Capítulo 17: Anya aúlla como los ángeles.

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17. Anya aúlla como los ángeles.



Dos días.

Dos malditos días sin que Bucky le dirigiera la palabra. Anya estaba que se volvía loca, sería de esas mujeres que arrancaban sus cabellos sino conseguía parar de preocuparse.

Como era de esperarse, luego de que Wanda le asestara una lámpara en la cabeza, lo intentó agarrar para que no se diera un golpe aún peor. Para su suerte, la sokoviana ayudó con su telequinesis. Anya acompañó a Bucky cuándo lo llevaron a la enfermería y estuvo ahí con él durante su inconsciencia, lo cuidó. Incluso protegió sus pesadillas. Él estaba soñando con muerte, sentía mucho dolor, mucha confusión, tanta que Anya no pudo soportar estar en su cabeza por mucho tiempo.

Acompañó a Bucky mientras se partía la cabeza intentando recordarlo, intentando darle sentido a lo que acababa de descubrir, lo que prácticamente le gritó en la cara. Ella se había dibujado a sí misma y escrito una carta a James Buchanan Barnes, le había dicho que era caliente, incluso le ofreció sexo.

¡Y ella no lo recuerda!

Anya se sentía inteligente a la vez que estúpida. Inteligente por haberle ofrecido sexo a ese dios incluso cuando era joven e inexperta –genio. Y estúpida, porque ahora no lo había hecho. Ni pensaba hacerlo tampoco, no después de lo que pasó.

Bucky había despertado luego de su mini-coma y, en cuanto la vio, pidió que se marchara, secamente. En ese momento se quedó de piedra, sintiendo una opresión en el pecho. Ahora, dos días después de eso, no le hablaba, no la miraba y ni siquiera se mantenía en el mismo cuarto que él. Cuando él entrenaba en el gimnasio y Anya aparecía, se retiraba. En la sala pasaba igual, no comía si ella estaba ahí. Se iba. Se alejaba de ella.

La presión de haberlo dañado de cualquier manera la estaba haciendo sentir miserable. Y odiaba ese sentimiento. Anya no era de las mujeres que se preguntaban una y otra vez qué hicieron mal, pero ahora no dejaba de hacerlo.

¿Y si debió haber dicho que lo recordaba?

¿Pero de dónde lo conocía?

¿Se conocieron en HYDRA?

¿Cuándo lo hicieron?

¿Por qué se olvidaron mutuamente?

Ella sabía por qué lo olvidó. Wanda. Pero, ¿por qué él la olvidó a ella?

¿Dónde estuvo todo este tiempo?

¿Conoció ella al verdadero Soldado del Invierno?

¿Tuvieron sexo al final de cuentas?

—¿Estás bien? —la pregunta de Natasha la sacó de sus pensamientos.

Todos estaban en el pasillo, esperando a que Steve saliera para avisarles si era tiempo de entrar a la sala de conferencia. Los había citado allí porque según él –y Visión, que fue el que los informó– había llegado un invitado inusual. Y allí estaban todos los miembros del equipo, esperando, todos excepto uno; quien ya deben de imaginarse.

Elevó la mirada a la de Natasha y, cuando se dio cuenta de que todos la miraban, inquisidores, cuadró los hombros, se acomodó el cabello y sonrió forzadamente.

—Perfectamente.

Las puertas se abrieron en ese momento, así que Anya no tuvo que seguir fingiendo una sonrisa. Steve les indicó que pasaran con un movimiento de cabeza.

El invitado que aguardaba del otro lado no era nada más ni nada menos que Tony Stark, el multimillonario presumido que siempre traía alguna clase diferente de gafas. Él se levantó del asiento que ocupaba, arreglando su saco para verse más presentable.

WINTER ART • Bucky Barnes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora