Capítulo Extra.

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Elizabeth Brooks.

Junte mis manos y me quedé mirando la televisión. Wade lo había vuelto a conseguir. Había logrado una vez más sorprenderme.

Después de que el juicio pasase, él decidió marcharse a una academia militar. Quería servir a su país, por lo cual, estuve mucho tiempo sin él.

Pero al fin había vuelto, y además como general.

Sabía que él no lo pasaba muy bien en Irak, dónde fue asignada su destino, pero cada vez que volvía dos o tres días no se despegaba de mi para nada. Prácticamente vivíamos juntos, pero por pocos días.

Después él se iba...Y otra vez a esperar.

Volví a observar la televisión. La gente que había ido a recibirlo estaba aplaudiendo, dándoles todo su apoyo.

La historia de Wade había sido totalmente mundial. Todos la conocían, ya que había sido transmitida por televisión. Habían hecho hasta una serie llamada Whitness. Yo en cambio, aprovechaba mi tiempo en escribir. Una novela tras otra, todas con mucho apoyo por parte de mis escritores.

Pero quería que Wade de una vez estuviera a mi lado, y que no se fuera nunca más. Que si quería ser policía, aun que no era igual que ser militar, fuera aquí, a mi lado.

Pero él siempre me decía que no. Decía que yo era lo más importante para él, y que demostrarme que podía defenderme dé absolutamente de todo era su misión.
Aunque hicimos un trato. Él un día volvería sano y salvo para quedarse conmigo. Para que estuviésemos juntos sin que nadie ni nada pudiera separarnos.

No había ido a verlo bajar del avión como siempre hacía, lo estaba esperando en casa como si lo pudiera esperar todos los días, como si todas las noches compartiéramos la misma cama.
Eso a él le hacía mucha gracia, ya que decía que solamente yo podía decir esas chorradas.

Mi teléfono sonó trayéndome de nuevo al mundo. No tarde en aceptar la llamada.

— Mejor y perfecta amiga, estoy hasta los huevos de Axel – saludó Diane haciéndome reír – Prácticamente esta en frente de la televisión llorando como una magdalena. Parece que tiene la regla

— ¿Como llevas el embarazo? – pregunté con una sonrisa. Ella podía quejarse día si y día también de Axel, pero se querían demasiado como para mandarse a la mierda mutuamente — Ayer me llamo Axel a las cinco de la mañana diciéndome que si tenía fresas que estabas insoportablemente.

— Tengo ganas de llorar y de matar a Axel todos los días, pero por lo demás todo bien – respondió ella con una sonrisa – Axel es un hijo de perra que exagera todo.

— ¡Yo no exagero una mierda, niña! – Se escuchó a Axel quejándose – ¡Que guapo está mi hermano!¡Hazme hijos cabrón!

Diane suspiró derrotada. Axel seguía siendo un bebé como cuando lo conocí, aunque ya hayan pasado 6 años seguía siendo el mismo de hasta entonces. Sonreí al recordar como se molestaba con Adam.

Adam seguía con el bar. La verdad es que el bar estaba triunfando y se había vuelto muy famoso gracias a la historia de Wade, por lo cual venían muchos turistas.

— Al fin vas a poder ver a tu hombre, Elizabeth

Asentí aunque era obvio que no me iba a ver. Justo la semana pasada habían hecho dos meses del cual no lo había podido ver. Pero comprendía lo que quería hacer en su vida. Quería hacer algo por todos nosotros. Quería aportar su granito de arena para mejorar aunque sea lo mínimo en este mundo.

Al fin y al cabo seguía siendo mi novio, la persona de la cual estaba súper enamorada.

La puerta sonó y una sonrisa se dibujó en mi cara, levantándome del sofá de un movimiento.

— Diane después te llamo – avise un segundo antes de colgar

Corrí hasta la puerta principal, donde pude verlo,

Wade se encontraba en la puerta, mirando todo mientras que en su mano derecha mantenía la pequeña maleta que le permitían llevar.

— Pequeña – me llamó cuando me vio. Soltó la pequeña bolsa que tenían abrió los brazos, esperándome –

Me falto tiempo para saltar a sus brazos y a él le falto tiempo para cogerme y empezar a dar vueltas,como siempre hacía cada vez que nos veíamos.

Si de algo me había dado cuenta después de tanto tiempo sin él, era que tenía que aprovechar cada momento que tuviera con él. Recordar cada detalle para después poderlo recordar como si lo estuviera viviendo.

— Me hacías mucha falta, mi amor – susurré en su oído, cuando paró de dar vueltas y enterró su nariz en mi pelo – Sin ti nada es lo mismo...

Sonreí al recordar lo que tenía que decirle.

— Te tengo que decir algo muy importante – comentó él, bajándome y dejándome en el suelo –

Lo miré a los ojos y asentí. Quería que él me dijera lo que me tenía que decir para después hacerlo yo.

— Me han ofrecido un cargo aquí y he decidido aceptarlo – soltó. Los ojos se me llenaron de lagrimas pero no podía dejar de mirarle, no después de lo que eso significaba – No me voy a volver a ir pequeña, me voy a quedar contigo. Voy a poder despertar todos los días que me quedan a tu lado. Podré estar a tu lado cuando estés enferma y no a través de una sucia pantalla – cogió mis manos, besándolas – Podré llenarte de regalos todos los días y no solamente cuatro veces al año. Estaré aquí para ti, cuando me necesites.

Empecé a llorar y me abalancé a abrazarle. Este gustoso me aceptó y lo hizo con fuerza.

—Yo también te tengo que decir algo, Wade – suspiré intentando que las lágrimas se fueran. Este se alejó un poco de mi y no dejó de mirar a mis ojos, expectante.

Sabia que lo que le iba a decir era una noticia bastante importante y que iba a cambiar nuestra vida. Pero no me importaba. Estaba preparada para todo si él estaba conmigo. Quería todo con él, y quería hacerlo todo con su compañía.

— Mi amor – comencé hablando, la voz me temblaba pero sabía que este momento no podía esperar más — Vamos a ser papás.

Abrió los ojos sorprendidos y miró mi estómago. Había engordado bastant y él no se había dado ni cuenta porque siempre que nos volvíamos a ver no podía parar de mirar mis ojos. Lo conocía, y sabía que una vez más no podría parar de mirar mis ojos.

Este comenzó a llorar cuando pudo procesarlo. Puso sus rodillas en el suelo quedando a la altura de mi estómago, no tardó en besarlo.

— Me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo – Gritó abrazando mis piernas – Contigo lo quiero todo, Elizabeth. Y se que este niño crecerá con la mejor madre que haya podido existir en este planeta. Te amo tanto que me duele, mi amor.

Me agaché con un poco de dificultad y me quede a su altura, llorando con él.

— ¿Preparado para todo lo que se viene?

— Ya se me puede venir el mundo encima, que si tú estás a mi lado con ese bebé, soportaré todo lo que venga.

Sabía que no eran simplemente palabras.
Sabía que es una promesa.

WADE © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora