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Julio se había puesto a pensar los últimos días

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Julio se había puesto a pensar los últimos días.

La noche del cumpleaños de Tom, Dominik le había apartado para interrogarle sobre una situación que venía ignorando desde hace un tiempo.

—¿Realmente te gusta Tom? —Le había preguntado el muchacho frunciendo el ceño—. O solo estas jugueteando con él.

Julio le había dicho que se metiera sus preguntas por donde mejor le cupieran, después de todo, él no era nadie para preguntarle aquellas cosas.

Dominik no le había insistido mucho en el asunto, pero había visto en su sabihonda mirada que estaba seguro de haber causado un conflicto en él. Julio no le dio el gusto en ese momento, pero ahora estaba pensando muy detenidamente al respecto.

¿Acaso le gustaba Tom?

Evidentemente no le disgustaba, de hecho, le caía muy bien, era divertido molestarlo y no le pondría ascos si tuviese la oportunidad de llevárselo a la cama.

Sus pensamientos se detuvieron en ese instante... Lo más probable era que Tom si le gustase.

Por lo general él no era una persona que se complicase mucho en la vida, pero aquel era un pensamiento que llegaba a hacerle sentir ofuscado.

Julio miró por la ventana, tenía mucho tiempo sin salir a despejar la cabeza, hacía frío, tenía ganas de bailar y quería tomarse una cerveza, así que se levantó de la cama, le avisó a su madre que saldría de la casa y se marchó.

Eran las once de la noche, a esa hora toda la zona del centro estaba vacía a excepción de los antros y ahí es donde Julio se fue a meter. Había una calle con muchos locales, pero él se decidió por el que tenía restricción de entrada, donde sabía que podría pasar un buen rato, él ni siquiera pensó que fueran a rechazarle, se saltó la fila, saludó al guardia y se metió.

La música era tremenda, sonrió nada más escucharla, se dirigió a la barra, se tomó un trago y fue a bailar; otra cosa que no le preocupaba en absoluto era entrar solo a la pista de baile.

Mientras bailaba, a quince minutos de haber llegado, sintió unas manos tirar de su camisa, era una morena muy guapa, con el pelo largo y un mini vestido negro que se le entallaba al cuerpo. Ella le jaló al centro de la pista y comenzó a bailar con él.

Julio sonrió siguiéndole la corriente, ella era sexy y sabía moverse, para él aquella era una buena combinación en una noche divertida, sin embargo, se sintió un poco invadido cuando ella se le colgó del cuello besándolo profundamente. A Julio no le molestaba, pero no era su estilo de conquista, estuvo a punto de empujarla cuando sintió otro tirón en el cuello de la camisa.

Acaba de ser robado por otra chica, esta vez una rubia muy mona, con el cabello cortísimo y de ojos claros, ella le gustó cien veces más que la morena, traía puesto un vestido entallado, corto, de mangas largas y cuello amplio, no era exactamente de su tipo habitual, no solía frecuentar a las rubias, pero estaba teniendo muchos cambios en sus gustos últimamente.

Espérame al otro lado del abismo (LCDVR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora