Capítulo 48

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Narra Escritora

La muchacha ya no sabía que hacer para poder salir de esas cuatro paredes. Había escuchado cada palabra que habían salido por los labios de Wade, y le dolía.

Le dolía que no la estuvieran buscando por debajo de las piedras. Le dolía que la hubiera olvidado tan pronto. Ella, en cambio, cada vez que se levantaba lo primero en lo que pensaba era en él, en su sonrisa. En cuanto le costó abrirse a ella, y todo el esfuerzo que ejerció para tener algo con ella.

Con ella, volvió a repetirse la chica.

Ella había sido la estúpida que había echado todo a perder.

Golpeó la puerta con rapidez, con fuerza. Con todo lo que hiciera falta para que se enteraran de que ella estaba ahí. Y que estaba siendo retenida en un lugar donde ella jamás hubiera querido estar.

—¡ Socorro ! —gritó golpeando con mas fuerza la puerta — ¡Wade! ¡Adam! ¡Seth! ¡Axel! —los llamó creyendo que lograrían escucharla — ¡Que alguien me ayude!

Se le estaba agotando el tiempo. Aiden no tardaría mucho en darse cuenta de sus gritos, y eso significaba que habría pelea después.

Y eso era horrible.

La puerta se abrió de golpe, tirándola al suelo con fuerza. Ella se quejó ya que había caído ejerciendo todo el peso en su codo, queriéndo levantarse lo antes posible.

Creyendo que quien había entrado en la habitación, había sido Aiden.

Soltó un suspiro de alivio cuando vio que era la chica que le estaba curando todas las heridas.

— Deberías callarte — aconsejó la chica cerrando la puerta tras ella — ¿Estas bien?

— ¡Claro que no! — gritó Elizabeth mientras caían gotas de sus ojos. No sabía si era por el golpe o por la impotencia al ver que Wade no la había escuchado — ¡Necesito hablar con él, Alexia! ¡Es importante! 

— Mi hermano no te lo permitirá, lo sabes, Elizabeth — dijo cruzándose de brazos. A ella tampoco le gustaba esta situación. Jamas hubiera pensado que su hermano fuera capaz de hacer lo que hizo — No echaría todo su esfuerzo a perder solo porque se te antoje hablar con ese tío

— ¡Ese tío es el hombre al que quiero! —Reconocí entre lágrimas— No te gusta nada lo que tu hermano esta haciendo —se acercó a ella, queriéndo persuadirle— Ayúdame Alexia. Ayúdame a contactar con Wade. Él sabrá que hacer.

Elizabeth no sabía si eso último que había dicho era cierto, pero buscaba cualquier oportunidad que la vida le daba para ponerse en contacto con él. Odiaba que Wade se creyera que había muerto en el accidente cuando eso jamás fue así.

Edler le sacó del coche. Edler le salvó.

— Le estaría fallando a mi propio hermano — se justificó queriendo irse de la habitación  — No puedo hacer eso, Elizabeth. Es mi hermano y a luchado muchisímo para que estes a salvo.

—¡Ponerme a salvo no tiene nada que ver con alejarme de todo el mundo!  — chilló Elizabeth. Las mejillas las tenía rojas del coraje que sentía al no poder hacer nada. Alexia la observó durante unos segundos pensando en alguna solución.

  No puedo ayudarte, lo siento Elizabeth —se disculpó antes de cerrar la puerta y volviendo a dejar a la pobre chiquilla encerrada en esas cuatro paredes. 

Narra Wade

Quería largarme. No soportaba ese dolor en los hombros. No soportaba tanto estrés.

Desde que Elizabeth se fue, todo había ido de mal a peor. La banda seguía unida, sí, pero ya nada era como antes. Ya no me veían como un lider. Me veían como un muñeco de porcelana que estaba partido en dos, y intentaban día a día repararme sin éxito alguno.

Axel palmeó mi espalda, dandome ánimo. Sabía que había sido muy duro para mi volver a este mundo, ya que este había sido el culpable de la muerte de la única persona a la que había querido.

— Tranquilo hermano — intentó tranquilizarme Axel — Conseguiremos otra persona que nos  ayude con todo esto.

Asentí y comencé a caminar con la intención de irme de la mansión para no volver jamás.

Ver a Aiden de nuevo había sido un baño de agua fría en invierno. Me recordaba a Elizabeth, y no solamente eso. Si no que me entraba un fuego por el estómago y unas ganas de desahogarme increíbles.

— Hermano alguien nos está siguiendo — informó Seth posicionándose a mi lado, en voz baja — Esto no va bien.

Asentí decidido. Había estado escuchando pasos desde que entramos en el pasillo principal dispuestos a irnos para no volver.

Apresuré el paso por instinto.

Aiden no se había quedado muy contento cuando nos fuimos, y tenía miedo de que hubiera sido una trampa.

Nunca me imaginé que una persona como él estuviera en este negocio. Elizabeth varias veces me comentó que estaba en una carrera de ingeniería y que iba a Amdyle con sus compañeros para pasar el rato.

¿Por qué echar su vida a perder en un mundo así? ¿Por qué?

— ¡Hola! — me paré automáticamente al ver una chica con una bata enfrente de nosotros. Mantenía una sonrisa de oreja a oreja mientras nos observaba con diversión — ¿Ya os vais?

Axel elevó una ceja dispuesto a responderle de malas maneras. Él no estaba cómodo aquí, y quería largarse como el que más.

Yo me adelanté a responderle antes de que Axel la cagara. La chica que estaba sonriendo, dejó de sonreír y me observó totalmente seria.

— Sí — solté — Tenemos cosas que hacer — excusé comenzando a caminar. Cuando pase por su lado, está me cogió de la mano — ¿Qué haces?

— Quería agradecerles vuestra visita — dijo con desdén. Me miró y me fulminó con la mirada, queriendo decirme algo — En esta casa apenas viene nadie y eso es aburrido. Me gustaría que volvieran a venir cuando queráis — ofreció ella sin ninguna sonrisa en su rostro — estáis invitados.

Después de regalarme una sonrisa falsa, dejó de agarrar mi mano.

Axel me miró confuso, y comenzamos a andar de nuevo para irnos a casa de una vez por todas.

Nos subimos en el coche y cuando iba a encender el motor, noté que mi bolsillo había algo que estaba sonando.

Metí la mano y saqué un papel enrollado en un cascabel.

Abrí el papel con cuidado y lo leí.

Elizabeth está viva


• ¿Qué es lo primero en lo que te fijas cuando conoces a un hombre o a una mujer?

• ¿De qué color tienes los ojos?

• ¿Desde donde me leéis ahora?

• ¿Cómo se llama tu mejor amiga y cuando la conociste?

Yo me fijo siempre en la sonrisa. Es lo que más me gusta.
Mis ojos cambian de color. Hoy los puedo tener grises y mañana verdes, depende del día.
Yo escribí esto tirada en el sofá más muerta que viva.
Mi mejor amiga de llama Ángela y la conocí gracias a otras personas que no valían para nada la pena.

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Las amo.

WADE © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora