Los chicos se sientan en el sofá y yo, como anfitrión de ocho que soy, les llevo galletas de nueve y la limonada, también con un nueve, de mi madre.
Me siento junto a ellos mientras tomo una aspirina. Los efectos son casi inmediatos pues, a los pocos minutos, el dolor de cabeza es sustituído por los mareos.
Me muevo incómodo en el sofá, ellos hablan pero no logro entender lo que dicen, la cabeza me da vueltas y empiezo a ver borroso.
–¿Estás bien, Arlen?
Me giro bruscamente hacia la voz y allí está Marcos. Me sostiene con ambas manos y, a pesar de estar casi serio, creo ver algo de preocupación en su rostro.
–¿Qué ha pasado? –pregunto, mi voz suena extraña, como si hubiese bebido alcohol.
–¡Te caíste del sillón! –exclama Luca riendo– ¡Perdón! Soy un amigo horrible, no debería haberme reído.
La expresión del chico de ojos azules cambia rápidamente, empieza a temblarle el labio y parece que va a llorar. Miro hacia Marcos, esperando una reacción por su parte, pero él no parece preocupado... De hecho, parece muy enfadado.
–Luca, no hagas el tonto –dice, lo que sorprende al otro chico–, Arlen se ha mareado... Ahora ve al coche a por las cartas... –se gira hacia mí– ¿Te encuentras mejor? –asiento– Ok, entonces, ¿puedes ir con el al coche?
Asiento de nuevo y, con ayuda de mi amigo, me levanto. Camino al lado de Luca dejando a Marcos y Kidman hablando en el salón.
–¿Para que son las cartas? –le pregunto, temiendo la respuesta de mi amigo.
–Yo quería jugar al póker de prendas –explica serio–, pero creo que tu novio no nos va a dejar...
–No es mi novio, Luca –le digo algo enfadado–, ni siquiera sé que te hace pensar eso; de echo, le conociste tu antes que yo.
–¡Claro que es tu novio! –exclama entusiasmado– ¡El problema es que aún no lo sabes! –quiero replicar pero Luca echa a correr hacia el coche, dejándome con la palabra en la boca.
Me quedo quieto, a pesar de que Marcos me pidió que le ayudase, estoy seguro de que Luca tiene una capacidad de siete para encontrarlas el solo.
–¿Qué haces ahí parado, profe? –dice en cuanto vuelve, colocándose a mi lado.
Le miro extrañado, ¿me acaba de llamar profe? Tengo que admitir que es un apodo mejor que el que me han puesto mis compañeros de clase: Notas.
–Te llamo profe –dice interpretando mi expresión, como si fuera un adivino de nueve–, porque le pones nota a todo, como si corrigieras un examen ¡Y ahora vamos!
Me sonríe y yo imito su gesto, es imposible no contagiarse del entusiasmo ocho de mi amigo. Entramos en casa y, al llegar al salón, Marcos y Kidman paran de hablar.
Sin embargo, lo que me sorprende es la expresión de mi evaluador.
Parece asustado, como si hubiera pasado algo horrible. Al contrario que Marcos que, a pesar de no hacerlo frecuentemente, está sonriendo... Aunque es una sonrisa diferente.
Mi curiosidad me puede y me preparo para interrogar a estos dos, estoy seguro de que algo de, como mínimo, un ocho ha pasado mientras no estábamos.
Pero no es nada romántico, eso no puede ser porque... Porque las probabilidades son de tres, demasiado bajas; si, eso es. Nada de amor entre estos dos.
–¡Juguemos al Póker de prendas! –grita Luca, sin darme tiempo a preguntar que es lo que ha pasado.
Yo le miro mosqueado por quitarme esta oportunidad y Marcos vuelve a ponerse serio.
–No, nada de juegos raros –dice mi evaluador–. Os he llamado porque vamos a irnos de campamento la semana que viene y tenéis que preparar las maletas.
Marcos y yo miramos al pelinegro, estoy asombrado y, supongo, Marcos lo está también. Por el contrario, Luca parece entusiasmado y, si lo pienso bien, esta parece una de sus locas ideas.
–Tenemos clases, no vamos a faltar –dice Marcos–; además, Arlen no tiene el permiso de su madre...
–En realidad si lo tiene –le corrige Kidman–. Como su madre no está yo soy su tutor, así que puedo firmar para que falte a clases; tú tienes el permiso gracias a tus buenas calificaciones y Luca... Bien, él va a hacer lo que quiera, ahora no se lo podemos negar, ¿verdad?
El chico de ojos azules asiente pero, la verdad, no creo que lo haga; si Marcos no va, el tampoco.
En cuanto a mi, bien, dudo que vaya al campamento; pues estoy preocupado por Adrián, no quiero ocultarle cosas a mi madre y...
–¡Ava! –grito al darme cuenta– No nos va dejar faltar al Club de apoyo, es imposible, a pesar de tener el permiso – digo, sonriendo triunfante.
–No seas tonto, pelirrojo –dice mi evaluador, haciendo que borre mi sonrisa–. Es un evento organizado por nuestra organización, claro que os dejará ir; ella también va a estar.
Me siento en el sofá al lado de Marcos, algo triste porque, si puedo, me inventaré una excusa para faltar... Lo prioritario ahora es arreglar las cosas con Adrián, no quiero perder a mí mejor amigo...
–No creo que sea buena idea –contesta Marcos, preocupado–, no voy a ir... ¿Tú no vas a ir, verdad Luca?
Estoy último lo dice, en apariencia, muy seguro de sí mismo. Y tiene motivos para estarlo, desde que les conozco me ha quedado claro que es Luca el que va detrás de...
–Si que voy –dice, sorprendiéndonos a todos– si no quieres ir, allá tú; pero yo voy. No soy tu perrito faldero, tienes que enterarte de eso de una puñetera vez.
Me sorprendo por las palabras del chico, han sido muy duras.
Me fijo en Kidman, esperando que pare la discusión entre ambos chicos antes de que vaya a más pero él no me hace caso, está atento a Marcos.
Miro hacia donde lo hace mi evaluador y mi sorpresa no puede ser mayor.
Marcos, el chico que nunca cambia su expresión, al que parece no importarle nada y el que solo se estresa cuando llevo mal colocado el cuello de mi camisa...
Está llorando.
Nota💚:
Perdón por no actualizar antes mis locuelos pero, como ya dije (o eso creo) estoy hasta arriba de trabajo.
Ahora bien, ¿de qué estarían hablando Marcos y Kidman?
¿Creéis que Luca se ha pasado?
¿Arlen irá o no al campamento?
¿Se arreglarán las cosas con Adrián?
Pronto puede que se sepa. Hasta entonces ya sabéis comentad y dad estrellita... Porfi.
Perdón por las faltas de ortografía ya sabéis que podéis comentarlas, que es algo que me ayuda muchísimo.
Y tengo que darle mil gracias a jrlex317 por "hacer de editor" en todos los capítulos anteriores, podrías montar una editorial, se te da muy bien. Pero enserio, te lo agradezco de verdad.
Y para conocernos mejor:
Tengo el pelo de un color marrón muy común, pero he pensado en teñirlo de azul. Sehp, cambio drástico.
¿De que color es vuestro pelo?¿Alguna vez pensasteis en cambiarlo?
Nos leemos luego💚
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¿Cuánto me quieres?
Teen FictionArlen, a sus diecisiete años, cree que todo en su vida es perfecto y está bien, eso es gracias a los números. Exacto, las cifras siempre le han ayudado... si no hablamos del amor, claro está. Él piensa que, como todo en su vida, puedes querer a alg...