Enamorándome de mi jefe

ELLOS NECESITAN A SU PADRE

ALEXANDRA.
La comida transcurría sin problemas, Alma estaba tratando de que Emma comiera un poco, y Kim hacia lo mismo con Dieguito, aunque estaba resultando un verdadero desastre, ese par era demasiado desastroso al momento de comer papilla.

Mas Emma, ella era un verdadero desastre, creo que es la que mas se parece a Alan en su forma de ser, y Dieguito tenia la misma personalidad pacífica de Alma. Aunque en el físico el pequeño niño rubio era idéntico a su padre y la pequeña Emma era mas parecida a Alma.

Son tan encantadores.

—Me rindo—Dice Alma—Nunca aprenderán a comer.

—Son como pequeños cavernícolas—Opina Edwin divertido.

—¿Enserio?, pensaba que comían igual que Alma—Opino.

Edwin ríe despacio, mientras que Alma me mira con cara de pocos amigos. Estaba nerviosa, desde hace una par de días tenia que comentarle algo de mucha importancia, no podía seguir ocultándoselo, tarde o temprano se tenia que enterar.

—¿Como te ha ido en la terapia?—Me pregunta Kim.

Le sonrío y miro a aquellos tres pares de ojos mirándome en espera de una respuesta.

—Bastante bien, la psicóloga es muy agradable —Comento.

—Me alegra mucho querida, ¿Y la escuela?—Pregunta Kim.

Bingo.

—Pues...

Alma alza una ceja en mi dirección—¿Todo bien?

—Tengo que ir a New York por unos papeles, básicamente a recoger mi certificado de bachillerato , ustedes saben simples papeleos—Digo tratándose de restarle importancia.

—Vaya, tenemos mucho que no vamos para allá —Comenta Kim.

—Si, y me preguntaba, si no querías que le llevara a Silvana una fotografía de Emma y Dieguito...

—No—Dice Alma—Entiendo que tengas que ir, y te apoyo, pero por favor no lleves nada de mis hijos para allá, y si es posible evitar contacto con... con él, mucho mejor.

Edwin suspira.

—Alma...

Alma se levanta de la mesa y toma a Dieguito en brazos. —Por favor Alex, no quiero hablar de esto.

Alma se retira con Dieguito en brazos y nos deja en el comedor. Miro a Edwin y él suspira profundamente.

—Es momento de que hablemos con ella—Le digo.

—¿Crees que esté lista?—Pregunta Kim preocupada.

—Tiene que estarlo, amo a Alma, pero no es correcto lo que hace y lo saben—Digo.

Él asiente—Déjame hablar con ella.

Asiento con la cabeza y miro como Edwin se levanta de su lugar para ir a hablar con Alma.

ALMA
—Dieguito, anda vamos di: mamá...—Digo viendo a aquellos hermosos ojos azules.

Dieguito únicamente balbucea y me dedica una hermosa sonrisa con un pequeño dientecito apenas asomándose.

Beso su pequeña y gordita manita, le sonrío provocando que él suelte otra pequeña risita. Estoy completamente enamorada de mi pequeño Dieguito.