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Maratón 3/3

A la mañana siguiente que desperté note que Karol no estaba, pues ya eran las 10:30 de la mañana. Me levante y pensé que ya se habría ido a relevar a Ruggero para cuidar a Agustín. Pero me di cuenta que no fue así cuando la vi en la cocina preparando algo de que desayunar.

- ¡Buenos días dormilona! - Me dijo muy alegre y sirviendo los hot cakes que había preparado, en 2 platos.

- Buenos días Karol. - Dije con mi voz adormilada.

- Siéntate amiga, te tengo una buena noticia. - Me senté en la barrita que se encontraba en frente de la estufa y el refrigerador. Quedando frente a frente con Karol.

Puso la mantequilla y la miel en los hot cakes y me dio un plato. Se sentó y seguía con una sonrisa.

- Ya Karol, dime que pasa. - Le sonreí por su cara de felicidad.

- Ruggero llamo hace una hora y me dijo que la operación de Agustín fue todo un éxito. - Quede impactada con eso.

- ¿¡Es enserio!? - Grite después de unos segundos muy emocionada.

- ¡Sí! - grito conmigo y nos levantamos para darnos un fuerte abrazo, claro, con cuidado de no lastimarme.

- Dios mío, ¿ya puedo ir a verlo? - Dije luego de que nos separamos del abrazo y volviendo a sentarnos para comer el desayuno.

- Ruggero no me dijo nada, dijo que se iba a quedar 2 horas más. Luego iría yo y el vendría a cuidarte. - Asentí con tranquilidad.

- ¿Puedo acompañarte? - Ella asintió con una leve sonrisa.

Seguimos comiendo mientras ella me platicaba de como conoció a Ruggero y le comenzó a gustar. Hasta que sonó el timbre. Era raro pues no sabíamos que hacer. Digo que pensarían de Ruggero cuando alguien note 2 chicas en su departamento y una embarazada. Seguro sería algo malo.

- Yo abro. - Dijo Karol.

Se levantó limpiándose la boca. Abrió la puerta y escuche la voz de una señora.

- Buenos días, ¿se encuentra Ruggero? - Dijo la señora con amabilidad y preocupación.

Yo decidí acercarme para ver a la señora. Cuando la vi mi corazón se paralizo un momento.

La mama de Agustín.

- No, él tuvo que salir urgentemente. - La señora se puso la mano en su pecho y sus ojos se cristalizaron.

- ¿Entonces es cierto? - Pregunto la señora con su voz totalmente quebrada.

Me acerque rápidamente a ella y la tome del brazo para llevarla a uno de los sillones para que tomara asiento. Karol me miro confundida y mientras la llevaba al sillón gire mi cabeza y con mi boca susurre que era la mama de Agustín. Ella asintió al instante y cerró la puerta.

- Trae un té, Karol, rápido. - La señora se sentó y las lágrimas comenzaron a brotar de sus bonitos ojos marrones, igual que los de Agustín. Ella veía a la nada. Así que decidí hablar yo.

- Usted es la madre de Agustín, ¿verdad? - Ella me miro y asintió.

- Soy Claudia Bernasconi. - Me dio una amable sonrisa y me extendió la mano. Le devolví ambos gestos y me presente.

- Mucho gusto Sra. Bernasconi. Soy Carolina Kopelioff. - Su sonrisa se desvaneció y me miro de pies a cabeza. Luego volvió a sonreír y la confusión ahora invadía mi cuerpo. Yo me quede quieta esperando que dijera algo.

- ¿Tu eres Carolina? - Dijo luego de examinarme durante unos segundos. Yo asentí dudando de su actitud y ella me abrazo casi llorando de felicidad. Yo me quede inmóvil no sabía que estaba pasando. - Eres tan hermosa como él lo dijo. - Abrí mis ojos como platos.

Mi Gran Tentación • Aguslina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora