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Subí al auto lo más pronto y arranque al instante con mis ojos llorosos. Al separarnos ella no me miro, tomo sus maletas y se fue. No pude detenerla, era mi alma y mi vida pero yo no podía asegurarle una vida como la que ella según imagina.

Con hijos viviendo en una casa grande y bonita, que yo trabajara en otra cosa y ella fuera ama de casa, cuidando a nuestros hijos. Envejecer y morir juntos.
No. Yo no podía.

Llegue a mi casa y fui directo a mi despacho. Abrí la gaveta de vino y tome uno y comencé a beber descontroladamente.

Era una mala idea. Tal vez la olvidaría unas horas, pero de rato la volvería a recordar.

Esos bellos ojos marrones, que me encantaba que me vieran.
Esos labios rojos y carnosos que tanto amaba besar.
Esa piel tan suave y delicada que adoraba tocar.
Esa voz que me alegraba cada mañana.

Simplemente, toda ella, me hacía falta para seguir mi vida.

Me senté en el frio piso, aun llorando. Y sin darme cuenta el vino había acabado. Avente la botella hacia la pared que se encontraba enfrente de mí rompiéndola en mil pedazos. Tome mi cabello frustradamente. ¡Mierda! ¡La necesito conmigo!

Soy un gran imbécil.

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Salí del baño aun con mi sonrisa de oreja a oreja. Karol entro y me miro un poco confundida.

- Ya llego Jorge y... ¿Porque tienes esa sonrisa? - Reí por su interrupción.

- Karol... - Dije apenas audible. - Dile a Jorge que me sentía un poco mal y me quede dormida. Tengo que contarte algo. - Susurre y ella sonrió y asintió. Salió del cuarto cerrando la puerta.

Me pegue a la puerta para escuchar la conversación.

- Jorge no sabes cuánto lo lamento. Carolina me dijo que se sentía mal pero que haría de todo por salir contigo, se acostó y se quedó dormida. Qué pena que haya pasado esto enserio. - Dijo lo más triste que pudo y yo reí bajito.

- Ay Karol no te preocupes, dale un beso de mi parte y ojala y se mejore. Ya habrá otro día, hasta luego. - Jorge como siempre de lindo y comprensivo. Escuche que se abrió y cerró la puerta y en eso los pasos de Karol hacia mi habitación.

Me aleje de la puerta para que no me fuera a pegar con la ella. Entro sonriente.

- ¡Cuéntame ya que paso! - Me grito alegre.

- Si amiga, ¡Estoy embarazada! - Le grite alegremente. Ella también dio un grito y me abrazo. Comenzamos a saltar como niñas adolescentes cuando tu crush te dice que le gustas.

- ¡Que emoción! - Nos separamos y ella quito su sonrisa drásticamente.

- ¿Que tienes? - Hice la misma acción aunque seguía muy feliz.

- ¿Agustín es el padre? - Asentí, era más que obvio. - Entonces, ¿cómo planeas decirle si no sabes donde vive o su número de teléfono? - Ahora si me volví a poner triste.

Era muy cierto. No sé nada de Agustín más que su nombre, apellido y algunas cosas más. Había olvidado que él no podría saber acerca de que estaba embarazada y el seria el padre.

Karol leyó mis pensamientos y me abrazo. Una lagrima no tarda en caer por mi mejilla.

- Ay Caro, mira yo te prometo que te voy a ayudar a buscar por mas y tierra a Agustín. Él no debe vivir tan lejos, ¿o sí? - La mire a los ojos y asentí.

- Recuerdo que estábamos por salir de California cuando me llevo a su casa. Si está alejada y no sé por dónde es. - Ella me volvió a abrasar.

- ¿Algún lugar que recuerdes? - Negué con la cabeza y me senté en un lado de la cama. Karol se sentó conmigo.

Mi Gran Tentación • Aguslina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora