Capítulo 5: No soy tu compañero.

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5. No soy tu compañero.


Mierda, mierda, mierda, mierda...

—Creo que ya lo dijiste unas cien veces —rumió Bucky, con los brazos cruzados y sin verse alterado por ningún sentimiento. Por supuesto que él no estaba nervioso, ¡él no había disparado contra Lily!—. Cállate de una vez.

—¡Mierda!

—Ciento uno. —contó Beth.

Anya apoyó la cabeza de Lily en sus muslos y acunó su rostro entre sus manos. Ella estaba bien, su pesadilla no dañaba a menos que ella realmente quisiera. Y si en algún momento sí quiso hacerles mucho daño a los trabajadores de estas instalaciones, nunca le haría daño inconscientemente a Lily.

—Está bien —anunció tanto para sí como para el resto, captando su aliento entrecortado, pero firme—. Sólo necesita despertar y reponerse lentamente, necesita reposo.

Bucky suspiró y pasó su fría mirada por sobre todas las mujeres.

—¿Hablan ruso? —les preguntó en italiano; todas negaron con la cabeza con cierto temor. Él giró su atención a Anya y habló, en efecto, ruso—. ¿Qué le hiciste exactamente? ¿Qué hace tu don? ¿Cómo... cómo lo obtuviste?

—Tus preguntas podrían tener limitaciones, ¿no crees? Estoy algo agotada.

—No, no lo creo. Ahora respóndeme, niña... —ella ahuecó su oreja, incentivándolo a ser más específico. Él suspiró y dijo entre dientes—: Anya.

Subió su ambarina mirada a la suya, notando que él solamente quería respuestas y ella lo estaba usando como su faro de burlas. Soltó un sonoro soplo mientras acariciaba el cabello rubio de Lily.

—Vale, bien. Tú ganas, bucky-boo. Fui un... experimento de HYDRA, como te dije; alguien que amaba me traicionó y terminé ahí metida a los trece años, hasta que huí a los veintiuno.

—Nueve años.

—Feliz cumpleaños a mí... —cantó Anya, intentando por todos los jodidos medios desviar la conversación. Odiaba con toda el alma recordar su experiencia en HYDRA, sólo la hacía consciente de las muertes, de lo que perdió y... que alguna vez fue un monstruo—. ¿Tú? Se dice que Bucky Barnes había muerto, caído de un tren en una misión con el Capitán América.

Él se removió.

—Sí, también leí que me ocurrió eso.

—¿Leíste? ¿No lo recuerdas?

—No.

—¿No recuerdas...?

—Ya te dije que no —la interrumpió con la voz rasposa—. No insistas.

Anya lo miró unos segundos antes de desviar sus ojos, los suyos eran intensos, cargados de una energía potente que irradiaba soledad. Habiéndolo conocido hace tan solo una hora, le agradaba Bucky. Independiente de que fuera un cascarrabias con linda barba y sedoso cabello, le caía bien. Más que caerle bien, lo encontraba caliente –era una chica después de todo– y lindo, en sentido kawaii desu ne.

Ella rió en voz alta por su propia deducción, consiguiendo que Lily se removiera.

—¿Anya? —preguntó adormilada.

—Mi no ser Anya, ser un robot... sí, soy yo, no me mires así. Lo siento, no quise asustarte...

Lily le propinó un fuerte golpe en las costillas, haciendo que se encorvara y se lanzara hacia atrás en busca de aire. La amazonas se levantó de un salto para nada humano, mirando a su alrededor como un perro rabioso buscando qué morder o roer. Soltó un alarido bestial y se sacudió.

WINTER ART • Bucky Barnes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora