Yo soy la cuarta hermana (One Piece)

Capítulo 29

Intentamos esquivar a ese hombre, pero no nos fue posible. Pensábamos que lo habíamos despistado, pero no fue así. Nos atacó con su espada. Decidí que lo mejor era parar el golpe con mi cuerpo de diamante. Nada puede cortar el diamante.

-Luffy, ve tirando. -le ordené -No puedo ganarle, pero puedo entretenerle mientras tú vas avanzando. En cuanto pueda te alcanzo.

Tal y como le pedí, siguió con su camino. E yo, con mi cuerpo de diamante, seguí parando los golpes tan bien como podía.

Estuvimos un rato así, hasta que alguien vino a mi ayuda: Vista, el comandante de la quinta división, también conocido como la Espada Floreciente. Probablemente el mejor espadachín de la tripulación.

-Muchas gracias Vista. -dije -No sé cuanto tiempo más hubiera durado.

-No es ningún problema. Ahora ve rápidamente a ayudar a tu hermano.

Quise seguir avanzando, pero la Marina se dispuso a avanzar la ejecución. Al mismo tiempo, llegaron refuerzos de la Marine. Muchos pacifistas llegaron por detrás, logrando rodearnos. Estos estaban bajo las órdenes de Sentomaru, el mismo tipo gordo que nos encontramos en el Archipiélago de Sabaody.

Los robots empezaron a disparar a diestro y siniestro. Además, todos los Marines empezaron a retroceder por ningún motivo aparente.

Ignoré todo eso y seguí avanzando para poder atrapar a Luffy, pero cuando lo hice, alguien más llegó: el Almirante Kizaru. Quien pateó con fuerza a mi hermano pequeño.

Pensaba que debería luchar con el Almirante para poder seguir avanzando, pero no fue así. Cuando Luffy se levantó llegaron Jimbe junto con Namur, Blenheim, Kingdew, Haruta, Speed Jiru, Fosss e Izo, los Comandantes de las divisiones 8, 9, 11, 12, 14, 15 y 16. Quienes nos ayudaron a avanzar sin ningún tipo de problema.

Pero de repente no pude seguir corriendo, mi cuerpo se paralizó. No sabía que estaba pasando, pero un mal presentimiento recorrió mi cuerpo. Levanté la mirada, para asegurarme que Ace estaba bien. Pero él estaba pálido, mirando algo con temor, con ira. Miraba algo que estaba detrás mío.

Di media vuelta y no pude evitar que un grito desgarrador se escapara de entre mis labios. La imagen de delante mío me heló la sangre. Una espada atravesaba el abdomen de papa. Y la persona que empuñaba dicha espada, no era otro que Squard, uno de los capitanes de las tripulaciones subordinadas de papa.

Quería correr hacia papa, pero mi cuerpo no respondía.

-¡Maldito Squard! -gritó Marco mientras atacaba al traidor -¿Se puede saber por qué lo has hecho? ¡Venga! ¡Contesta antes que te mate!

Papa, quien aún estaba de pie, cayó de rodillas al suelo. Mi cuerpo volvió a responder: me transformé el fénix y volví a su lado.

-Padre, -dijo el rubio -no te muevas, por favor.

-¿Por que no acabas con toda esta mentira, Shirohige? -preguntó el traidor -Lo tienes todo pactado con la armada. Has hecho un pacto con ellos, ¿verdad? Te prometieron que dejarías vivir a Ace y a todos tus hombres, es así, ¿verdad?

-¡¿Pero qué dices?! -me exclamé -¿Cómo puedes pensar que papa haría una cosa así? -no entendía de que estaba hablando Squard, ¿por qué papa no lo destruía? Se lo merecía por atacarlo.

-Yo no sabía toda la verdad, yo no sabía que Ace era el hijo de Gol D Roger.

Squard empezó a contar una historia de antes de que el se uniera a las tripulaciones subordinadas de papa. Explicó que estaba solo, un borracho perdido. Y todo eso porque tiempo atrás Roger había muerto a toda su tripulación, toda su familia durante largos años. Dijo que papa ya sabía todo eso y le culpaba de no haberle avisado de la verdadera identidad del padre de Ace y también lo acusó de otra cosa: de querer convertir a Ace en el siguiente rey de los Piratas. ¿Por qué cada vez entendía menos lo que decía ese hombre?

Decía que se había hecho amigo de Ace y había decidido venir a rescatarlo porque no sabía de quién era hijo. Además insinuó que papa había vendido a todos los Piratas aliados a la marine a cambio de la libertad de Ace. Creía que empezaba a entender que pasaba. Habían manipulado a Squard para que traicionara a papa.

Esto quedó confirmado cuando Shirohige se acercó a él, y en vez de atacarlo, lo abrazó.

-Has sido un estúpido, pero no dejaré de quererte por eso. Querido hijo, dime quién ha sido el que ha llenado de oscuridad un corazón tan puro y tan fiel como el tuyo. ¡Confiesa quien ha sido!

-Eso me lo contó un soldado de la marine. Me dijo que si yo te mataba a ti, él ayudaría a todos lo Piratas aliados ¡Me lo dijo el Almirante Akainu!

Papa deshizo el abrazo y utilizando su poder, destrozó las olas de hielo que nos rodeaban.

Después de esto, saltó al campo de batalla. El hombre más fuerte del mundo entraba en acción.

Marco e yo nos miramos con complicidad, sabíamos que era lo que teníamos que hacer.

Pero antes de entrar en batalla, teníamos que hacer otra cosa. Algunos de los de la tripulación se estaban quejando de Squard, incluso insultándolo.

-Squard. -dijo Marco.

-¿Realmente crees que llorando lo vas a arreglar todo? -pregunté.

Squard subió la mirada y paró de llorar. Ahora estaba dispuesto a luchar.

-Y vosotros, chicos, -dije refiriéndome a los otros -dejad de criticar y seguid luchado. Si papa lo ha perdonado, nosotros no somos nadie para no hacerlo. Además, ¿creéis que Ace se salvará solo? ¡Venga!

Ahora ya podíamos volver a la lucha.

Marco e yo empezamos a destruir los cañones, fue fácil ya que aquellos quienes los manejaban eran débiles.

Sin aviso previo papa hizo un ataque de los suyos que logró que la isla entera tambaleara y que el hielo se rompiera.

Por suerte fui rápida al percatarme que Luffy estaba cayendo por una grieta y volé hasta atraparlo y dejarlo en tierra firme.

-Me has vuelto a salvar. Muchas gracias ____. ¿Pero qué tu padre no sabe que así nos puede matar a todos?

-Él lo sabe, y nosotros también. Su poder es muy destructivo. Demasiado para mi gusto. Por eso prácticamente no lo utilizo.

-Entiendo... Pero ahora tengo que seguir, venga, ¡vamos ____!

De la nada, unos muros rompieron el hielo del suelo y se alzaron hasta rodearnos y encerrarnos. Estábamos completamente rodeados por un muro enorme que parecía indestructible.