—¡Joder! —Exclamó Tom—. ¡Parece una mandrágora! —la sonrisa en sus labios era enorme—. Una mandrágora muy linda —murmuró colocándola como centro de mesa. La madre de Tom miraba la planta con mucho interés, probablemente dentro de su cabeza estaba tratando de buscar el lugar perfecto para colocarla, pensando en la regularidad de tiempo del riego si debía protegerla del frío. Después de unos minutos, justo como Dominik había predicho, la mujer la recogió y se la llevó dentro de la casa.
Mientras tanto, Tom había comenzado a hablar sin parar, preguntándole a Dominik donde la había conseguido y luego desviándose hacia datos sin importancia sobre los libros y la historia de las mandrágoras, todo para explicarle a Julio el asunto con la planta.
Julio, por su parte, asentía fingiendo interés, aunque la verdad no le importaba demasiado el asunto. Su mente maquiavélica trabajaba en cientos de cosas a la vez, mientras que poco a poco Tom comenzaba a darse cuenta de que la cabeza de Dominik estaba en las nubes.
Cuando se le acabaron las cosas que decir, se detuvo mirando a Dom con curiosidad.
—¿Estás bien? —Le cuestionó confundido. Cuando el chico no le contestó, Tom movió la mano frente a la mirada de Domink—. ¡Ey! ¡Tierra Dom! —exclamó, hablando por encima de su tono normal.
—¿Qué? —preguntó, aclarándose la garganta antes de salir de su ensoñación. Los adultos (los adultos de verdad) se habían metido a la cocina, pero dos personas fueron suficientes para ponerle nervioso.
—Que si estás bien —repitió Julio con una sonrisa divertida en los labios.
Dom parpadeó.
Desde hacía unos días había estado teniendo problemas para concentrarse, no estaba seguro de que le pasaba, pero sus pensamientos se hallaban desordenados y por consiguiente su cabeza estaba en las nubes.
Sin embargo, no tenía ganas de enrollarse en un momento en el que debería estarse divirtiendo y pasando el rato, así que desvió la conversación hacia algo más.
—Julio me está molestando —comentó frunciendo el ceño.
—¿Ja? —Julio lanzó una exclamación de incredulidad mientras Tom se giraba a verle con la ceja levantada—. ¿Por qué me miras así? ¡Yo no hice nada! —dijo moviendo las manos para defenderse.
Dominik se apresuró a sacar su teléfono celular, toqueteando la pantalla hasta encontró lo que estaba buscando, en ella había una conversación abierta. Tom miró sorprendido el aparato antes de volver a mirar a Julio.
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Espérame al otro lado del abismo (LCDVR #2)
Romance(LGBT+) Julio y Tom han peleado durante prácticamente toda su vida. Ellos han correteado detrás del otro como idiotas hasta que un día Julio comienza a ignorar a Tom y este, confundido, explora una atracción desconocida por su acérrimo enemigo. ...