss- susurro Peeta a mi lado y mire sus ojos preocupados.

-la... niña- alcance a decir cuando vi a nuestra hija llorando en sus brazos.

Él la acerco a mi lado, y aunque no tenía demasiada fuerza me destape un seno para alimentarla. Pronto, al verse recompensada por su succión, dejo de sollozar.

El contraste de su energía difería mucho de mis movimientos lentos y mecánicos, lo cual me alegraba. Yo hubiese dado todo de mí porque ella y su hermana, que dormía plácidamente en los brazos de su padre, estuvieran bien, incluso mis últimas fuerzas.

-no sé si este bien que las alimentes estando así- comento Peeta en un susurro, al parecer temiendo que la niña en sus brazos despertara y también reclamara mi atención.

-¿Quién más... lo hará?- inquirí sabiendo que no había otra alternativa, no a menos que el saliera en busca de ayuda en medio de la noche dejándome sola con los niños.

-no quiero que te pase nada- entonces dijo, y se sentó en el borde de la cama a la vez que su mano tomaba la mía- si algo te sucede Katniss...

-nada me pasara- le asegure, aunque solo poseía energías para respirar y hablar en susurros.

-moriría- dijo con voz atormentada, como si la idea le causara dolor- no podría vivir sin ti...

-no digas eso- pedí, y cerré los ojos un momento- los niños, ellos te necesitan- supe.

-también te necesitan a ti, nos necesitan a ambos- insistió y su mano me acaricio el costado- no me dejes, por favor no lo hagas- suplico y al abrir los ojos débilmente pude ver como lagrimas silenciosas mojaban sus mejillas.

-no lo hare- le prometí, aunque no sabía si sería capaz de cumplir esa promesa, aunque nunca antes me había sentido tan cerca de la muerte.

Cuando la pequeña a mi lado se cansó de comer y se durmió finalmente, Peeta acerco a la otra hacia mí, a la más pequeña, ayudándome a colocarme de costado para alimentarla mejor.

Mio, y para siempre (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora