Irene discute consigo misma mientras nuestros evaluadores siguen anotando todas y cada una de sus palabras.
La chica empieza a calmarse poco a poco hasta que se da cuenta de que no está sola; entonces se gira hacia nosotros y nos mira seria.
–Cuesta creer que no sea real, caris –dice finalmente– sé que solo yo la veo, pero aún así es difícil pensar que María es parte de imaginación... Por cierto, Arlen –cambia de tema, centrando su atención solo en mi– me gustaría que me explicases esa "enfermedad" tuya...
–Ya la irás conociendo –me interrumpe Kidman– al menos su obsesión con los números pues es lo difícil de explicar –continúa– pero creemos que podría ser algo más grave, ya que no va a mejor...
–¿Más grave? –esta vez es Ava la que no me permite hablar– Necesito saber todos los detalles, ¿cómo no me lo habías dicho antes Ger... Kidman?
Los dos se ponen a comparar mis resultados y a hacerme preguntas, las cuales nunca puedo contestar puesto que se responden el uno al otro.
Me giro hacia Irene, que me mira curiosa y pienso en pedirle que me ayude, pero creo que hacerlo sería algo raro, ya que nos acabamos de conocer y no tenemos ni siquiera un tres en confianza.
Intento mirar a mis dos amigos por los huecos que dejan los evaluadores y les pido ayuda con la mirada, deseando que me entiendan.
Luca se ríe y sacude la cabeza, no puedo contar con él para esto, Marcos solo me mira y suspira, es entonces cuando me acuerdo: me debe una.
Creo que el castaño también lo recuerda porque noto como se pone tenso. Marcos levanta sus brazos para llamar la atención de Irene sin que los evaluadores se den cuenta, ya que siguen discutiendo de espaldas a ellos.
La chica mira extrañada a mi amigo, es normal, yo no tengo ni un dos de idea en que es lo que va a hacer.
Me fijo también en los chicos, me preguntó que hará Marcos para que mis evaluadores me dejen en paz.
Mi sorpresa no puede ser mayor cuando Marcos coge el cuello de la camisa de Luca, se acerca a el y...
–¡Oh, por todos los Dioses! –grita la morena– ¡Os habéis besado, caris! ¡Voy a estar rodeada de gays!
La chica sonríe alegre y comienza a cantar una canción que no reconozco ni entiendo, ya que está en otro idioma.
Kidman y Ava miran a Irene sin saber que hacer, es obvio que piensan que la chica delira pero yo también lo he visto; se han besado y, quien empezó el beso fue, ni más ni menos, Marcos.
Tengo que acordarme de darle las gracias más tarde, lo que hecho a sido de siete con seis.
–Esto... –empieza a disculparse el más joven– ¿lo siento? Solo quería, bueno... Yo... si, creo que lo mejor es decir que... Lo siento.
–¡No te disculpes! –exclama el de los ojos azules– eso ha estado de put....
• • •
Ya llevamos dos horas en casa y mi preocupación va en aumento a cada minuto que pasa.
Miro mi teléfono otra vez, mamá no me ha llamado, eso me preocupa un seis con siete pero, por órdenes de Kidman, no debo llamarla yo.
–¿De verdad se besaron? –pregunta el pelinegro, sentándose junto a mi en el sofá y sacándome de mis pensamientos.
–Si, creo que para evitar que siguierais haciéndome preguntas...
–Joder, mira que la habéis montado, ¿eh, pelirrojo? –sigue diciendo entre risas– hubo que parar la clase porque Irene se emocionó y a Luca le están haciendo pruebas; se dió un buen golpe al desmayarse.
Sonrío, la verdad es que no me esperaba esa reacción por parte del chico de ojos azules aunque, si me paro a pensarlo, es obvio que Marcos no suele hacer esas cosas... O eso creo.
Debes de haber sido un shock de, por lo menos, un ocho con tres.
Un sonido procedente de mi bolsillo me devuelve a la realidad; cojo el teléfono y, como siempre, contesto sin mirar ni siquiera quien me llama:
–¿Diga?
–¡Arlen, mi amor! –escucho la voz de mi madre y una sensación de alivio me abarca por completo– He leído tu mensaje, espero que no te enfades, te prometo que lo arreglaré todo y...
–¿Tú estás bien? –le interrumpo, demasiado feliz para pensar en otra cosa que no sea mi madre.
–Estoy bien cariño, estoy... –suspira– estoy de ocho; esta vez sin mentiras.
Me alegro y las ganas de ver a mi madre aumentan hasta un nueve con dos, estoy deseando que vuelva.
Mamá se despide, me gustaría que hubiese hablado más conmigo pero sé que no le es posible.
Ya más tranquilo cierro el teléfono y vuelvo a acomodarme en el sofá, dándome cuenta, por primera vez desde que empezó la llamada, de que no estoy solo.
–Lo arreglé todo –le digo a mi evaluador–, confío en mi madre. No estoy preocupado ni siquiera un cuatro.
–Genial, –contesta, demasiado alegre para mí gusto– porque mañana es el campamento y ya te hice las maletas.
–¿Qué? –pregunto gritando– Tú no sabes que ropa me gusta ni como combinarla, me niego a ir.
Kidman me tumba bruscamente en el sofá, impidiendo que siga hablando, y sonríe con suficiencia.
–Eso no importa –dice con esa sonrisa que indica que nada bueno puede estar a punto de pasar– siempre puedes usar mi ropa, ya sabes: como las parejas normales.
Le miro enfadado y me retuerzo, ya me había olvidado del campamento; es obvio que este estúpido no va a dejarlo pasar y, además, Adrián también va a estar...
–¡Adrián! –exclamo, por lo que el pelinegro me mira mal– Él también va a estar ahí, no será bueno teneros a los dos juntos –le confieso– ¿y si no vamos? Eso estaría de ocho con siete, seguro que nos divertimos más en casa –intento convencerle.
El idiota me sonríe y deposita un suave beso sobre mis labios.
–Así es mejor –me susurra al oído–, nunca está de más marcar territorio.
Notita💚:
Dije que el jueves subiría un nuevo capítulo y aquí estoy, como os cuido.
<3Por fin el campamento, ¿pensabais que lo había olvidado? Nope, soy una persona seria... Ok no, pero me acordaba.
Comentemos el capítulo:
Todos los comentarios sobre el beso: Luca×Marcos aquí~
¿Qué os está pareciendo Irene?
¿Adrián volverá a enfadarse?
¿Crista está de ocho o sigue mintiendo?
Acepto teorías, es genial leer que es lo que pasa por vuestras mentes.
Perdón por las faltas, comentad, votad, bla, bla, bla...
Y, ahora, pa conocernos mejor:
En un futuro me gustaría ser escritora y, si eso no funciona, cirujana.
¿Vosotros tenéis alguna idea de lo que queréis hacer en un futuro?
¡Nos leemos pronto, caris!
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¿Cuánto me quieres?
Teen FictionArlen, a sus diecisiete años, cree que todo en su vida es perfecto y está bien, eso es gracias a los números. Exacto, las cifras siempre le han ayudado... si no hablamos del amor, claro está. Él piensa que, como todo en su vida, puedes querer a alg...