Capítulo 47

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Wade

Mis ojos escanearon con precisión cada salida del despacho. Solo había una ventana que se mantenía cerrada ya que el aire acondicionado estaba encendido. Y después, estaba la puerta donde me mantenía.

No podía darme la vuelta y largarme, ya que eso era precisamente lo que pensaban que haría.

Tragué y entré en el despacho. Al segundo, escuché varios pasos atrás mía. Mi familia había entrado conmigo.

Como siempre hacían.

Nunca me dejarían solo.

Concéntrate, Wade.

— ¿Qué haces tú aquí? — escupió Adam cuando vio claramente a quien teníamos enfrente nuestra —

— Como ves, llevando un negocio — respondió este con una sonrisa. Se mantenía sentado en un sillón que se veía bastante cómodo. Levantó sus codos y los posó en la mesa, con burla —

— Creía que lo único que sabías hacer era jugar con bloques creyendo que eras un ingeniero — contraatacó Adam con el rostro totalmente serio — Ya decía yo que parecías demasiado imbécil.

Este se echó a reír como si no le hubiera insultado. Se levantó de la silla y le dió media vuelta a la mesa, apoyándose justo enfrente de nosotros.

La mesa soltó un pequeño chirrido por el peso.

— Habló el hombre que precisamente le pedía a Elizabeth que no me atendiera — gruñó cruzando sus brazos —

—Al contrario que tú, se diferenciar la escoria a simple vista — gritó Adam. Este dio un paso dispuesto a pelearse a golpes con él, pero me puse delante suya.

No iba a permitir que se pelearan.

Se me pasó por la cabeza muchas cosas. Como que nos quería aquí porque habíamos tenido relación con Elizabeth.

Pero era una estupidez. Ella se había ido.

Y había dejado esa bola de pelo que ahora dormía todas las noches conmigo, creyendo que en algún momento su dueña volvería a mis brazos, y así, con él también.

Bendito gato.

— Veo que venís con las pilas bien cargadas — intentó bromear. Al ver que no decíamos nada, sonrió — ¿Qué tal te van las cosas, Wade?

— Bastante bien, no me puedo quejar — solté sin querer dar detalles. este asintió y me regaló una sonrisa — Y por lo que veo a ti también.

— Mejor que nunca — bramó con entusiasmo — He conseguido todo lo que ansiaba.

No entendía las razones por las que Adam lo odiaba tanto. Cada vez que hablaba, solo ponía muecas de asco, queriendo largarse de allí simplemente para no volverlo a ver jamás.

— Podéis sentaros cuando queráis — ofreció volviendo a su sillón.

Asentí y me senté en una de las sillas que había enfrente de él, mirándolo siempre fijamente.

No me atrevía a dejarlo de mirar por miedo a que este hiciera algo en contra de nosotros.

Jamás me había dado buena espina. Jamás.

— ¿Cómo está Elizabeth? — preguntó juntando las palmas, esperando una respuesta —  Hace bastante tiempo que no se nada de ella.

— Elizabeth murió, hijo de puta — bramó Adam. Cada vez tenía menos paciencia, y eso era mala señal — ¿Ahora te enteras? ¿En serio?

WADE © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora