Katniss Pov
Era adictivo.
Sus labios lo eran, su cuerpo junto al mío lo era, su calor, y su fuerza.
Pero a la vez era frustrante necesitarlo así.
-¿Por qué lo haces tan difícil?- pregunte con la respiración agitada, mi frente junto a la de él, mis manos sobre su pecho.
-¿Por qué tú lo vuelves tan complicado?- replico y cubrió mis manos con las suyas- te amo Katniss- murmuro con determinación.
-lo has repetido un millón de veces- note, no pudiendo ocultar lo que despertaba en mí cuando lo repetía.
-y lo haré un millón más- prometió- lo demostrare cada día, con acciones, con palabras.
-tú no hablas- discutí- solo llegas aquí y...- no quería recordar el acontecimiento de más temprano.
-¿y?- quiso saber.
-no puedo perdonarte- negué, mire su rostro, sintiéndome débil en sus brazos pero a la vez no pudiendo separarme de ellos- cada pelea es peor, y cada vez sufro más.
-no quiero que sufras- su mano envolvió la mía- lo último que busco es tu sufrimiento.
-entonces acaba con esto- reclame- déjame aquí como lo habías planeado.
-¿para qué?- empezó a estar a la defensiva- ¿Por qué debería dejarte si aún te amo, si aún me amas?
-porque estamos sufriendo- le hice ver.
-estamos sufriendo por estar lejos- atribuyo- no por estar juntos.
Sabía que tenía un poco de razón. Desde la pérdida de nuestro hijo las peleas irracionales que solíamos tener antes se habían acabado, y el último tiempo antes de que volviera a Atenas había sido feliz. Pero sabía que no siempre sería así, él tenía un carácter explosivo y yo tampoco estaba dispuesta a quedarme callada.
-no somos compatibles- justifique.
-jamás habías dicho algo tan incoherente- rebatió inmediatamente.
-pero es la verdad- defendí mi absurda excusa.
-¿entonces porque acabamos de hacer el amor?- trajo a colación, y ya se había tardado en hacerlo- ¿Por qué estabas húmeda cuando te toque?- mis dedos le taparon la boca avergonzada, mire cerca para ver que no había nadie.
-no hables de eso- censure, cualquiera en la casa podía escucharlo.
-¿entonces de que quieres que hable?- su personalidad apabullante empezaba a hacer acto de presencia- no me voy a ir de Atenas sin mi mujer- manifestó- y esa eres tú.
-puedes tener miles de otras mujeres- estaba segura que no sería la única encantada con sus atenciones. Si de necesidad física estábamos hablando él podría acostarse con cualquiera, aunque imaginarlo me dolía.
-no quiero a otra, te quiero a ti- dijo terco- y si tengo que quedarme hasta convencerte de que regresemos a Esparta lo hare.
-no voy a volver contigo- exprese tratando de sonar más segura.
-entonces me quedare en Atenas y te cogeré hasta que cambies de idea- fruncí el ceño y me aleje un paso.
-no me hables así- reprendí, aunque en la intimidad solía estimularme que hablara de esa manera, ahora mismo sabía que no estaba utilizando esas palabras con esas intenciones, más bien demostraba que estaba seguro de que de esa forma lograría recuperarme- no es en lo único que pienso ¿sabes?- enfrente.
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Mio, y para siempre (FINALIZADA)
Fiksi PenggemarNo puedes elegir de quien enamorarte ¿cierto? Ni cuando sucederá, ni cuanto durará. A veces sólo pasa, y es demasiado tarde cuando quieres detener eso que todos llaman amor. ¿En realidad era lo que esperabas? ¿Qué se supone tienes que hacer si no...