30 (Final)

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El día de la boda los dos decidieron ir de blanco, porque si iban de negro sería como asistir a un funeral y si uno iba de negro y el otro de blanco estarían siendo demasiado heteronormativos para su gusto

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El día de la boda los dos decidieron ir de blanco, porque si iban de negro sería como asistir a un funeral y si uno iba de negro y el otro de blanco estarían siendo demasiado heteronormativos para su gusto. Aunque siendo sinceros, hubiesen preferido asistir con su ropa de siempre, sin embargo, sus padres les obligaron a usar trajes formales.

—¡Se van a casar! —exclamó Graciela, moviendo los brazos exasperada—. ¡Tienen que ir decentes!

Graciela también había insistido en realizar la ceremonia en Villa Rueda, lo cual fue un gran problema porque en el Villa Rueda que conocían aún no se aprobaban las leyes para los matrimonios del mismo sexo.

Para ellos hubiera sido más fácil, solo ir al registro civil y casarse, pero su madre se esforzó mucho hablando largo y tendido con el dueño del lugar hasta que este se puso en contacto con todas las sucursales y encontró una ubicada cerca de casa, donde, además, su matrimonio sería legal.

—¿Por qué se van a casar? —Les preguntaba el padre de Julio, incluso minutos antes de la ceremonia—. ¿No pueden simplemente irse a vivir juntos por ahora? ¡Son muy jóvenes! —él parecía realmente alarmado por la decisión que tomaron, pero ninguno de los dos le prestaba demasiada atención.

—No lo sé papá ¿Tu porque te casaste con mamá? —Le preguntó Julio, con una sonrisa en los labios.

—Porque tu mamá me obligó y, además, nosotros teníamos veintiocho años cuando lo hicimos —aseguró cruzándose de brazos.

—Ya, felicidades —contestó Julio ignorando toda la histeria y cambiando de tema.

El asunto con su padre no era la gran cosa para él, quien conocía al hombre de toda la vida. Se trataba de un tipo temeroso y sobreprotector, a quien dios le dio la gracia de no tener una hija, porque de ser así, en ese instante ya no tendría cabello de la preocupación.

Dando el asunto por finalizado, se dirigieron al registro de Villa Rueda para llevar a cabo todo el "circo, maroma y teatro".

La boda fue legal, pero no religiosa, así que, a pesar de que sus padres insistieron en que hubiese cierto protocolo (como si realmente se estuviesen casando por la iglesia) se negaron a seguir el asunto de esperar a "la novia en el altar" y como los dos estaban vestidos de blanco, decidieron entrar juntos a la sala de ceremonias.

Para la pareja aquello era una exageración, ellos solo debían firmar un papel ese día y celebrar en algún restaurante al terminar con los temas legales, pero, nuevamente sus progenitores insistieron en "fingir", incluyendo oraciones y música.

Ellos, teniendo en cuenta que pronto estarían por su cuenta, decidieron darles el gusto.

Cuando terminaron ahí se dirigieron al salón de eventos, uno bastante ostentoso, suficiente para alojar a más de cien personas y Julio no podía contener su sorpresa cuando vio al tío Mefisto cantando canciones de Andrea Boccelli al micrófono; el hombre era tan malo que cuando bajó, todos le aplaudieron, por el simple hecho de detener semejante tortura.

Aquello era rarísimo. El tío Mefisto no preguntaba a nadie cuando hacía algo y la gente en casa tampoco lo tomaba mucho en cuenta, sin embargo, de todas formas, les sorprendió verlo ahí, visitándoles y saludando como si nada.

—¡Es una fiesta! ¡No podía faltar! —exclamó levantando los brazos al aire, en señal de celebración y luego pasó el resto de la noche bailando con cuanta mujer soltera o casada estuviera dispuesta a ir a la pista con él.

Nadie lo sabía, pero el hombre había pagado la estancia de Tom y Julio en el hospital y ayudó a Lucia con las cuentas muchas veces. Ellos eran grandes amigos de la secundaria, mantenían el contacto a pesar de los años, pero no era algo de lo que se hablara mucho dentro de la familia porque, en general, despreciaban silenciosamente al tío, aunque la mayoría terminaba, inevitablemente, pidiéndole dinero prestado en alguna ocasión. Aquella era una percepción que Lucia y los padres de Julian nunca tuvieron y, también era una imagen que cambió cuando Julio y Tom le conocieron de verdad.

No era un mal tipo, no era tan borracho como decían y probablemente, tuviese mejores modales que muchos de sus primos, simplemente no encajaba con lo que su familia esperaba de él.

Julio sonrió mirando a los invitados; en una esquina había un grupo de amigas del trabajo de su madre, una chica de cabello rojizo, una muchacha que tomaba fotos como loca, otra que no reconocía de nada ¿Estaría colada? También había dos que se la pasaban hablando entre ellas, otra con un nombre asiático ¿Yuki? ¿Había una Emma? No estaba seguro, pero era gracioso ver tantas mujeres sentadas juntas, mientras que en la mesa de al lado, estaba el grupo de Clarice, luciendo vestidos de fiesta y riéndose a carcajadas.

Cerca de la mesa en la que ellos se encontraban, Dominik se bebía una copa de champaña, tratando de hacer tiempo para que el silencio que se había instaurado a su alrededor no se hicieran tan incómodo, mientras Mathias miraba interesado los arreglos florales. Una semana atrás le había pedido que le acompañara y contra todo pronóstico, el muchacho aceptó ir con él.

Julio negó con la cabeza, pensando en el tiempo que le tomaría a Dominik abrir la boca. Luego miró a Tom, en su traje blanco, hecho a la medida y se inclinó hacia él, hablándole al oído.

—Estamos vestidos de blanco —dijo—. ¿Eso quiere decir que somos vírgenes? —murmuró con tono pícaro y Tom soltó una carcajada.

—Si —dijo entre risas—. Puedes imaginar que lo somos.

Luego se miraron a los ojos e inclinándose hacia el otro juntaron sus labios. Aquel fue un beso pequeño, que trajo consigo otro y otro más. Así permanecieron un largo rato.

En ese momento estaban juntos, no solo uno al lado del otro, sino juntos, llenándolo todo, brillando con fuerza.

El abismo ya no los miraba, ya no les sonreía ni les dejaba vacíos.

El abismo ya no existía

Fin.

Fin

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Oficialmente la historia llega a su fin, pero recuerden, todavía faltan los extras <3

Espérame al otro lado del abismo (LCDVR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora