Seduciendo al Enemigo

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— Estamos entrando... ¿me escuchas Taehyung? — Yoon Ji se dirigía junto a sus cinco compañeros al interior del antro en que se estaban metiendo.

— Si, te escucho — Respondió el chico de gafas mientras configuraba el sonido lo mejor posible.

— Bien, en cierto momento nos separaremos, por lo que recuerden que si necesitan decir algo, lo hagan de la forma más silenciosa posible, no podemos dejar que nos descubran... ¿entendido?

— Entendido — Dijeron todos al unísono.

Tocaron una gran puerta de metal, esperaron unos treinta segundos y vieron como un pequeño cuadradito en la puerta era movido, dejando ver los oscuros ojos de un hombre el cual los miraba serio, justo como en las películas de mafiosos.

— ¿Quiénes son? — Preguntó el hombre.

— Solicitaron nuestros servicios y se nos está haciendo tarde — Respondió Seokjin escuetamente — Necesitamos que nos dejes pasar.

— ¿Quién los llamó?

— No creo que mis clientes estén muy felices de revelar sus nombres — Se acercó un poco a la pequeña abertura en la puerta y susurró — Te aconsejo que si quieres mantener tu culo intacto me dejes ingresar con estas preciosas señoritas.

— ¿Eres el que trae a las chicas? — Dijo luego de carraspear con la garganta.

— El mismo que viste y calza — Le guiñó un ojo.

La puerta se abrió y el hombre se corrió a un lado para permitir el ingreso de aquellas seis personas, con la barbilla le señaló un pasillo oscuro, que si se miraba más de cerca, tenía dos desviaciones hacia la derecha e izquierda.

— Sigan el pasillo, a mano izquierda, al fondo se encontrarán con dos hombres, yo les avisaré que van en camino.

— Gracias — Dijo Seokjin y el resto de chicos se limitó a caminar en silencio.

Siguieron por el oscuro pasillo, observando como una aterradora ampolleta en lo alto del pasillo se encendía y apagaba a su antojo, dando un aspecto aterrador a aquel lugar.

Si bien por fuera parecía un lugar de mala muerte, por dentro las instalaciones eran bastante lujosas, y no debía ser para menos, ya que dentro se reunían tanto famosos, políticos y empresarios.

Cuando al fin se encontraron a unos metros de los guardaespaldas que custodiaban a los ministros y el empresario, Seokjin pudo jurar que le sudaba hasta el trasero, claro que jamás lo reconocería, antes muerto que confesar tal barbaridad.

— Pasen, los están esperando — Dijo uno de los hombres sin ni si quiera verlos, solo abrió la puerta.

Seokjin, con paso decidido ingresó a la cálida habitación, sobre la mesa habían innumerables botellas de licor y vasos esparcidos por doquier en una pequeña mesa al centro de la habitación, a su alrededor habían tres grandes sofás, cada uno ocupado por uno de los hombres.

— ¡Llegaron las gatitas! — Gritó uno de ellos claramente borracho.

— Mucho gusto de conocerlos caballeros — Seokjin se inclinó levemente en señal de respeto.

— ¿Con quién tenemos el gusto? — Preguntó el más joven de los tres.

— Me llaman Prince, y bueno... ellas se presentarán a su debido tiempo — Señaló a las tres tímidas chicas.

— Es un placer conocerlos — Dijo sonriente — Dime algo, ¿quiénes son ellos? — Señaló de inmediato a Jimin y Jungkook, los cuales estaban más serios que nunca.

Una chica llamada Min Yoon Ji | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora