Capítulo 14

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Capítulo largo

Elizabeth

Wade se negaba a bajarme de sus brazos. Seguía cargándome como si no pesara nada. Llevábamos varias horas en las calles sin parar de caminar.

Mi teléfono se había roto y prácticamente el de Wade se había muerto también.

No podíamos contactar con nadie.

Las calles estaban oscuras. Algunas farolas dejaban de funcionar por unos segundos para después volverse a encender.

Edler nos estaría buscando.

No le quería preguntar a Wade lo que estaba ocurriendo. Este estaba demasiado concentrado en vigilar cualquier movimiento sospechoso.

No sabía dónde me estaba llevando, pero no me quejé.

No después de lo que había hecho por mí.

Lo miré y este al notar mi mirada me la devolvió. Sonrió y me apretó más a él.

— ¿Qué ocurre, nena? –Preguntó mientras bajaba unas escaleras de una plaza.– No has abierto la boca en todo el camino. Llegue a pensar que te habías quedado dormida.

— ¿Dónde vamos? –Solté sin pensárselo mucho. Llevábamos varias horas caminando y aún no tenía ni idea de donde tenía pensado llevarme.

Wade desvío su mirada de mi y volvió a prestar atención en las calles. Rodeé los ojos y con mi dedo le pique en la mejilla.

— Respóndeme. –Ordené tajante. Chasqueó la lengua y después de mucho tiempo me bajó de sus brazos. Elevó sus manos y agarró su cabeza, frustrado.

— No podemos volver al chalet. No justo ahora. –Murmuró más para él que para mí.

— ¿Por qué dices eso? –Pregunté confundida. Sus manos bajaron de sopetón, asustándome.– ¿Qué está pasando?

—Edler estará esperándonos. –Dijo mientras volvía a caminar. Lo seguí con dos o tres pasos de diferencia, detrás suya.– Buscaremos algo para pasar la noche. Mañana buscaré alguna cabina pública y llamaré a Axel.

Intenté replicar, pero me miró tan estresado que no me atreví.

Lo seguí de muy cerca por miedo a perderme en esas calles tan oscuras.
Wade me esperaba en cada semáforo que pasábamos y se ponía en el lado en el que podría venir el coche.

Me estaba cuidado demasiado.

Nos estábamos metiendo en la zona lujosa de Los Ángeles. Jamás había estado en un lugar así.

Una patrulla pasaba cada cinco minutos por la calle donde estábamos situados, vigilando la zona.

Los portones eran tan grandes que apenas dejaba a la vista la casa que escondían. Todo eran jardines y coches adinerados.

Nos paramos enfrente de unos portones totalmente blancos. No había otro color que fuera ese.

Era diferente a las demás.

Wade palmeó sus bolsillos y saco de ellos unas llaves. Abrió una caja que ni si quiera me había dado cuenta de que estaba ahí y esta emitió un sonido.

Poso su dedo índice sobre una superficie azulada y después de cinco segundos está cambió a color verde.

Los portones se abrieron al instante. Jadeé sorprendida al ver la casa tan simple y tan bonita que había.

— No le digas a nadie que te he traído aquí. –Pidió Wade mientras me cogía de la mano y comenzábamos a andar por el camino de piedras.–

— ¿De quién es esto? –Pregunté asombrada. La casa era de un color blanco crema. Tenía una gran piscina alrededor, como si fuera un castillo antiguo.

WADE © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora