Capítulo 44: Solo una cosa.

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44. Solo una cosa.


Wanda irrumpió en la habitación con una furia difícil de rechazar. Pietro recuerda muchas veces en las que su hermana se ha enfurecido en serio, y no eran recuerdos gratos. No era de esas personas que se enojaban y golpeaban o insultaban, Wanda era la clase de persona que planea desde las sombras, espera muy pacientemente y, justo cuando nadie se lo espera, da el golpe final.

Así que sí, estaba un poco... uhm, mucho con miedo, en especial porque sus ojos estaban rojos y apretaba la quijada con la fuerza suficiente como para dislocársela. Azotó la puerta de tal manera que hizo vibrar los cuadros y maquinaria del lugar, el sillón donde estaba sentado se sacudió medio segundo para luego detenerse. Su expresión no era la más afable, tampoco, era por lejos la más aterradora que había visto en mucho, realmente muchísimo tiempo.

Verla así levantó a Pietro de su asiento de un salto, preparado para asistirla si le pedía ayuda o si alguien la había insultado.

Hermano protector: mode on.

—¡No con mis huevos! —chilló, pero Wanda no fue por su paquete, sino por un abrazo. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cintura y enterró su rostro en su pecho. Casi como por arte reflejo, él la rodeó con sus brazos y apretó—. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Estás herida? ¿Alguien te...?

—Estoy bien.

Se apartó, sus ojos habían vuelto a ser verdes.

—¿En serio?

—Completamente.

—Pues avísale a tu cara. —apretó sus labios. Tal vez eso había sonado brusco, pero su hermana no notó el tono amenazador.

Ella alzó sus ojos a los suyos y pudo ver –y sentir– cuán preocupada y asustada estaba.

—Anya y Bucky desaparecieron.

—Oh —parpadeó rápido, dejó que las palabras se procesaran en su almacén léxico... y volvió a sentarse en el sillón, apoyando sus pies sobre la mesa de café. Sus ojos volvieron a Isabella—. Ah, pensé que era algo más grave —bostezó—. Esos dos deben de haberse ido a follar por algún sitio, pasándose por el culo las leyes. Ya sabes, como de costumbre.

—¿Me has escuchado?

No debió sorprenderle el tono estupefacto de Wanda, pero le pareció extraño que estuviera tan histérica.

—Sí, te escuché.

—¿Entonces?

Puso sus manos en jarras.

—¿Qué quieres que diga, Wanda? Ellos saben cuidarse solos, son adultos, entrenados, con poderes y habilidades superiores a la de cualquier ser humano normal. Como te dije, tal vez se escaparon para celebrar una boda tránsfuga y su luna de miel correspondiente y, conociendo a Anya...

—Ahí estás mal —terció—, Anya no elegiría escaparse, estoy bastante segura de que elegiría el más ostentoso matrimonio alguna vez visto.

Se pasó la lengua por el labio superior.

—Tal vez tengas razón... ¿cuál es la verdadera emergencia entonces? ¿Una fuga del Soldado del Invierno otra vez?

—No, Piet, ellos no desaparecieron porque quisieron —se posó delante de él, impidiéndole ver a Isabella. Wanda acercó sus ojos verdes furiosos a los suyos, sus rostros a escasos centímetros y desafiantes unos a otros. Habían tenido antes estas conversaciones, donde Wanda se volvía madura y mandona, y Pietro siempre terminaba doblegado, consintiéndole sus caprichos, pero no iba a ceder ahora, no cuando había otra persona, más indefensa y débil que Wanda, lo necesitaba—. El Cirque Mort atacó el jet en el que viajaban, ¿recuerdas la misión para atrapar a Loki? Pues no pudieron llegar, el jet estalló en el aire, Bucky se perdió y Anya fue secuestrada por esos maníacos.

WINTER ART • Bucky Barnes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora