Capítulo 37.5: Y me gustó.

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37.5. Y me gustó.


Wanda escuchó como Fury caminaba de allá para acá, lanzando maldiciones de tres por tres, siendo seguido de cerca por Tony y su ira en contra de Steve y su repentina e inesperada fuga. Miró a Pietro, que había estado furioso, también, por el secuestro de Natasha en uno de los trajes de Stark.

Todo en la base era un caos.

Para empezar, Bucky y Steve ahora eran fugitivos, incluso le habían dado la orden de atraparlos y llevarlos a las autoridades a los propios miembros del equipo, sin ser amables ni darles oportunidades de explicar nada. Habían atentado contra su gente, contra civiles. Bucky convertido en el Soldado del Invierno y Steve siendo su cómplice.

¿Qué más? ¿Qué más?

Ah, sí; Anya y Sam iban a ser zurrados cuando aparecieran, Fury estaba más cabreado que ningún otro, diciendo que nada de esto hubiera ocurrido si esa búlgara y ese veterano no se hubieran escapado con Bucky a hacer una misión que puso en riesgo sus vidas y las del personal.

Por último, Natasha había sido enviada a un punto muerto, sin localización ni armas con las que valerse, los doctores Selvig y Cho habían empezado una investigación para dar con su paradero. Tony también se había unido y había hecho participar a Vanessa también, que era experta en el área de rastreo.

—¿Qué pasa? —le preguntó a su hermano, viendo como éste murmuraba maldiciones y movía su pierna tan rápido que apenas y notaba el movimiento.

—Ese hombre sigue vivo —murmuró, emputecido—. Debí haberlo matado ahí mismo, cuando tuve la jodida oportunidad de arrebatarle la vida.

Eso la puso en alerta. ¿Desde cuándo Pietro decía algo tan sombrío?

—Piet —instó—, si tienes algo que decirme, por favor, dímelo. No quiero que sufras solo, quiero acompañarte en esto. Confía en mí, por favor.

Él la miró con dureza.

—De acuerdo. Conocí a alguien —empezó y a ella se le prendió la esperanza, él le contaría al fin lo que tanto le carcomía—. Pero me la arrebataron. Así de sencillo, es todo lo que hay.

Bajó sus hombros.

—No todo si es que te pone así recordar qué pasó con ella. Dime, ¿quién era?

Se removió, los dos mirando como aún Fury le gritaba a sus hombres para hacer una exhaustiva búsqueda por todo Nueva York, los cielos, aeropuertos, autobuses, por todos lados. Esos cuatro no se iban a salvar.

—¿Recuerdas que Alisson Blaire dijo que buscaba a su amiga, Isabella, y yo prometí ayudarla?

Cómo olvidar la tonta promesa que él hizo para esa muchacha, la inhumana que se hacía llamar Dazzler y que terminó por ser una protegida en la Torre Stark, con sus padres cuidando de ella al lado de una unidad especial que no le quitaba el ojo de encima.

—Sí, la recuerdo.

—Bien, pues la conocí, fue la encargada de sacarme información, torturarme, hacerme cosas —él movió su quijada—. Y me gustó. Primero la utilicé, la seduje para engañarla y ganarme mi libertad, pero salió mal y... y me gustó.

—Qué estúpido. —gruñó por lo bajo.

Se le escapó una mirada de asombro.

—Creí que no me juzgarías. Gracias, hermana.

—Vale, perdón. Pero es que me aterra pensar en que esa mujer, la que te torturó sea tu futura esposa.

—Descuida, no lo será —bajó sus ojos, hasta sus rodillas—. Isabella fue la que me ayudó a escapar y, de hecho, iba a huir conmigo, quería ser libre, quería una vida junto a Alisson y... y conmigo.

—¿Pero...?

—Pero la mataron.

Oír el tono furioso de Pietro fue nuevo para ella, no lo escuchaba así desde que juraron destruir a Stark por matar a sus padres. Se asustó, no podía perder a Pietro en otra venganza.

—¿Frente a ti?

—No, íbamos corriendo lejos de donde me mantenían, pero le dieron, la atraparon y ella me dijo que me fuera, que las distraería... hasta que una de esas mujeres, le disparó en el corazón. Me la arrebataron, y no voy a descansar hasta que William Rowling pague por lo que hizo; él la secuestró, la volvió como era, creó a esas mujeres, a esas despiadadas mujeres que rieron cuando Isabella murió.

Tal determinación... le afectó.

—Te voy a ayudar —dictó, terminante—. Si esa mujer, Isabella, significó tanto para ti, Pietro, voy a vengarla contigo. Sólo... no hagas estupideces, estamos juntos en esto y en todo, lo que sepas, me lo cuentas, lo que harás, me lo cuentas, no hagas nada sin decirme, ¿entendido?

Él no pudo evitar reír al oír su tono serio.

—Te cuento que voy a vengar a la única mujer que creo que me ha gustado en serio y me sales con que serás la cabecilla de la operación —volvió a reír—, eres única, Wanda.

—¡Maximoff! —gritó Fury a los mellizo. Los dos se levantaron—. Ustedes irán a Detroit, avísennos cualquiera sea el avistamiento. Si alguien los vio, si alguien los ayudó, todo, no me fallen.

Wanda y Pietro asintieron y se fueron a alistar para su siguiente misión.


WINTER ART • Bucky Barnes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora