Yo soy la cuarta hermana (One Piece)

Capítulo 31

Con la compañía de Marco, me acerqué a Oars.

-Muchas gracias, Oars. -dijo este cuando estuvo delante suyo.

Yo me acerqué más, hasta colocar una mano encima de su frente. Su cuerpo aún no estaba frió del todo, pero ya estaba bien rígido.

-De verdad, muchas gracias. Te juro que lo voy a salvar, juro que tu muerte no ha sido en vano.

Di media vuelta y volvimos a la batalla

Luffy estaba luchando con un par de vicealmirantes, pero estaba destrozado, no podía ni con su propio cuerpo. No estaba acostumbrado a batallas tan largas... llevaba desde que entramos a Impel Down luchando... y ahora estaba demasiado agotado.

Vi como Kizaru intentaba darle el golpe de gracia, pero fui lo suficiente rápida para interceptarlo y proteger a mi hermanito. Pero eso ocasionó que fuera yo quien recibió el golpe. Y que no fuera capaz de parar el segundo ataque del Almirante hacia él.

Por suerte, Luffy fue a parar en manos de papa, quién recogió el muchacho ya inconsciente.

En ese instante llegaron Ivankov y Jimbe, quienes causaron tanto jaleo que incluso lograron que Luffy volviera en sí.

Este se libró del agarre de papa e intentó volver al ataque. Me coloqué delante suyo.

-¡Dejadme! ¡No tengo tiempo de esto! -gritó mientras se levantaba y me agarraba de la camiseta. El pobre estaba histérico -¡Tengo que salvar a Ace! ¡Apártate! Ace es... Ace es... ¡Ace es mi hermano! ¡¿No lo entendéis?! ¡He jurado salvarlo! ¡Y eso es lo que pienso hacer ahora!

No pude evitar que la tristeza de sus palabras inundara mi cuerpo. Mi pequeño hermano estaba sufriendo...

-Luffy... -dije acariciando su cabeza -Ya lo se, se que estás sufriendo...  -con esas palabras logré que se calmara un poco -¿Pero no ves que estás muy cansado? Tú cuerpo ya no responde. Intenta descansar un rato, así te recuperas y vuelves al ataque. ¿Qué te parece?

Intentó zafarse de mi, pero estaba tan débil que solo logró volver a caer al suelo inconsciente.

Lo levanté y lo llevé en brazos hasta unos médicos de la tripulación. Lo dejé al cuidado de esos médicos y de Jimbe y me acerqué a papa.

-Este mocoso es un caradura y un temerario, pero aún es muy joven e inconsciente. A mí también me gustan los tipos así.

Con esas palabras papa volvió al ataque con mayor intensidad que antes.

Sincronizamos nuestros ataques para aumentar el poder destructivo, pero alguien nos detuvo, alguien fue capaz de parar el ataque. Ese alguien fue el almirante Akainu.

Ese hombre... realmente no me gustaba, le tenía un cierto miedo. Era a causa de su poder, la lava. La lava era similar al poder del fuego, pero mucho más fuerte. Se parece al poder de Ace y el que yo tanto utilizo, pero el suyo era muy superior... incluso un niño sabe que la lava puede quemar él fuego.

-Ven. -dijo Marco al pasar corriendo por mi lado.

Empecé a correr detrás suyo. Íbamos camuflados por el humo y el polvo de la batalla. Sabía que es lo que quería hacer. En ningún momento me había explicado ese plan, pero lo conocía y podía entender que es lo que le pasaba por la cabeza en cada momento: íbamos a salvar a Ace de una vez por todas.

Cuando  estuvimos lo suficientemente cerca, nos convertimos en fénix y empezamos a volar hasta nuestro compañero. Nos acercábamos a él sin ningún tipo de problema ya que los proyectiles pasaban a través de nosotros, no nos podían dañar.

Parecía que íbamos a llegar,  pero no fue así. Prácticamente la última persona que pensaba que nos atacaría, lo hizo.

Marco fue derribado por un puñetazo del abuelo Garp. Malditos golpes del viejo...

Sabía que si seguía avanzando no lograría nada, esa era una misión que debíamos hacer entre dos personas. Así que di media vuelta y atrapé el comandante de la Segunda División antes de que llegara al suelo y así evitar el impacto.

-Si queréis pasar por aquí, primero vais a tener que matarme. -sentenció Garp.

-¿Estás bien Marco? -pregunté a mi compañero.

-Sí, pero menudo golpe el de ese viejo... -su comentario me hizo reír.

-¿Me lo dices o me lo cuentas? Nuestra infancia fue marcada por sus malditos golpes... pero tenemos que darnos prisa, Ace está sufriendo, es doloroso para él ver cómo nos atacan y no poder hacer nada para evitarlo.

Levanté la vista y lo encontré con la cabeza bajada hasta el suelo... todos queriéndolo salvar sin darnos cuenta de lo mal que lo estaba pasando. Estaba llorando. No quería volver a ver llorar a Ace...

Lo que pasó a continuación, pasó tan rápidamente que fui incapaz de reaccionar.

Papa, después de un ataque, se puso una mano al corazón. Aún siendo el hombre más fuerte del mundo, tenía 72 años, era un hombre mayor con problemas de corazón, había ocurrido eso que tanto nos temíamos. Papa empezó a toser sangre, esto causó que todos bajásemos al guardia.

Marco intentó ir a socorrerlo, pero al correr hacia papa, Kizaru lo aprovechó para atacarlo por la espalda y herirlo gravemente.

Como si no fuera poco, Jozu también bajo la guardia y Aokiji logró congelarlo.

No sabía que hacer, a quien debía ayudar primero. Decidí ir hacia Jozu. Al tener el poder del fuego, tenía una clara ventaja ante Aokiji y su hielo, así que no me causó ninguna dificultad descongelarlo.

Ahora que Jozu estaba a salvo, mi intención era ir a ayudar a alguien más, pero eso no fue posible.

Al girarme vi al Almirante Akainu golpear con brutalidad a papa.

Un grito de furia hizo tambalear la isla entera. Luffy volvía estar listo para pelear. El rey Iva le había inyectado una de sus hormonas para que pudiera seguir luchando.

Era bueno que Luffy volviera a estar activo, pero ahora mis prioridades eran Marco y papa.

Ataqué a Kizaru, así Marco tendría tiempo de recuperarse y de ayudar a papa, pero de la nada apareció un Vice-Almirante que agarró a Marco y le puso unas esposas de Kairoseki. Ahora Marco ya no se podría recuperar con sus poder.

Debía buscar la forma de abrir las esposas, pero solo se me ocurrió una forma... buscar a Mr. 3 para que creara una llave de cera. ¿Pero dónde narices estaba ese hombre ahora que lo necesitaba?