–Arlen... te quiero.
–¿Me quieres?
Asiente algo nerviosa, solo hace una semana que estamos juntos y ya dice que me quiere, es bastante lanzada; a ver, a mi ella me gusta pero, seguramente, esto no vaya a funcionar.
–¿Y cuánto me quieres?
–¿Cómo...? Bueno, yo... yo te quiero mucho.
Sonríe de forma tonta y todo el encanto que tenía hace varios minutos desaparece de repente. Bufo un tanto molesto por su respuesta.
–Lo que te pido es una cifra, del uno al diez ¿cuánto?
Su cara me lo dice todo, no ha pensado en ningún número.
–Arlen... No se puede poner número al amor.
Que tonta, –me río aunque ella parece enfadada– si no eres lo bastante lista para dar una nota del uno al diez... Bien, creo que esto no va a funcionar, lo dejamos.
Retiro rápidamente las gafas de mi cara y cierro los ojos justo cuando llega la cachetada, esto ya se ha repetido un sin fin de veces, creo que me estoy acostumbrando.
Mi ahora ex-novia se va por el lado contrario al que caminábamos murmurando por lo bajo cuanto me odia y yo sigo caminando con la mejilla dolorida.
Cualquiera pensaría que soy un capullo y que, sin ningún motivo, he dejado escapar a una chica increíble, pero no me afecta lo más mínimo.
Desde que soy consciente he enumerado todo a mi alrededor, el amor es una de esas "cosas" que considero que se pueden evaluar.
Del uno al diez, ella tenía un tres, puede parecer una nota baja, pero solo una semana de noviazgo no da para mucho más.
• • •
Llego a casa bastante cansado, lo que más me apetece es tumbarme y escuchar música, pero mi madre tiene otros planes.
Aparece en la entrada rápidamente para evitar cualquier intento de fuga por mi parte. Sus ojos marrones me miran fijamente, lo cual sería intimidante si no llevase los rulos del pelo todavía puestos sobre la cabeza.
–¿Y bien?
–Era un tres mamá, no he perdido nada importante.
Me bufa y me pide que me siente en una de las sillas de la cocina mientras ella arregla su mata de pelo naranja.
–Mi amor, sabes que te quiero mucho, pero creo que necesitas ayuda.
Le miro algo enfadado, ¿qué insinúa? Yo no necesito ayuda de ningún tipo, estoy perfectamente, además, podría decirse que soy igual a ella, física y mentalmente, si hay algo mal en mi también lo hay en ella.
–Me refiero, a un Club de apoyo, por tu problema con los números.
–No tengo ningún problema con los números, estoy perfectamente, no quiero ir a un Club de esos, la gente pensará que soy raro...
–Arlen, soy tu madre y te quiero, pero eres estúpido. Te pasas los días puntuando lo que no se puede puntuar y, lo peor, es que quieres que los demás sean como tú –parece enfadada pero no es mucho, quizás un "cuatro con cinco"–, vas a ir al puñetero Club de apoyo.
Suelto un bufido, quiero llamarle todo tipo de cosas, pero es mi madre y estoy seguro de que me lanzará lo primero que encuentre si le falto al respeto.
–Iré a ese "Club de Mierda" solo una vez, luego no podrás obligarme –no alzo la voz, pero me es imposible evitar cierto tono cortante en ella.
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¿Cuánto me quieres?
Ficção AdolescenteArlen, a sus diecisiete años, cree que todo en su vida es perfecto y está bien, eso es gracias a los números. Exacto, las cifras siempre le han ayudado... si no hablamos del amor, claro está. Él piensa que, como todo en su vida, puedes querer a alg...