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Los reality shows de bodas eran un paseo en el parque con los dramas que se armaron durante la boda de Romero y Juliana

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Los reality shows de bodas eran un paseo en el parque con los dramas que se armaron durante la boda de Romero y Juliana. Desde Romeo y Julian armando escenitas de telenovela, pasando por el papá malo que hizo llorar a la novia, hasta terminar con el escándalo que se armó para repartir las cabañas y los sitios donde dormirían, todo eso volvió la boda un evento inolvidable.

Ahora estaban desayunando en el restaurante, los amigos estaban en la mesa de los novios, Romeo y Julian desaparecieron de la vista de los demás, pero ellos sospechaban que estaban recuperando el tiempo perdido, así que eso los dejaba a merced de la curiosidad de los mayores, quienes les obligaron a soltar los detalles de su historia hasta el matrimonio.

Aquello parecía una bomba de tiempo y dado que Julio era un descarado hijo de puta, eso dejaba a Tom cómo el mediador de toda aquella escena. Él sería quien detendría aquella receta para el desastre o al menos eso se suponía.

José Julian los miró con una mezcla de suspicacia, mal humor y curiosidad genuina mientras picoteaba la fruta que le habían servido con el tenedor.

—Así que, ustedes se han casado ¿Cierto? —él parecía haber encontrado muchas piezas que no encajaban en la imagen de los dos juntos—. ¿Cómo es eso posible? —su pregunta sonó bastante incrédula, parecía que aún no terminaba de digerir todo aquel asunto de las peleas y las bodas. En cierto modo Tom se sintió un poco mal por el hombre, aunque eso no lo volvió más blando.

—Culpa a las leyes progresistas y las huelgas del colectivo —respondió Julio en tono divertido, mientras se llevaba un poco de pan a la boca—. Vivan los juzgados inclusivos —agregó en un balbuceo, mientras levantaba un puño al aire.

—No estoy hablando de eso —espetó el hombre, quien parecía tener una vena a punto de reventar de en su cuello—. Me refiero a que ustedes no parecían llevarse muy bien que digamos —dijo obviando el hecho de que ellos peleaban todo el tiempo—. ¿Cómo es que han conseguido casarse sin rebanarse el cuello cuando duermen? —A pesar de su lenguaje rudo, el hombre parecía tratar de comprender con mucha fuerza.

—Cuando tengo muchas ganas de asesinarlo descargo mi ira de forma terapéutica teniendo sexo duro en lugares inusuales —comentó Julio, mirándose las uñas, cómo si aquello no fuera la gran cosa.

Tom le dio un pisotón tan fuerte que el muchacho apenas y pudo contener un alarido de dolor.

—Nosotros ya no peleamos cómo antes, aprendimos a llevarnos bien, excepto cuando Julio insiste en ser un gran bocón —explicó con una sonrisa en el rostro que fue tan falsa que daba escalofríos.

Aun así, José Julián no se mostró en lo absoluto sorprendido o impresionado por las palabras de los chicos. Él parecía estar tratando de comprender la naturaleza de la relación que sostenían. Era probable que estuviese pensando en su propio hijo y en Romeo, quienes parecían haber cedido en un momento de sentimentalismo a una relación que a simple vista no tenía mucho futuro.

Espérame al otro lado del abismo (LCDVR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora