Capítulo 31: ¿Quién entró a Chewbacca?

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31. ¿Quién entró a Chewbacca?


Bucky desenfundó un arma de su cintura tan rápido que ella apenas vio la acción, pero escuchó claramente el sonido del disparo que le dio a la caja parlante, disparó continuo, con una fuerza derrochadora y furia contenida, hasta que se calló, dejando en el aire la segunda palabra dictada en ruso por Helmut Zemo: oxidado.

Una vez se hubieron terminado los disparos, ella se quitó las manos de los oídos. Todo se oía con eco, dolía en el alma oír un arma abriendo fuego. Al final, lo único que quedó en el ambiente fue la respiración agitada de Bucky y la indecisión de Anya al respecto. No obstante, confusa, aturdida, indecisa, cualquier cosa que sintiese, se quedó atrás, pasando por el buen humor.

Ella se dejó llevar por la curiosidad.

—¿Eran esas las palabras que se supone que...? —preguntó cautelosamente, dando un ligero paso hacia Bucky.

—Sí —respondió él, volviendo a enfundar el arma—. Lamento que hoy no puedas ver al Soldado del Invierno, lo dejaremos para un posible futuro.

—Aun así... —sacudió la cabeza—. Eso no es lo importante, tenemos que encontrar a Zemo.

—No tendrán que buscar mucho —habló una voz a sus espaldas. La piel de Anya se erizó al segundo en que volteó, no solo porque el idiota de Helmut Zemo estaba ahí plantado, sino que enseñaba desvergonzadamente un libro color rojo con una estrella negra. Ese debía ser el famoso libro que convertía a Bucky en el Soldado del Invierno, el fatídico libro—. Estoy aquí mismo. No tienen que buscar...

—Hijo de...

Zemo alzó la mano para detener a Bucky, quien se detuvo junto a ella, para su sorpresa.

—Tengo algo que decir antes de que ataques.

—Las pausas para ir al baño no están permitidas en una batalla. —refunfuñó Anya.

La mirada llena de suficiencia de Zemo la hizo morderse la lengua.

—Como sabrás, esta es una de las tantas bases en las que estuviste, Barnes —relató como si de un cuento se tratara—. Siberia fue por mucho tiempo tu residencia. Y, fue aquí mismo donde se te cedió una orden que de seguro recuerdas muy bien. Una que ahora mismo estás viviendo día tras día.

Pensó seriamente en llenar el cuarto con su humo negro, las posibilidades de dormirlo y golpearlo con una vara cuando esté fuera de combate eran muchas. No obstante, se plantó ahí y escuchó con atención. Quería oír lo que tenía que decir.

Bucky sacudió la cabeza.

—Ella no tiene por qué saberlo.

—De hecho, no, no lo tiene, pero me parece un toque extra especial que ella sepa quién mató a los padres de Stark.

Anya se congeló, pero tuvo suficiente coraje como para mirar a Bucky. Él apretaba la quijada fuertemente, con los ojos clavados en Zemo, estos cargados de impotencia. ¿Él... mató a los padres de Stark? Por un momento pensó en si Tony sabría esto, aunque no tuvo que pillar ningún truco; era obvio que no lo sabía; su relación con Bucky no sería tan serena y bromista. Era bruto, ambos, en los dos sentidos, se trataban de forma ruda, despreciada, aunque nunca algo tan serio.

Al menos, Bucky no lo ha golpeado aún.

Y si Tony se enterara de esto...

—¿Hablas en serio? —preguntó—. ¿O solo me tomas el pelo para que le tome rencor a Bucky? Porque eso no pasará.

WINTER ART • Bucky Barnes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora