E2

6.2K 959 278
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Tom y Julio tomaron un avión al otro día, viajaron varias horas en coche y gastaron dinero en un montón de comida que no se acabaron, para poder llegar a la boda. Ellos no eran con exactitud unas hadas madrinas, pero al cumplir con su función de llevar semejante vestido a Villa Rueda, se sentían como unas.

Claro, eran hadas madrinas con la apariencia de dos hombres mal vestidos, mal comidos, mal dormidos y sin dinero en los bolsillos, que rogaban por poder encontrar algún cajero automático cerca porque necesitaban efectivo, pero hadas madrinas, al fin y al cabo.

Sin embargo, a pesar del cansancio, no se permitieron parar ni un segundo, incluso después de llegar a la cabaña de sus primos y causarles una conmoción a los pobres.

—No juliana, si quieres que te maquille, vas a tener que hacerte a la idea de perder un ojo e ir como payaso a tu boda, porque no sé nada al respecto —se quejó Julio, una vez que pasó por el mal trago de explicar su situación con el abuelo a los chicos y el porqué de su visita. De alguna manera, no había pensado en ellos hasta que los tuvo enfrente y decidió dejarles caer la información sin anestesia.

Era una mala suerte que su madre no estuviera ahí, porque había sido él, el único que tenía idea de cómo poner aquel enorme vestido, así que se perdió de toda la cháchara entre familia hasta que Marina apareció con sus tías.

Julio se puso eufórico al ver a la chica, quien, a pesar de conservar el mismo rostro, había crecido unos treinta centímetros desde la última vez que la vio. Aun sí Marinita, seguía teniendo el mismo carácter de siempre, estaba un poco loca, pero era una persona buena y sensata. Julio la había extrañado un montón.

Por otro lado, no pudo evitar notar que algo raro pasaba con su primo Julian, quien parecía tener ciertos asuntos pendientes con Romeo, el primo de Tom.

—Creo que están saliendo, pero no estoy seguro del estatus exacto de su relación, cuando me entere de los detalles, serás el primero en conocerlos —Le comentó Tom, en uno de los pocos momentos que tuvieron para hablar, pues utilizaron la mayor parte de su tiempo para encargarse de que la boda exprés de su prima saliera lo mejor posible.

—No me jodas ¿Es en serio? ¿Romeo y Julian? ¿Juntos? Creo que esto que está pasando con nuestras familias es una especie de maldición —él se quedó pensativo un segundo—. ¿El pueblo no estará ubicado sobre un cementerio indio? O tal vez haya algo extraño en el agua.

Tom le dio un codazo, tratando de no reírse por el comentario.

—No seas estúpido, obviamente fue la bruja del pueblo que dejó caer todos sus hilos de amarre sobre nosotros, los pobres y nobles héroes de la historia —comentó moviendo los dedos como si contara una historia de terror.

En ese momento estaban hablando a modo de broma, pero pensándolo con un poco más de seriedad y teniendo en cuenta las coincidencias que ocurrían en sus familias, casi podrían tomar por cierta cualquiera de aquellas teorías.

Espérame al otro lado del abismo (LCDVR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora