Una chica llamada Min Yoon Ji | YoonMin

Vergüenza

— Si puedes bebé — Dijo Gong, y finalmente subió la falda de Yoon Ji.

Solo el trasero quedaba a la vista del sucio hombre, más su parte frontal seguía cubierta por la corta falda.

Hoseok de inmediato apartó la mirada, ante sus ojos una chica era la que iba a ser castigada y sometida, mientras que Namjoon cerró los ojos mientras se mordía las uñas.

Gong ni si quiera se molestó en bajar las bragas de Yoon Ji, por lo que su "pequeño secreto" seguía oculto, aunque ya no le importaba lo que sucediera, solo quería escapar de allí.

— Cuenta conmigo bebé — Dijo el hombre con los dientes apretados, utilizando todo su autocontrol para follarla ahí mismo.

Un golpe.

El ardor no tardó en llegar al trasero de Yoon Ji, la cual no dijo palabra alguna.

— ¡Te di una orden perra! — Yoon Ji solo cerró los ojos, mientras esperaba que todo pasara pronto.

Otro golpe.

— Uno... — Susurró a penas Yoon Ji, mientras Jimin creía que moriría de la rabia y la pena, no había recibido órdenes, nadie decía nada, solo el llanto de Taehyung se escuchaba por los audífonos de todos, suplicando que pararan, pero esos hombres no lo podían escuchar.

— Necesito beber algo — Dijo Namjoon a penas en un susurro.

Las caricias hacia los otros dos chicos habían cesado una vez los golpes hacia Yoon Ji habían iniciado, ambos hombres excitados admirando la "caliente" escena.

— Ten bebé — Dijo Park mientras le pasaba un vaso con licor a Namjoon.

Otro golpe más.

— Dos... — Jadeó por el dolor.

Jimin estaba desesperado, con ojos suplicantes miró a Jin, rogándole, implorándole que pensara en algo, necesitaba sacar a Yoon Ji, no, necesitaba sacar a Yoongi de aquel horrible lugar.

Jin pensó y pensó, lo que parecieron horas eran apenas treinta segundos, pero nada venía a su cabeza, estaba completamente en blanco.

Yoon Ji simplemente perdió la noción del tiempo, comenzó a cantar la única canción que le llevaba a la calma, la única canción que sabía y la única canción que le recordaba a la dulce voz de su madre, mientras pedía en su mente que alguien le ayudara.

Incluso en los días de lluvia

con las ventanas cerradas,

en mi pecho se desborda

la luz que se filtra entre las nubes.

Por favor guíame

oh lejana, lejana voz.

Como si sonriera, como si cantara,

resuena el rumor del viento

Abrazaré tanto la felicidad como la tristeza,

y proseguiré caminando

Ambas están entrelazadas con fuerza,