Julio regresó a la casa de Dominik con los ojos hinchados y con pinta de vagabundo. Estaba más sucio que cuando se fue, ahora sus pies estaban llenos de tierra y su ropa también. Dom no pudo ignorar el hecho de que tardó más de lo usual, pero decidió no hablar sobre lo evidente que resultaba que había estado llorando; Julio lo agradeció.
Los siguientes minutos los pasaron en silencio, comiendo y bebiendo como si estuvieran a media tarde. Aquella era una buena noche para pasar el rato; Julio había puesto música para rellenar los silencios, puso la BSO de El fantasma de la ópera en su celular. Dominik no se podía quejar al respecto, a él le gustaban las versiones de las películas.
Para Julio aquellas canciones tenían un significado especial. Ellos (él y Marina) miraron la película una tarde de aburrimiento en que le tocó hacer de niñero para la chiquilla. Con ella tenía muchas tardes de películas, las cuales disfrutaba bastante; Marina era una mejor espectadora que Tom, porque ella guardaba silencio y esperaba hasta que terminaran los créditos para comenzar a tirar mierda.
Con ella había visto muchas de las cintas que le puso a Tom mientras este estaba en coma, incluido "El final de mis días" y "Jet boy" (esperaba que sus tíos no se enteraran de eso); en realidad tuvieron una larga lista antes de caer con "El fantasma de la Opera".
La cosa era que, cuando llegaron a esta y con la experiencia previa de musicales adaptados a la gran pantalla, decidieron verlo con ojo crítico mientras se cruzaban de brazos y arrugaban la nariz, sin embargo, al llegar al final de la misma, estaban tarareando las canciones mientras hablaban de lo bien acomodado que se encontraban los escenarios y como la película resultaba más ligera de lo que esperaban.
Marina ponía las canciones para dormir todas las noches y cuando el resto estaba demasiado ocupado como para llevar a la niña a sus campamentos, él tomaba la camioneta y ponía toda la BSO para escuchar durante el viaje.
Aquella obsesión duró bastante más de lo que se esperaban.
Era extraño, él no fue consciente de lo mucho que añoraba la compañía hasta que se vio desprovisto de ella; quería caminar en grupo, salir por ahí a divertirse, tener a alguien con quien hablar y pasar el rato. Necesitaba amigos, algo, cualquier cosa que mitigara la oscura pesadez que amenazaba con aplastarlo.
Ahora que estaba "sintiendo" quería más que nunca una charla con Marina, o quizás un rato con sus primos, una noche de fiesta que sacara de su sistema la confusión y el dolor.
Él podía imaginar la carita enojada de Marina, diciéndole que no tenía ni puñetera idea de lo que estaba hablando, pero que esperaba que sus padres no se enteraran. A la santurrona Juliana escuchando por casualidad y persignándoe mientras Julian se cruzaba de brazos restándole importancia a cualquier cosa que no tuviera que ver con sus propios asuntos.
Julio soltó una risita mientras se comía un burrito y al verle, Dominik levantó una ceja. Probablemente fue parte de "Julio siendo un dulce depresivo" el que dejó que Dom bajara la guardia y pusiera su teléfono celular en un lugar vulnerable, pero antes de darse cuenta su privacidad ya había sido invadida por un aburrido Julio.
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Espérame al otro lado del abismo (LCDVR #2)
Romance(LGBT+) Julio y Tom han peleado durante prácticamente toda su vida. Ellos han correteado detrás del otro como idiotas hasta que un día Julio comienza a ignorar a Tom y este, confundido, explora una atracción desconocida por su acérrimo enemigo. ...