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Julio estuvo divirtiéndose como un loco a lo largo de la semana, hasta que alguien interrumpió su juego.

Se trataba de un muchacho joven de la clínica de recuperación, era el encargado de llevar a su hermana a terapia para mejorar su andar. La chica era simpática, le había hecho ojitos a Julio en cuanto lo vio, pero él no estaba interesado por el momento.

Había una cosa curiosa con Tom y Julio; Tom era muy atractivo, igual que toda su familia tenía una apariencia magnética, le gustaba a todo el mundo, pero no había muchas mujeres corriendo detrás de él. Sin embargo, Julio, a pesar de ser una persona con una apariencia más bien normal en comparación con su familia, parecía emanar algo que volvía locas a las chicas.

Sin embargo, ese día presenció por qué Tom no parecía arrasar en conquistas cuando se trataba del género femenino. Al parecer era del tipo que le gustaba a los chicos, en específico de los chicos gay y un chico gay había puesto sus ojos sobre Tom.

Si, era ese muchacho que llevaba a su hermana a terapia física, Dominik, un espécimen algo simplón pero simpático (Julio tenía que reconocerle eso) y que se había comportado como un colegial frente a su cantante favorito en cuanto vio a Tom.

Tartamudeaba, hablaba diciendo tonterías sin sentido y no podía ocultar el hecho de que le habían flechado. Aquella parte de él era encantadora, otra cosa que Julio debía admitir, pero aquello le quitó toda oportunidad de hablar con Tom.

El chico parecía enternecido con la actitud de su nuevo amigo, le miraba como quien ve a un niño regalándote una flor. La verdad Tom parecía todo menos interesado, sin embargo, siguió hablando con él hasta que terminó la terapia y después aceptó que intercambiaran números mientras remarcaba de manera disimulada que todo era en plan de amigos.

De regreso tampoco pudo molestar Tom, porque este se la pasó escribiéndose mensajes con el tal Dominik e ignorando olímpicamente a Julio. Tampoco es que aquello le molestara demasiado, solo que volverían a la vieja rutina de ignorase y aquello no era entretenido.

Julio resopló mirando a Tom de reojo, quien tenía su atención por completo en el teléfono. Aburrido torció el gesto manejando directo a casa.

Tom por su parte, estaba tratando de descifrar porque Julio no estaba siendo tan insistente como siempre a la hora de molestarle. Dentro de su cabeza se dijo que aquello era lo mejor, la verdad no le gustaba mucho la idea de comportarse como una masa gelatinosa y sin cerebro frente él y era lo que había estado haciendo toda la semana. Por otro lado, llevaba mucho tiempo sin hablar con alguien externo a su situación y Dominik era simpático, quitando el asunto de que parecía deslumbrado mientras conversaban.

Al menos por mensaje parecía más ligero, sin miradas insistentes, el pobre había tenido un flechazo, sin embargo, Tom trataba de ser amable porque sabía que eso no iba a durar demasiado. Muchos de los mejores amigos de Tom habían sido chicos que en algún momento se había colgado de él, ahora no hablaba con ninguno de ellos, de hecho, había perdido el contacto con todos en el pueblo, sin embargo, aun extrañaba el tener a alguien con quien pasar el rato.

Espérame al otro lado del abismo (LCDVR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora